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miércoles, 13 de diciembre de 2023

Santa Lucía luz Divina


 

A Santa Lucía, protectora de la penumbra,

en la negrura de la vida, tu luz relumbra.

Patrona de los ciegos, guía divina,

en tu presencia, la oscuridad se inclina.


Oh, santa de los ojos que no ven,

en tu nombre, la esperanza sostén.

En la sombra que envuelve nuestros días,

tus manos nos llevan por nuevas vías.


Eres faro en la noche sin estrellas,

resplandeces en las almas más huellas.

Con cada paso que damos a ciegas,

tus rayos de luz, nuestras sendas siegas.


En tus manos, la luz es un milagro,

iluminas caminos en este mar bravo.

Los ciegos te miran con devoción,

en tu nombre, buscamos redención.


Santa Lucía, con tu mirada serena,

despierta en nosotros la fe plena.

Elevamos nuestras voces en plegaria,

bajo tu amparo, encontramos alegría.


Tus ojos, estrellas en la noche oscura,

reflejan la luz que en el alma perdura.

Patrona de los ciegos, madre querida,

en tu luz divina, hallamos la vida.






lunes, 7 de agosto de 2023

Con una mirada



Con una mirada, el mundo cambia de tono,
Un destello de alma que ilumina el otoño,
En tus ojos encuentro un universo completo,
Donde los sentimientos bailan en secreto.

Una mirada suave, como caricia de brisa,
Despierta emociones, a la vez que avisa,
Que el corazón late al ritmo de un suspiro,
Y el tiempo se detiene en un eterno giro.

En tus pupilas, reflejo de sueños y deseos,
Se entrelazan historias, como versos en ríos,
Cada parpadeo cuenta una parte de tu historia,
Y en esa conexión, se revela tu gloria.

Una mirada feroz, llena de pasión ardiente,
Enciende las llamas de un amor creciente,
Dos almas que se encuentran en un baile eterno,
Donde los silencios hablan con profundo invierno.

Con una mirada, el tiempo se hace fugaz,
Se cruzan los mundos sin necesidad de paz,
Es el lenguaje que trasciende las palabras,
La poesía que se teje en las almas labradas.

Así, con una mirada, el poema se teje,
Un encuentro de almas que el destino protege,
En ese instante mágico, el mundo se transforma,
Y la esencia del amor en los ojos se conforma.






 

miércoles, 2 de agosto de 2023

Osito fiel de mi infancia


En el rincón de los recuerdos, brillante y tierno,
Permanece un osito, amigo verdadero y eterno,
Peluche de suave abrazo, en risas y en llanto,
Jugábamos juntos, en cada rincón y encanto.

Tus ojos de botón, mirada cómplice y serena,
Guiaban nuestras aventuras, en la infancia plena,
Tantas tardes compartidas, secretos susurrados,
Eras el confidente de mis sueños anhelados.

A través de las estaciones, fuiste testigo fiel,
De risas contagiosas a algún pequeño traspiés.
Siempre estabas allí, paciente y reconfortante,
En tu felpa abrazo hallaba consuelo reconfortante.

Explorábamos mundos en la imaginación volando,
Combatiendo dragones, en la sala luchando,
En tardes lluviosas o en la luz del amanecer,
Tú, osito valiente, nunca dejabas de entender.

El tiempo avanza implacable, los años se han ido,
Pero en mi corazón, querido osito, sigues conmigo,
Aunque ya no juegue como en aquel ayer dorado,
Tu esencia perdura, en cada paso y cada trazo.

Osito de mis días de inocencia y alegría,
Hoy te canto en este poema, con la melancolía,
Gracias por ser mi amigo, mi compañero leal,
En mi historia infantil, eres un tesoro sin igual.





 

martes, 27 de junio de 2023

Ojos inocentes


 

En un mundo de sombras y de grises,
donde a menudo el dolor se desliza,
aparece un niño con ojos inocentes,
radiantes estrellas en su mirada presente.

Sus ojos, luceros de pureza y candor,
reflejan la magia que hay en su interior.
Son dos luciérnagas llenas de asombro,
que iluminan mi mundo en cada encuentro.

