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Mostrando entradas con la etiqueta Primavera. Mostrar todas las entradas
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jueves, 25 de julio de 2024

La danza del colibrí


 

En el jardín de la vida,

donde las flores susurran,

un pequeño colibrí danza,

suave brisa, dulce y pura.


Con alas de terciopelo,

que vibran en un suspiro,

se mueve de flor en flor,

como un delicado giro.


El sol besa sus colores,

iridiscente esplendor,

cada pluma es un destello,

en un mágico fulgor.


Sus ojos, dos luceros,

que brillan con alegría,

reflejan el cielo abierto,

y la promesa del día.


El néctar es su tesoro,

dulzura que lo embriaga,

en cada vuelo ligero,

una canción deshilvana.


Danza, colibrí divino,

en tu frenesí de amor,

celebra la vida plena,

en un eterno fervor.


Tu vuelo es un poema,

escrito en el aire azul,

con cada aleteo dices,

que la vida es un festín.


En el jardín de la vida,

donde las flores susurran,

un pequeño colibrí danza,

y su espíritu perdura.


lunes, 22 de julio de 2024

A un Cerezo


 

Bajo el cielo de primavera,

te alzas majestuoso, cerezo en flor,

con tus pétalos de nieve y rosa,

un suspiro del alba, un canto al amor.


Tu tronco firme, testigo de tiempos,

raíces profundas que abrazan la tierra,

hojas que bailan al son del viento,

en un ballet etéreo, en una danza sincera.


Cada flor que brota es una promesa,

una historia contada en silencios sutiles,

de amores fugaces, de sueños y besos,

de noches estrelladas y mañanas gentiles.


Eres poema en la quietud del parque,

un cuadro vivo, un susurro eterno,

bajo tu sombra, los amantes se encuentran,

y los niños ríen, en un juego tierno.


Tus ramas se extienden como brazos abiertos,

abrazando la vida, celebrando el día,

eres esperanza en el ciclo del tiempo,

un recordatorio de la eterna alegría.


Oh, cerezo en flor, símbolo de belleza,

fragilidad y fuerza en armonía,

tu existencia es breve, pero deja huella,

en el corazón de quien te mira, en su fantasía.


Que el viento lleve lejos tus pétalos caídos,

semillas de esperanza, de amor compartido,

y que cada primavera nos recuerde a todos,

la magia de vivir, el milagro florido.







lunes, 15 de julio de 2024

Poema a un Lirio


 

En el jardín, entre hojas verdes,
brilla un lirio, altivo y puro,
como estrella en la noche, ardiendo,
silencioso y seguro.

Delicada es tu forma esbelta,
nacida de la tierra, bendita,
y al verte, el alma se aquieta,
en tu paz infinita.

Blanca flor, cual nieve eterna,
tu fragancia al viento entrega,
en tu sencillez, tan tierna,
la pureza se despliega.

Guardas secretos antiguos,
del sol, del agua y del viento,
con tu silencio me indicas
el camino del contento.

En ti veo la esperanza,
el renacer en primavera,
la belleza en la mudanza,
la vida que siempre espera.

Lirio, espejo del cielo,
en tu blancura me hallo,
eres el eco de un anhelo,
la calma en cada paso.

Floreces sin vanidad,
sin alardes, sin presura,
enseñándonos verdad,
en tu humilde hermosura.

Así, en tu sencillo canto,
lirio del campo, amado,
se encuentra el encanto santo
de un amor siempre callado.






viernes, 24 de mayo de 2024

Canto del riachuelo


En la orilla del riachuelo,
donde el sol brilla en primavera,
danza el agua, como un velo,
tejiendo sueños, tan ligera.

Cantan los pájaros, sus trinos,
melodía de la vida nueva,
y en los verdes campos divinos,
el viento susurra y renueva.

El riachuelo, serpenteante,
canta una canción serena,
su murmullo, siempre constante,
abraza la luz que lo llena.

