Create your own banner at mybannermaker.com!
Mostrando entradas con la etiqueta beso. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta beso. Mostrar todas las entradas

miércoles, 17 de abril de 2024

Mirada cómplice


 

En la cadencia de un suspiro,
en el brillo de dos ojos,
se teje un lazo invisible,
un vínculo que enreda abismos.

Es la mirada cómplice,
que sin palabras expresa tanto,
un idioma sin diccionario,
pero cargado de encanto.

En su silente entendimiento,
se esconde un universo entero,
donde los corazones dialogan
sin necesidad de parlamento.

Es un encuentro de almas,
un baile de complicidad,
donde se desnudan los miedos
y se abrazan en la oscuridad.

En esa mirada cómplice,
se encuentra un hogar secreto,
un refugio en medio del caos,
un oasis en el desierto.

Es un pacto sin contrato,
un juramento sin testigos,
una promesa que perdura
más allá de los abrigos.

En cada destello furtivo,
se revela un mundo nuevo,
un sendero que ambos transitan,
un destino compartido, un sueño.

Así, en esa mirada cómplice,
se escriben historias sin final,
donde dos almas se encuentran,
y se reconocen en su verdad.






viernes, 19 de agosto de 2016

El mar




Como invento de la mano divina,
que se parece al cielo sin llegar a serlo,
como bailarín con su danza matutina,
que todos los delfines se gozan de tenerlo...
así es el mar.

Cantando sus hermosas melodías,
que se acompañan del atardecer y sus encantos
y mezclan sus hermosas sinfonías,
envolviéndose en las aguas cual si fueran mantos...
así es el mar.

Pareja de la luna que vive enamorada,
desprendiendo destellos de amor y de esperanza,
hogar de los peces y la sirena adornada
con algas de ternura y de confianza...
así es el mar.

Como espía que no duerme y que vigila
al anochecer que se acerca tiernamente,
como escenario que abre sus cortinas
y que luego las cierra lentamente...
así es el mar.


jueves, 14 de mayo de 2015

Dialéctica




No hay voluntad de persistir sobre este asunto 
No quiero hablar 
sobre posibles razones respecto 
de mi comportamiento: te acaricié 
como si estuviera repasando con el dorso de una mano 
las miguitas de la mesa 
hasta la palma de la mano contraria y no tengo 
más que amor para darte


viernes, 8 de mayo de 2015

Arveja negra



Tengo un problema:
arranqué los ojos de mi muñeca
y ya no ve. Desde el noveno piso
lancé con ímpetu al patio interno
de mi vecina un ojito, el izquierdo.
En una alcantarilla, único
ojo abierto que permite
entrar a la imagen hecha cuerpo;
es de saliva poderosa
seduce agresiva cualquier intento
de entrega externa, la convierte
en interna destrucción. Allí
abandoné el otro ojo que rodó
como una arveja negra.
Mi muñeca: muñón del alma mía
no está ciega, es simple
no tiene en la cara ojos 
y su cabeza recuerda 
pequeño el patio que se agiganta
a gran velocidad, un agujero.
Yo le muestro
determinada cantidad de dedos, ¿cuántos
hay? le saco la lengua, me burlo
lloro en silencio y no lo nota, la amenazo
y nunca tiembla: Ojos que no ven
corazón que no siente. Necesito
dos ojos, o un corazón
autosuficiente. Mi lágrima no sabe
parir otros, mi problema es
operar en el hueco
de la mirada. No,
caer en él.


sábado, 2 de mayo de 2015

La Esperanza



Escrita por mi hija Carol

Arrasas mi alma cual manto de lava
Derrites mi ser,aceleras mi paso
Y ya no hay freno que pare
Este tremendo arrebato
Furia que surge,empuje y asalto
Domina mi cuerpo y mente
Posee todo el encanto
Del fuego y y la explosión
Del oleaje,del viento,del sol
Del coraje,del deseo,
Es aquello la pasión
Que arrastra las almas al fondo
Que las eleva en su honor
Y que si desaparece
No habra motivo 
No habra razon
De la entrega ni el delirio
De buscar una razón
Para morir poco a poco
Para encontrar el amor
para ver cada mañana
Como nace una ilusión.

Carol G.


lunes, 29 de diciembre de 2014

ANTÍFONA



Ven, reina de los besos, flor de la orgía, 
amante sin amores, sonrisa loca... 
Ven, que yo sé la pena de tu alegría 
y el rezo de amargura que hay en tu boca.

Yo no te ofrezco amores que tú no quieres; 
conozco tu secreto, virgen impura; 
Amor es enemigo de los placeres 
en que los dos ahogamos nuestra amargura.