En ellos encuentro un mar sin horizontes,
un universo de sueños y horizontes,
donde el amor florece en cada destello,
y la esperanza se cuela en su reflejo.

Sus ojos son ventanas a un mundo mejor,
donde los corazones se llenan de color.
Son pequeñas puertas hacia la fantasía,
donde todo es posible, sin melancolía.

Cuando esos ojos me miran con ternura,
se despierta en mí una paz que perdura.
Me transportan a un lugar lleno de alegría,
donde las sonrisas son eternas melodías.

En esos ojos inocentes veo un futuro,
donde la inocencia sea siempre el seguro,
donde la bondad sea la única moneda,
y la compasión sea la fuerza que nos queda.

A los ojos de un niño, regalo divino,
les dedico este poema con todo mi cariño.
Que nunca pierdan su brillo ni su magia,
y que siempre inspiren esperanza y gracia.

sábado, 1 de marzo de 2014

"La esposa infiel"


Mañanita, mañanita,
mañanita de San Simón,
estaba una señorita,
sentadita en su balcón,
arreglada y bien compuesta
con un poco de primor.
Al pasar el caballero,
hijo del emperador,
con la bandurria en la mano,
esta canción le cantó:
«Dormiré contigo, Luna;
dormiré contigo, Sol.»
La joven le contestó: 
«Venga usté una noche o dos;
mi marido esta cazando
en los montes de León.»
Para que no vuelva más
le echaré una maldición:
«Cuervos le saquen los ojos,
águilas el corazón,
y los perros con que él caza
lo saquen en procesión».
Al decir estas palabras
el caballero llegó.
«Ábreme la puerta, Luna,
ábreme la puerta, Sol,
que traigo un león vivo,
de los montes de León.»
Va Luna a abrirle la puerta,
mudadita de color.
«¡O tú tienes calentura
o tú tienes nuevo amor!»
«Yo no traigo calentura,
ni tampoco nuevo amor;
¡se me han perdido las llaves
de tu rico comedor!»
«Un platero tengo en Francia
y otro tengo en Aragón.
Fue a abrazar a su señora
y el caballo relinchó.
¿De quién es ese caballo
que en mi cuadra siento yo?»
«Ese es tuyo, dueño mío,
mi padre te lo mandó,
pa' que vayas a cazar
a los montes de León.»
«Mil gracias dale a tu padre
que caballo tengo yo;
cuando yo no lo tenía
nunca me lo regaló.
¿De quién es ese sombrero
que en mi percha veo yo?»
«Ese es tuyo, esposo mío,
mi padre te lo mandó,
pa' que vayas a la boda
de mi hermana la mayor.»
«Muy feliz sea tu hermana,
que sombrero tengo yo,
cuando yo no lo tenía
nunca me lo regaló.
¿De quién es esa escopeta
que en mi rincón veo yo?»
«Esa es tuya, amado mío,
mi padre te la mandó,
pa' que fueras a cazar
a los montes de León.»
-Mil gracias dale a tu padre,
que escopeta tengo yo;
cuando yo no la tenía
nunca me la regaló.»
El joven ya con sospechas, 
a la cama se acercó.
«¿Quién es este caballero,
que en mi cama veo yo?»
«¡Mátame, marido mío,
que te he jugado traición!»
Él la cogió por un brazo 
y al suegro se la llevó.
«Téngala usté, suegro mío,
que me ha jugado traición.»
«Llévatela, yerno mío,
que la Iglesia te la dio.»
Él con ira la amenaza
y al campo se la llevó.
Le ha dado una puñalada
que el corazón le enfrió.
A la una murió ella,
a las dos murió su amor,
y el otro como tunante 
en la cama se quedó.




viernes, 28 de febrero de 2014

Rima I


Yo sé un himno gigante y extraño 
que anuncia en la noche del alma una aurora, 
y estas páginas son de ese himno 
cadencias que el aire dilata en las sombras. 

Yo quisiera escribirle, del hombre 
domando el rebelde, mezquino idioma, 
con palabras que fuesen a un tiempo 
suspiros y risas, colores y notas. 