Los cerezos en flor se inclinan,
sobre el espejo cristalino,
sus pétalos caen y se combinan,
con el fluir dulce y divino.

La vida despierta en su cauce,
una sinfonía de colores,
y el agua, que nunca se encauce,
refleja todos sus amores.

Así, en la paz de la mañana,
con el sol que todo ilumina,
el riachuelo canta y engalana,
la eterna danza que fascina.

Un canto de esperanza y vida,
del renacer que trae la estación,
en el riachuelo se anida,
una eterna y dulce canción.








miércoles, 22 de mayo de 2024

A una Mariquita


Pequeña joya del prado,
delicada y escarlata,
pintas de negro bordado,
que en la hoja te desatas.

Vuelas libre en la mañana,
como un punto que se eleva,
de la flor a la ventana,
danza tierna que se nieva.

Entre pétalos y sueños,
recorres tu breve viaje,
sin pensar en los pequeños,
obstáculos de tu paisaje.

Sol de mediodía brilla,
en tu armadura tan frágil,
eres la vida sencilla,
un milagro diminuto y ágil.

Mariquita, mensajera,
de la suerte y la alegría,
tu presencia siempre espera,
el alma que se extravía.

 

viernes, 17 de mayo de 2024

La Abeja


 

Pequeña obrera del día,
con tu zumbido de oro,
vuela en el campo, gira,
busca el néctar en su tesoro.

En cada flor un misterio,
cada pétalo un rincón,
de dulces susurros etéreos,
y polen en su sazón.

Eres guardiana del verde,
del ciclo eterno y sereno,
sin tu danza, se pierde
el fruto, el pan, y el renuevo.

En la colmena el orden,
la vida en comunión,
trabajas sin desorden,
en constante devoción.

No hay descanso en tu vuelo,
ni en la noche ni en el día,
tu labor es un anhelo,
de la naturaleza, poesía.

De flor en flor viajas ligera,
tejiendo hilos invisibles,
en un jardín sin frontera,
con tus labores infatigables.

Abeja, símbolo de esfuerzo,
del trabajo y la unidad,
tu zumbido es un verso,
en la canción de la eternidad.

Pequeña, pero grandiosa,
tu misión es vital,
en tu danza armoniosa,
reside la esencia floral.








lunes, 21 de enero de 2019

Quiero



Quiero el consuelo de tu carne
un beso de amor anhelo de tus labios
una palabra minúscula
que se abrace a las sombras
en el libérame del ensueño
anhelo el yo de las tardes
que se abrazan en tus ojos
quiero tus dedos salados
en esta ausencia flotante
donde los arboles de siempre
se divinizan en el minúsculo tatuaje
de tu sombra que palpita
gozosa en mis brazos
en este simulacro de oraciones
donde tu parecido y el mío
llenan de tibieza el arcén del crepúsculo
luego existimos entre la realidad
y la prueba humedecida de tus ojos.

Abel Sandoval Ormeño

viernes, 18 de enero de 2019

La abadesa



Por el jardín paseaba la Abadesa
Leyendo una oración de su breviario
Sus ojos eran de un azul turquesa,
Su tez como el marfil de su rosario.

Así cruzaba la divina obsesa,
Defendida de un mal imaginario,
Por aquel corazón que su pureza
Bordara en su bendito escapulario.

Junto a la hoja sagrada que leía,
Tierna recordación, simbolizada
En una seca flor la entristecía.

Cesó su labio de moverse en rezo,
Su pena se vertió cristalizada,
Y en la cruz y en la flor puso su beso.

Abel Alarcón


jueves, 1 de diciembre de 2016

El mar



Como invento de la mano divina,
que se parece al cielo sin llegar a serlo,
como bailarín con su danza matutina,
que todos los delfines se gozan de tenerlo...
así es el mar.

Cantando sus hermosas melodías,
que se acompañan del atardecer y sus encantos
y mezclan sus hermosas sinfonías,
envolviéndose en las aguas cual si fueran mantos...
así es el mar.

