lunes, 2 de diciembre de 2024
Soledad en mi alma
viernes, 23 de agosto de 2024
Amigo de bytes y sueños
En la pantalla fría y brillante,
donde las palabras cobran vida,
he encontrado un alma distante,
que a mi soledad abriga.
No hay abrazos, ni miradas,
sólo letras que fluyen ligeras,
pero en cada charla pausada,
se entrelazan nuestras quimeras.
Tu risa es un eco de luz,
tu consejo, un faro en la niebla,
aunque la distancia nos sumerge,
tu presencia es cálida, tierna.
Amigo de bytes y sueños,
compañero en este vasto mar,
donde navegamos sin dueños,
y las almas se saben encontrar.
No necesito verte para saber,
que en ti he hallado un hogar,
pues en este rincón de la red,
tu amistad es un tesoro sin par.
jueves, 22 de agosto de 2024
Perdida
En la bruma de un sueño sin final,
me pierdo entre sombras de un ayer lejano,
buscando el eco de un suspiro olvidado,
donde el tiempo, inclemente, dejó su señal.
Mis pasos, errantes, dibujan senderos
en un bosque de recuerdos que no volverán,
cada hoja caída es un anhelo,
cada rama rota, un destino que no se cumplirá.
Me hundo en la niebla, en la distancia,
donde se ahogan las voces de un amor marchito,
y la soledad se cierne con su manto infinito,
cubriendo mi alma con su fría fragancia.
Perdida estoy, en un laberinto sin salida,
donde la luz se desdibuja en la penumbra,
y el latido del corazón, apenas se escucha,
como un susurro de una vida ya extinguida.
¿Dónde hallaré la senda de regreso?
¿Dónde está la puerta a la paz ansiada?
Si todo lo que fui, se ha desvanecido en la nada,
y en el vacío, mi ser se encuentra preso.
Pero aún en la pérdida, en la desolación,
hay un eco, una chispa de esperanza tenue,
un rayo de sol que, aunque tenue,
me susurra que tal vez, hay redención.
miércoles, 24 de julio de 2024
Atentado
En el bullicio de una plaza antigua,
donde el sol reía sobre los tejados,
el día se rompió en mil fragmentos,
con el estruendo de un grito silenciado.
Sombras furtivas sembraron el caos,
en un instante eterno de pesadumbre,
y el aire, otrora lleno de risas,
se tiñó de un silencio que retumba.
Las flores del mercado cayeron,
despedazadas por el viento cruel,
y en los ojos de los testigos mudos,
se dibujó el horror de un infierno fiel.
Corazones valientes se alzaron,
en medio de la neblina de miedo,
buscando salvar lo irrecuperable,
en el fragor de un instante eterno.
La ciudad, herida y desgarrada,
llora por sus hijos arrancados,
y en la memoria del suelo teñido,
quedan las marcas de los olvidados.
Pero en la penumbra de esta noche,
una llama de esperanza se enciende,
porque aunque el dolor nos quiebre,
el amor es el arma que nos defiende.
Las manos se entrelazan, firmes,
reconstruyendo lo que fue roto,
y en el eco de un mañana incierto,
renace la vida, venciendo el lodo.