Pero en vano es luchar, que no hay cifra 
capaz de encerrarle; y apenas, ¡oh, hermosa!, 
si, teniendo en mis manos las tuyas, 
pudiera, al oído, cantártelo a solas.


Gustavo Adolfo Bécquer


Amor eterno


Podrá nublarse el sol eternamente; 
Podrá secarse en un instante el mar; 
Podrá romperse el eje de la tierra 
Como un débil cristal. 
¡todo sucederá! Podrá la muerte 
Cubrirme con su fúnebre crespón; 
Pero jamás en mí podrá apagarse 
La llama de tu amor.


Gustavo Adolfo Bécquer

jueves, 27 de febrero de 2014

Amorosa anticipación


Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta 
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña, 
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios 
serán favor tan misterioso 
como el mirar tu sueño implicado 
en la vigilia de mis brazos. 
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño, 
quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige, 
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes, 
Arrojado a quietud 
divisaré esa playa última de tu ser 
y te veré por vez primera, quizá, 
como Dios ha de verte, 
desbaratada la ficción del Tiempo 
sin el amor, sin mí.


Jorge Luis Borges



miércoles, 26 de febrero de 2014

Coloquio de los centauros


En la isla en que detiene su esquife el argonauta 
del inmortal Ensueño, donde la eterna pauta 
de las eternas liras se escucha ?isla de oro 
en que el tritón elige su caracol sonoro 
y la sirena blanca va a ver el sol? un día 
se oye el tropel vibrante de fuerza y de harmonía. 

Son los Centauros. Cubren la llanura. Les siente 
la montaña. De lejos, forman són de torrente 
que cae; su galope al aire que reposa 
despierta, y estremece la hoja del laurel-rosa. 

Son los Centauros. Unos enormes, rudos; otros 
alegres y saltantes como jóvenes potros; 
unos con largas barbas como los padres-ríos; 
otros imberbes, ágiles y de piafantes bríos, 
y robustos músculos, brazos y lomos aptos 
para portar las ninfas rosadas en los raptos. 

Van en galope rítmico, Junto a un fresco boscaje, 
frente al gran Océano, se paran. El paisaje 
recibe de la urna matinal luz sagrada 
que el vasto azul suaviza con límpida mirada. 
Y oyen seres terrestres y habitantes marinos 
la voz de los crinados cuadrúpedos divinos. 

QUIRÓN 

Calladas las bocinas a los tritones gratas, 
calladas las sirenas de labios escarlatas, 
los carrillos de Eolo desinflados, digamos 
junto al laurel ilustre de florecidos ramos 
la gloria inmarcesible de las Musas hermosas 
y el triunfo del terrible misterio de las cosas. 
He aquí que renacen los lauros milenarios; 
vuelven a dar su lumbre los viejos lampadarios; 
y anímase en mi cuerpo de Centauro inmortal 
la sangre del celeste caballo paternal. 

RETO 

Arquero luminoso, desde el Zodíaco llegas; 
aun presas en las crines tienes abejas griegas; 
aun del dardo herakleo muestras la roja herida 
por do salir no pudo la esencia de tu vida. 
¡Padre y Maestro excelso! Eres la fuente sana 
de la verdad que busca la triste raza humana: 
aun Esculapio sigue la vena de tu ciencia; 
siempre el veloz Aquiles sustenta su existencia 
con el manjar salvaje que le ofreciste un día, 
y Herakles, descuidando su maza, en la harmonía 
de los astros, se eleva bajo el cielo nocturno... 

QUIRÓN 

La ciencia es flor del tiempo: mi padre fue Saturno. 

ABANTES 

Himnos a la sagrada Naturaleza; al vientre 
de la tierra y al germen que entre las rocas y entre 
las carnes de los árboles, y dentro humana forma, 
es un mismo secreto y es una misma norma, 
potente y sutilísimo, universal resumen 
de la suprema fuerza, de la virtud del Numen. 