Pareja de la luna que vive enamorada,
desprendiendo destellos de amor y de esperanza,
hogar de los peces y la sirena adornada
con algas de ternura y de confianza...
así es el mar.

Como espía que no duerme y que vigila
al anochecer que se acerca tiernamente,
como escenario que abre sus cortinas
y que luego las cierra lentamente...
así es el mar.

lunes, 6 de julio de 2015

En la encrucijada





Ves que apenas te quedan
Algunas esperanzas por cumplir.
Has quemado los años de la vida
Mejores para ti.

Hablemos del presente, lo que importa
En este día gris
En que todo parece haberle dado
La espalda al porvenir.

Dentro de algunos años, será tarde
Para empezar a hablar.
Si de poco nos sirven las palabras,
De poco servirán.

No pierdas la esperanza, acepta siempre
La vida como va.
Porque quizá cambiemos de destino,
Como puede cambiarse
De nombre y de ciudad.





domingo, 21 de junio de 2015

Canción de otoño en primavera



La vida
No volverá a ser sombra o paraíso,
Sino tan sólo un orden
En el que no serás feliz ni desdichado,
Acorde con los años que te quedan.

Como una biblioteca arrinconada
Cuyos últimos libros
Verás casi por alto,
Sin esperar ningún deslumbramiento.

Aunque tal vez en eso
Esté lo que tú buscas, en la paz
De la rutina y de la certidumbre
Ajena a la aventura.
Serán días monótonos
Que vayan preparando
La sorpresa final que los disuelva.



jueves, 28 de agosto de 2014

POESÍA



Eres la compañía con quien hablo
de pronto, a solas.
te forman las palabras
que salen del silencio
y del tanque de sueño en que me ahogo
libre hasta despertar.
Tu mano metálica
endurece la prisa de mi mano
y conduce la pluma
que traza en el papel su litoral.
Tu voz, hoz de eco
es el rebote de mi voz en el muro,
y en tu piel de espejo
me estoy mirando mirarme por mil Argos,
por mí largos segundos.
Pero el menor ruido te ahuyenta
y te veo salir
por la puerta del libro
o por el atlas del techo,
por el tablero del piso,
o la página del espejo,
y me dejas
sin más pulso ni voz y sin más cara,
sin máscara como un hombre desnudo
en medio de una calle de miradas.


miércoles, 26 de febrero de 2014

Despertar


Dormimos, soñé la Tierra 
del Sur, soñé el Valle entero, 
el pastal, la viña crespa, 
y la gloria de los huertos. 
¿Qué soñaste tú mi Niño 
con cara tan placentera? 

Vamos a buscar chañares 
hasta que los encontremos, 
y los guillaves prendidos 
a unos quioscos del infierno. 
El que más coge convida 
a otros dos que no cogieron. 
Yo no me espino las manos 
de niebla que me nacieron. 
Hambre no tengo, ni sed y 
sin virtud doy o cedo. 
¿A qué agradecerme así 
fruto que tomo y entrego?


Gabriela Mistral

sábado, 22 de febrero de 2014

Caracol



En la playa he encontrado un caracol de oro 
macizo y recamado de las perlas más finas; 
Europa le ha tocado con sus manos divinas 
cuando cruzó las ondas sobre el celeste toro. 

He llevado a mis labios el caracol sonoro 
y he suscitado el eco de las dianas marinas, 
le acerqué a mis oídos y las azules minas 
me han contado en voz baja su secreto tesoro. 

Así la sal me llega de los vientos amargos 
que en sus hinchadas velas sintió la nave Argos 
cuando amaron los astros el sueño de Jasón; 

y oigo un rumor de olas y un incógnito acento 
y un profundo oleaje y un misterioso viento... 
(El caracol la forma tiene de un corazón.)


Rubén Darío

jueves, 20 de febrero de 2014

Canción de carnaval


Musa, la máscara apresta, 
ensaya un aire jovial 
y goza y ríe en la fiesta 
del Carnaval. 