Amarnos... ¡Ya no es tiempo de que me ames! 
A ti y a mí nos llevan olas sin leyes. 
¡Somos, a un mismo tiempo, santos e infames; 
somos, a un tiempo mismo, pobres y reyes!

¡Bah!  Yo sé que los mismos que nos adoran 
en el fondo nos guardan igual desprecio. 
Y justas son las voces que nos desdoran... 
Lo que vendemos ambos no tiene precio.

Así, los dos: tú, amores, yo poesía, 
damos por oro a un mundo que despreciamos... 
¡Tú, tu cuerpo de diosa; yo, el alma mía!... 
Ven y reiremos juntos mientras lloramos.

Joven quiere en nosotros Naturaleza 
hacer, entre poemas y bacanales, 
el imperial regalo de la belleza, 
luz, a la oscura senda de los mortales.

¡Ah! Levanta la frente, flor siempre viva, 
que das encanto, aroma, placer, colores... 
Diles, con esa fresca boca lasciva..., 
¡que no son de este mundo nuestros amores!

Igual camino en suerte nos ha cabido, 
un ansia igual nos lleva que no se agota, 
hasta que se confundan en el olvido, 
tu hermosura podrida, mi lira rota.

Crucemos nuestra calle de la Amargura 
levantadas las frentes, juntas las manos... 
¡Ven tú conmigo, reina de la hermosura! 
¡Hetairas y poetas somos hermanos!




lunes, 3 de noviembre de 2014

A un día de verano compararte



¿A un día de verano compararte?
Más hermosura y suavidad posees.
Tiembla el brote de mayo bajo el viento
y el estío no dura casi nada.

A veces demasiado brilla el ojo solar
y otras su tez de oro se apaga;
toda belleza alguna vez declina,
ajada por la suerte o por el tiempo.

Pero eterno será el verano tuyo.
No perderás la gracia, ni la Muerte
se jactará de ensombrecer tus pasos

cuando crezcas en versos inmortales.
Vivirás mientras alguien vea y sienta
y esto pueda vivir y te dé vida.

William Shakespeare

(Versión de Alejandro Araoz Fraser)

viernes, 15 de agosto de 2014

NOCTURNO DE LOS ÁNGELES

Se diría que las calles fluyen dulcemente en la noche.
Las luces no son tan vivas que logren desvelar el secreto,
el secreto que los hombres que van y vienen conocen,
porque todos están en el secreto
y nada se ganaría con partirlo en mil pedazos
si, por el contrario, es tan dulce guardarlo
y compartirlo sólo con la persona elegida.

Si cada uno dijera en un momento dado,
en sólo una palabra, lo que piensa,
las cinco letras del DESEO formarían una enorme cicatriz luminosa,
una constelación más antigua, más viva aún que las otras.
Y esa constelación sería como un ardiente sexo
en el profundo cuerpo de la noche,
o, mejor, como los Gemelos que por vez primera en la vida
se miraran de frente, a los ojos, y se abrazaran ya para siempre.

De pronto el río de la calle se puebla de sedientos seres,
caminan, se detienen, prosiguen.
Cambian miradas, atreven sonrisas,
forman imprevistas parejas...

Hay recodos y bancos de sombra,
orillas de indefinibles formas profundas
y súbitos huecos de luz que ciega
y puertas que ceden a la presión más leve.

El río de la calle queda desierto un instante.
Luego parece remontar de sí mismo
deseoso de volver a empezar.
Queda un momento paralizado, mudo, anhelante
como el corazón entre dos espasmos.

Pero una nueva pulsación, un nuevo latido
arroja al río de la calle nuevos sedientos seres.
Se cruzan, se entrecruzan y suben.
Vuelan a ras de tierra.
Nadan de pie, tan milagrosamente
que nadie se atrevería a decir que no caminan.

¡Son los ángeles!
Han bajado a la tierra
por invisibles escalas.
Vienen del mar, que es el espejo del cielo,
en barcos de humo y sombra,
a fundirse y confundirse con los mortales,
a rendir sus frentes en los muslos de las mujeres,
a dejar que otras manos palpen sus cuerpos febrilmente,
y que otros cuerpos busquen los suyos hasta encontrarlos
como se encuentran al cerrarse los labios de una misma boca,
a fatigar su boca tanto tiempo inactiva,
a poner en libertad sus lenguas de fuego,
a decir las canciones, los juramentos, las malas palabras
en que los hombres concentran el antiguo misterio
de la carne, la sangre y el deseo.
Tienen nombres supuestos, divinamente sencillos.
Se llaman Dick o John, o Marvin o Louis.
En nada sino en la belleza se distinguen de los mortales.
Caminan, se detienen, prosiguen.
Cambian miradas, atreven sonrisas.
Forman imprevistas parejas.