QUIRÓN 

¡Himnos! Las cosas tienen un ser vital; las cosas 
tienen raros aspectos, miradas misteriosas; 
toda forma es un gesto, una cifra, un enigma; 
en cada átomo existe un incógnito estigma; 
cada hoja de cada árbol canta un propio cantar 
y hay un alma en cada una de las gotas del mar; 
el vate, el sacerdote, suele oír el acento 
desconocido; a veces enuncia el vago viento 
un misterio; y revela una inicial la espuma 
o la flor; y se escuchan palabras de la bruma; 
y el hombre favorito del Numen, en la linfa 
o la ráfaga encuentra mentor ?demonio o ninfa. 

FOLO 

El biforme ixionida comprende de la altura, 
por la materna gracia, la lumbre que fulgura, 
la nube que se anima de luz y que decora 
el pavimento en donde rige su carro Aurora, 
y la banda de Iris que tiene siete rayos 
cual la lira en sus brazos siete cuerdas, los mayos 
en la fragante tierra llenos de ramos bellos, 
y el Polo coronado de cándidos cabellos. 
El ixionida pasa veloz por la montaña 
rompiendo con el pecho de la maleza huraña 
los erizados brazos, las cárceles hostiles; 
escuchan sus orejas los ecos más sutiles: 
sus ojos atraviesan las intrincadas hojas 
mientras sus manos toman para sus bocas rojas 
las frescas bayas altas que el sátiro codicia; 
junto a la oculta fuente su mirada acaricia 
las curvas de las ninfas del séquito de Diana; 
pues en su cuerpo corre también la esencia humana 
unida a la corriente de la savia divina 
y a la salvaje sangre que hay en la bestia equina. 
Tal el hijo robusto de Ixión y de la Nube. 

QUIRÓN 

Sus cuatro patas bajan; su testa erguida sube. 

ORNEO 

Yo comprendo el secreto de la bestia. Malignos 
seres hay y benignos. Entre ellos se hacen signos 
de bien y mal, de odio o de amor, o de pena 
o gozo: el cuervo es malo y la torcaz es buena. 

QUIRÓN 

Ni es la torcaz benigna, ni es el cuervo protervo: 
son formas del Enigma la paloma y el cuervo. 

ASTILO 

El Enigma es el soplo que hace cantar la lira. 

NESO 

¡El Enigma es el rostro fatal de Deyanira! 
MI espalda aun guarda el dulce perfume de la bella; 
aun mis pupilas llaman su claridad de estrella. 
¡Oh aroma de su sexo! ¡O rosas y alabastros! 
¡Oh envidia de las flores y celos de los astros! 

QUIRÓN 

Cuando del sacro abuelo la sangre luminosa 
con la marina espuma formara nieve y rosa, 
hecha de rosa y nieve nació la Anadiomena. 
Al cielo alzó los brazos la lírica sirena, 
los curvos hipocampos sobre las verdes ondas 
levaron los hocicos; y caderas redondas, 
tritónicas melenas y dorsos de delfines 
junto a la Reina nueva se vieron. Los confines 
del mar llenó el grandioso clamor; el universo 
sintió que un nombre harmónico sonoro como un verso 
llenaba el hondo hueco de la altura; ese nombre 
hizo gemir la tierra de amor: fue para el hombre 
más alto que el de Jove; y los númenes mismos 
lo oyeron asombrados; los lóbregos abismos 
tuvieron una gracia de luz. ¡VENUS impera! 
Ella es entre las reinas celestes la primera, 
pues es quien tiene el fuerte poder de la Hermosura. 
¡Vaso de miel y mirra brotó de la amargura! 
Ella es la más gallarda de las emperatrices; 
princesa de los gérmenes, reina de las matrices, 
señora de las savias y de las atracciones, 
señora de los besos y de los corazones. 

EURITO 

¡No olvidaré los ojos radiantes de Hipodamia! 