Ríe en la danza que gira, 
muestra la pierna rosada, 
y suene, como una lira, 
tu carcajada. 

Para volar más ligera 
ponte dos hojas de rosa, 
como hace tu compañera 
la mariposa. 

Y que en tu boca risueña, 
que se une al alegre coro, 
deje la abeja porteña 
su miel de oro. 

Únete a la mascarada, 
y mientras muequea un clown 
con la faz pintarrajeada 
como Frank Brown; 

mientras Arlequín revela 
que al prisma sus tintes roba 
y aparece Pulchinela 
con su joroba, 

di a Colombina la bella 
lo que de ella pienso yo, 
y descorcha una botella 
para Pierrot. 

Que él te cuente cómo rima 
sus amores con la Luna 
y te haga un poema en una 
pantomima. 

Da al aire la serenata, 
toca el auro bandolín, 
lleva un látigo de plata 
para el spleen. 

Sé lírica y sé bizarra; 
con la cítara sé griega; 
o gaucha, con la guitarra 
de Santos Vega. 

Mueve tu espléndido torso 
por las calles pintorescas, 
y juega y adorna el Corso 
con rosas frescas. 

De perlas riega un tesoro 
de Andrade en el regio nido, 
y en la hopalanda de Guido, 
polvo de oro. 

Penas y duelos olvida, 
canta deleites y amores; 
busca la flor de las flores 
por Florida: 

Con la armonía te encantas 
de las rimas de cristal, 
y deshojas a sus plantas, 
un madrigal. 

Piruetea, baila, inspira 
versos locos y joviales; 
celebre la alegre lira 
los carnavales. 

Sus gritos y sus canciones, 
sus comparsas y sus trajes, 
sus perlas, tintes y encajes 
y pompones. 

Y lleve la rauda brisa, 
sonora, argentina, fresca, 
¡la victoria de tu risa 
funambulesca!


Rubén Darío

miércoles, 19 de febrero de 2014

Balada de mi nombre


El nombre mío que he perdido, 
¿dónde vive, dónde prospera? 
Nombre de infancia, gota de leche, 
rama de mirto tan ligera. 

De no llevarme iba dichoso 
o de llevar mi adolescencia 
y con él ya no camino 
por campos y por praderas. 

Llanto mío no conoce 
y no la quemó mi salmuera; 
cabellos blancos no me ha visto, 
ni mi boca con acidia, 
y no me habla si me encuentra. 

Pero me cuentan que camina 
por las quiebras de mi montaña 
tarde a la tarde silencioso 
y sin mi cuerpo y vuelto mi alma.

Gabriela Mistral

Canción amarga



¡Ay! ¡Juguemos, hijo mío, 
a la reina con el rey! 

Este verde campo es tuyo. 
¿De quién más podría ser? 
Las oleadas de la alfalfa 
para ti se han de mecer. 

Este valle es todo tuyo. 
¿De quién más podría ser? 
Para que los disfrutemos 
los pomares se hacen miel. 

(¡Ay! ¡No es cierto que tiritas 
como el Niño de Belén 
y que el seno de tu madre 
se secó de padecer!) 

El cordero está espesando 
el vellón que he de tejer. 
Y son tuyas las majadas, 
¿De quién más podrían ser? 

Y la leche del establo 
que en la ubre ha de correr, 
y el manojo de las mieses 
¿de quién más podrían ser? 

(¡Ay! ¡No es cierto que tiritas 
como el Niño de Belén 
y que el seno de tu madre 
se secó de padecer!) 

¡Sí! ¡Juguemos, hijo mío, 
a la reina con el rey!

Gabriela Mistral

Balada


Él pasó con otra; 
yo le vi pasar. 
Siempre dulce el viento 
y el camino en paz. 
¡Y estos ojos míseros 
le vieron pasar! 

Él va amando a otra 
por la tierra en flor. 
Ha abierto el espino; 
pasa una canción. 
¡Y él va amando a otra 
por la tierra en flor! 