Sonríen maliciosamente al subir en los ascensores de los hoteles
donde aún se practica el vuelo lento y vertical.
En sus cuerpos desnudos hay huellas celestiales;
signos, estrellas y letras azules.
Se dejan caer en las camas, se hunden en las almohadas
que los hacen pensar todavía un momento en las nubes.
Pero cierran los ojos para entregarse mejor a los goces de su encarnación misteriosa,
y, cuando duermen, sueñan no con los ángeles sino con los mortales.



jueves, 14 de agosto de 2014

NOCTURNO DE LA ESTATUA



Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera
y el grito de la estatua desdoblando la esquina.
Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,
querer tocar el grito y sólo hallar el eco,
querer asir el eco y encontrar sólo el muro
y correr hacia el muro y tocar un espejo.
Hallar en el espejo la estatua asesinada,
sacarla de la sangre de su sombra,
vestirla en un cerrar de ojos,
acariciarla como a una hermana imprevista
y jugar con las flechas de sus dedos
y contar a su oreja cien veces cien cien veces
hasta oírla decir: «estoy muerta de sueño».

miércoles, 13 de agosto de 2014

INVENTAR LA VERDAD


Pongo el oído atento al pecho,
como, en la orilla, el caracol al mar.
Oigo mi corazón latir sangrando
y siempre y nunca igual.
Sé por qué late así, pero no puedo
decir por qué será.

Si empezara a decirlo con fantasmas
de palabras y engaños al azar,
llegaría, temblando de sorpresa,
a inventar la verdad:
¡Cuando fingí quererte, no sabía
que te quería ya!


butterly rose



viernes, 8 de agosto de 2014

AMOR CONDUSSE NOI AD UNA MORTE



Amar es una angustia, una pregunta,
una suspensa y luminosa duda;
es un querer saber todo lo tuyo
y a la vez un temor de al fin saberlo.

Amar es reconstruir, cuando te alejas,
tus pasos, tus silencios, tus palabras,
y pretender seguir tu pensamiento
cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.

Amar es una cólera secreta,
una helada y diabólica soberbia.

Amar es no dormir cuando en mi lecho
sueñas entre mis brazos que te ciñen,
y odiar el sueño en que, bajo tu frente,
acaso en otros brazos te abandonas.

Amar es escuchar sobre tu pecho,
hasta colmar la oreja codiciosa,
el rumor de tu sangre y la marea
de tu respiración acompasada.

Amar es absorber tu joven savia
y juntar nuestras bocas en un cauce
hasta que de la brisa de tu aliento
se impregnen para siempre mis entrañas.

Amar es una envidia verde y muda,
una sutil y lúcida avaricia.

Amar es provocar el dulce instante
en que tu piel busca mi piel despierta;
saciar a un tiempo la avidez nocturna
y morir otra vez la misma muerte
provisional, desgarradora, oscura.

Amar es una sed, la de la llaga
que arde sin consumirse ni cerrarse,
y el hambre de una boca atormentada
que pide más y más y no se sacia.

Amar es una insólita lujuria
y una gula voraz, siempre desierta.

Pero amar es también cerrar los ojos,
dejar que el sueño invada nuestro cuerpo
como un río de olvido y de tinieblas,
y navegar sin rumbo, a la deriva:
porque amar es, al fin, una indolencia.





viernes, 28 de febrero de 2014

Rima III



Sacudimiento extraño 
que agita las ideas, 
como huracán que empuja 
las olas en tropel. 

Murmullo que en el alma 
se eleva y va creciendo 
como volcán que sordo 
anuncia que va a arder. 

Deformes siluetas 
de seres imposibles; 
paisajes que aparecen 
como al través de un tul. 

Colores que fundiéndose 
remedan en el aire 
los átomos del iris 
que nadan en la luz. 

Ideas sin palabras, 
palabras sin sentido; 
cadencias que no tienen 
ni ritmo ni compás. 

Memorias y deseos 
de cosas que no existen; 
accesos de alegría, 
impulsos de llorar. 

Actividad nerviosa 
que no halla en qué emplearse; 
sin riendas que le guíen, 
caballo volador. 

Locura que el espíritu 
exalta y desfallece, 
embriaguez divina 
del genio creador... 
Tal es la inspiración. 

Gigante voz que el caos 
ordena en el cerebro 
y entre las sombras hace 
la luz aparecer. 

Brillante rienda de oro 
que poderosa enfrena 
de la exaltada mente 
el volador corcel. 

Hilo de luz que en haces 
los pensamientos ata; 
sol que las nubes rompe 
y toca en el zenít. 

Inteligente mano 
que en un collar de perlas 
consigue las indóciles 
palabras reunir. 

Armonioso ritmo 
que con cadencia y número 
las fugitivas notas 
encierra en el compás. 

Cincel que el bloque muerde 
la estatua modelando, 
y la belleza plástica 
añade a la ideal. 

Atmósfera en que giran 
con orden las ideas, 
cual átomos que agrupa 
recóndita atracción. 

Raudal en cuyas ondas 
su sed la fiebre apaga, 
oasis que al espíritu 
devuelve su vigor... 
Tal es nuestra razón. 

Con ambas siempre en lucha 
y de ambas vencedor, 
tan sólo al genio es dado 
a un yugo atar las dos.

Gustavo Adolfo Bécquer

Rima II


Saeta que voladora 
cruza, arrojada al azar, 
y que no se sabe dónde 
temblando se clavará; 

hoja que del árbol seca 
arrebata el vendaval, 
sin que nadie acierte el surco 
donde al polvo volverá; 

gigante ola que el viento 
riza y empuja en el mar, 
y rueda y pasa, y se ignora 
qué playa buscando va; 

luz que en cercos temblorosos 
brilla, próxima a expirar, 
y que no se sabe de ellos 
cuál el último será; 

eso soy yo, que al acaso 
cruzo el mundo sin pensar 
de dónde vengo ni a dónde 
mis pasos me llevarán.

Gustavo Adolfo Bécquer

jueves, 27 de febrero de 2014

Amorosa anticipación


Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta 
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña, 
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios 
serán favor tan misterioso 
como el mirar tu sueño implicado 
en la vigilia de mis brazos. 
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño, 
quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige, 
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes, 
Arrojado a quietud 
divisaré esa playa última de tu ser 
y te veré por vez primera, quizá, 
como Dios ha de verte, 
desbaratada la ficción del Tiempo 
sin el amor, sin mí.


Jorge Luis Borges



El amor nuevo



Todo amor nuevo que aparece 
nos ilumina la existencia, 
nos la perfuma y enflorece. 

En la más densa oscuridad 
toda mujer es refulgencia 
y todo amor es claridad. 
Para curar la pertinaz 
pena, en las almas escondida, 
un nuevo amor es eficaz; 
porque se posa en nuestro mal 
sin lastimar nunca la herida, 
como un destello en un cristal. 

Como un ensueño en una cuna, 
como se posa en la rüina 
la piedad del rayo de la luna. 
como un encanto en un hastío, 
como en la punta de una espina 
una gotita de rocío... 

¿Que también sabe hacer sufrir? 
¿Que también sabe hacer llorar? 
¿Que también sabe hacer morir? 

-Es que tú no supiste amar...


Amado Nervo

miércoles, 19 de febrero de 2014

Año nuevo



A las doce de la noche, por las puertas de la gloria 
y al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre, 
sale en hombros de cuatro ángeles, y en su silla gestatoria, 
San Silvestre. 

Más hermoso que un rey mago, lleva puesta la tiara, 
de que son bellos diamantes Sirio, Arturo y Orión; 
y el anillo de su diestra hecho cual si fuese para 
Salomón. 

Sus pies cubren los joyeles de la Osa adamantina, 
y su capa raras piedras de una ilustre Visapur; 
y colgada sobre el pecho resplandece la divina 
Cruz del Sur. 

Va el pontífice hacia Oriente; ¿va a encontrar el áureo barco 
donde al brillo de la aurora viene en triunfo el rey Enero? 
Ya la aljaba de Diciembre se fue toda por el arco 
del Arquero. 

A la orilla del abismo misterioso de lo Eterno 
el inmenso Sagitario no se cansa de flechar; 
le sustenta el frío Polo, lo corona el blanco Invierno 
y le cubre los riñones el vellón azul del mar. 

Cada flecha que dispara, cada flecha es una hora; 
doce aljabas cada año para él trae el rey Enero; 
en la sombra se destaca la figura vencedora 
del Arquero. 

Al redor de la figura del gigante se oye el vuelo 
misterioso y fugitivo de las almas que se van, 
y el ruido con que pasa por la bóveda del cielo 
con sus alas membranosas el murciélago Satán. 