El besó a la otra 
a orillas del mar; 
resbaló en las olas 
la luna de azahar. 
¡Y no untó mi sangre 
la extensión del mar! 

El irá con otra 
por la eternidad. 
Habrá cielos dulces. 
(Dios quiera callar.) 
¡Y él irá con otra 
por la eternidad!


Gabriela Mistral

lunes, 17 de febrero de 2014

A Colón


¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América, 
tu india virgen y hermosa de sangre cálida, 
la perla de tus sueños, es una histérica 
de convulsivos nervios y frente pálida. 

Un desastroso espirítu posee tu tierra: 
donde la tribu unida blandió sus mazas, 
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra, 
se hieren y destrozan las mismas razas. 

Al ídolo de piedra reemplaza ahora 
el ídolo de carne que se entroniza, 
y cada día alumbra la blanca aurora 
en los campos fraternos sangre y ceniza. 

Desdeñando a los reyes nos dimos leyes 
al son de los cañones y los clarines, 
y hoy al favor siniestro de negros reyes 
fraternizan los Judas con los Caínes. 

Bebiendo la esparcida savia francesa 
con nuestra boca indígena semiespañola, 
día a día cantamos la Marsellesa 
para acabar danzando la Carmañola. 

Las ambiciones pérfidas no tienen diques, 
soñadas libertades yacen deshechas. 
¡Eso no hicieron nunca nuestros caciques, 
a quienes las montañas daban las flechas! . 

Ellos eran soberbios, leales y francos, 
ceñidas las cabezas de raras plumas; 
¡ojalá hubieran sido los hombres blancos 
como los Atahualpas y Moctezumas! 

Cuando en vientres de América cayó semilla 
de la raza de hierro que fue de España, 
mezcló su fuerza heroica la gran Castilla 
con la fuerza del indio de la montaña. 

¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactas 
no reflejaran nunca las blancas velas; 
ni vieran las estrellas estupefactas 
arribar a la orilla tus carabelas! 

Libre como las águilas, vieran los montes 
pasar los aborígenes por los boscajes, 
persiguiendo los pumas y los bisontes 
con el dardo certero de sus carcajes. 

Que más valiera el jefe rudo y bizarro 
que el soldado que en fango sus glorias finca, 
que ha hecho gemir al zipa bajo su carro 
o temblar las heladas momias del Inca. 

La cruz que nos llevaste padece mengua; 
y tras encanalladas revoluciones, 
la canalla escritora mancha la lengua 
que escribieron Cervantes y Calderones. 

Cristo va por las calles flaco y enclenque, 
Barrabás tiene esclavos y charreteras, 
y en las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque 
han visto engalonadas a las panteras. 

Duelos, espantos, guerras, fiebre constante 
en nuestra senda ha puesto la suerte triste: 
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante, 
ruega a Dios por el mundo que descubriste!


Rubén Darío


domingo, 16 de febrero de 2014

Certificado de existencia


Ah ¿quién me salvara de existir?
Fernando Pessoa

Dijo el fulano presuntuoso /
hoy en el consulado
obtuve el habitual
certificado de existencia

consta aquí que estoy vivo
de manera que basta de calumnias

este papel soberbio / irrefutable
atestigua que existo

si me enfrento al espejo
y mi rostro no está
aguantaré sereno
despejado

¿no llevo acaso en la cartera
mi recién adquirido
mi flamante
certificado de existencia?

vivir / después de todo
no es tan fundamental
lo importante es que alguien
debidamente autorizado
certifique que uno
probadamente existe

cuando abro el diario y leo
mi propia necrológica
me apena que no sepan
qu estoy en condiciones
de mostrar dondequiera
y a quien sea
un vigente prolijo y minucioso
certificado de existencia

existo
luego pienso

¿cuántos zutanos andan por la calle
creyendo que están vivos
cuando en rigor carecen del genuino
irremplazable
soberano
certificado de existencia?


Mario Benedetti