San Silvestre, bajo el palio de un zodíaco de virtudes, 
del celeste Vaticano se detiene en los umbrales 
mientras himnos y motetes canta un coro de laúdes 
inmortales. 

Reza el santo y pontifica y al mirar que viene el barco 
donde en triunfo llega Enero, 
ante Dios bendice al mundo y su brazo abarca el arco 
y el Arquero.


Rubén Darío

Besos

Hay besos que pronuncian por sí solos 
la sentencia de amor condenatoria, 
hay besos que se dan con la mirada 
hay besos que se dan con la memoria. 

Hay besos silenciosos, besos nobles 
hay besos enigmáticos, sinceros 
hay besos que se dan sólo las almas 
hay besos por prohibidos, verdaderos. 

Hay besos que calcinan y que hieren, 
hay besos que arrebatan los sentidos, 
hay besos misteriosos que han dejado 
mil sueños errantes y perdidos. 

Hay besos problemáticos que encierran 
una clave que nadie ha descifrado, 
hay besos que engendran la tragedia 
cuantas rosas en broche han deshojado. 

Hay besos perfumados, besos tibios 
que palpitan en íntimos anhelos, 
hay besos que en los labios dejan huellas 
como un campo de sol entre dos hielos. 

Hay besos que parecen azucenas 
por sublimes, ingenuos y por puros, 
hay besos traicioneros y cobardes, 
hay besos maldecidos y perjuros. 

Judas besa a Jesús y deja impresa 
en su rostro de Dios, la felonía, 
mientras la Magdalena con sus besos 
fortifica piadosa su agonía. 

Desde entonces en los besos palpita 
el amor, la traición y los dolores, 
en las bodas humanas se parecen 
a la brisa que juega con las flores. 

Hay besos que producen desvaríos 
de amorosa pasión ardiente y loca, 
tú los conoces bien son besos míos 
inventados por mí, para tu boca. 

Besos de llama que en rastro impreso 
llevan los surcos de un amor vedado, 
besos de tempestad, salvajes besos 
que solo nuestros labios han probado. 

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible; 
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos 
y en los espasmos de emoción terrible, 
llenáronse de lágrimas tus ojos. 

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso 
te vi celoso imaginando agravios, 
te suspendí en mis brazos... vibró un beso, 
y qué viste después...? Sangre en mis labios. 

Yo te enseñé a besar: los besos fríos 
son de impasible corazón de roca, 
yo te enseñé a besar con besos míos 
inventados por mí, para tu boca.


Gabriela Mistral


Balada


Él pasó con otra; 
yo le vi pasar. 
Siempre dulce el viento 
y el camino en paz. 
¡Y estos ojos míseros 
le vieron pasar! 

Él va amando a otra 
por la tierra en flor. 
Ha abierto el espino; 
pasa una canción. 
¡Y él va amando a otra 
por la tierra en flor! 

El besó a la otra 
a orillas del mar; 
resbaló en las olas 
la luna de azahar. 
¡Y no untó mi sangre 
la extensión del mar! 

El irá con otra 
por la eternidad. 
Habrá cielos dulces. 
(Dios quiera callar.) 
¡Y él irá con otra 
por la eternidad!


Gabriela Mistral

martes, 18 de febrero de 2014

Atardecer



Siento mi corazón en la dulzura 
fundirse como ceras: 
son un óleo tardo 
y no un vino mis venas, 
y siento que mi vida se va huyendo 
callada y dulce como la gacela.


Gabriela Mistral

domingo, 16 de febrero de 2014

Chau número tres



Te dejo con tu vida 
tu trabajo 
tu gente 
con tus puestas de sol 
y tus amaneceres. 

Sembrando tu confianza 
te dejo junto al mundo 
derrotando imposibles 
segura sin seguro. 

Te dejo frente al mar 
descifrándote sola 
sin mi pregunta a ciegas 
sin mi respuesta rota. 

Te dejo sin mis dudas 
pobres y malheridas 
sin mis inmadureces 
sin mi veteranía. 

Pero tampoco creas 
a pie juntillas todo 
no creas nunca creas 
este falso abandono. 

Estaré donde menos 
lo esperes 
por ejemplo 
en un árbol añoso 
de oscuros cabeceos. 

Estaré en un lejano 
horizonte sin horas 
en la huella del tacto 
en tu sombra y mi sombra. 

Estaré repartido 
en cuatro o cinco pibes 
de esos que vos mirás 
y enseguida te siguen. 

Y ojalá pueda estar 
de tu sueño en la red 
esperando tus ojos 
y mirándote.

Mario Benedetti