HIPEA 

Yo sé de la hembra humana la original infamia. 
Venus anima artera sus máquinas fatales; 
tras sus radiantes ojos ríen traidores males; 
de su floral perfume se exhala sutil daño; 
su cráneo obscuro alberga bestialidad y engaño. 
Tiene las formas puras del ánfora, y la risa 
del agua que la brisa riza y el sol irisa; 
mas la ponzoña ingénita su máscara pregona: 
mejores son el águila, la yegua y la leona. 
De su húmeda impureza brota el calor que enerva 
los mismos sacros dones de la imperial Minerva; 
y entre sus duros pechos, lirios del Aqueronte, 
hay un olor que llena la barca de Caronte. 

ODITES 

Como una miel celeste hay en su lengua fina; 
su piel de flor aun húmeda está de agua marina. 
Yo he visto de Hipodamia la faz encantadora, 
la cabellera espesa, la pierna vencedora; 
ella de la hembra humana fuera ejemplar augusto; 
ante su rostro olímpico no habría rostro adusto; 
las Gracias junto a ella quedarían confusas, 
y las ligeras Horas y las sublimes Musas 
por ella detuvieran sus giros y su canto. 

HIPEA 

Ella la causa fuera de inenarrable espanto: 
por ella el ixionida dobló su cuello fuerte. 
La hembra humana es hermana del Dolor y la Muerte. 

QUIRÓN 

Por suma ley un día llegará el himeneo 
que el soñador aguarda: Cenis será Ceneo; 
claro será el origen del femenino arcano: 
la Esfinge tal secreto dirá a su soberano. 

CLITO 

Naturaleza tiende sus brazos y sus pechos 
a los humanos seres; la clave de los hechos 
conócela el vidente; Homero con su báculo, 
en su gruta Deifobe, la lengua del Oráculo. 

CAUMANTES 

El monstruo expresa un ansia del corazón del Orbe, 
en el Centauro el bruto la vida humana absorbe, 
el sátiro es la selva sagrada y la lujuria, 
une sexuales ímpetus a la harmoniosa furia. 
Pan junta la soberbia de la montaña agreste 
al ritmo de la inmensa mecánica celeste; 
la boca melodiosa que atrae en Sirenusa 
es de la fiera alada y es de la suave musa; 
con la bicorne bestia Pasifae se ayunta, 
Naturaleza sabia formas diversas junta, 
y cuando tiende al hombre la gran Naturaleza, 
el monstruo, siendo el símbolo, se viste de belleza. 

GRINEO 

Yo amo lo inanimado que amó el divino Hesiodo. 

QUIRÓN 

Grineo, sobre el mundo tiene un ánima todo. 

GRINEO 

He visto, entonces, raros ojos fijos en mí: 
los vivos ojos rojos del alma del rubí; 
los ojos luminosos del alma del topacio 
y los de la esmeralda que del azul espacio 
la maravilla imitan; los ojos de las gemas 
de brillos peregrinos y mágicos emblemas. 
Amo el granito duro que el arquitecto labra 
y el mármol en que duermen la línea y la palabra... 

QUIRÓN 

A Deucalión y a Pirra, varones y mujeres 
las piedras aun intactas dijeron: "¿Qué nos quieres?" 

LÍCIDAS 

Yo he visto los lemures florar, en los nocturnos 
instantes, cuando escuchan los bosques taciturnos 
el loco grito de Atis que su dolor revela 
o la maravillosa canción de Filomela. 
El galope apresuro, si en el boscaje miro 
manes que pasan, y oigo su fúnebre suspiro. 
Pues de la Muerte el hondo, desconocido Imperio, 
guarda el pavor sagrado de su fatal misterio. 

ARNEO 

La Muerte es de la Vida la inseparable hermana. 

QUIRÓN 

La Muerte es la victoria de la progenie humana. 

MEDÓN 

¡La Muerte! Yo la he visto. No es demacrada y mustia 
ni ase corva guadaña, ni tiene faz de angustia. 
Es semejante a Diana, casta y virgen como ella; 
en su rostro hay la gracia de la núbil doncella 
y lleva una guirnalda de rosas siderales. 
En su siniestra tiene verdes palmas triunfales, 
y en su diestra una copa con agua del olvido. 
A sus pies, como un perro, yace un amor dormido. 

AMICO 

Los mismos dioses buscan la dulce paz que vierte. 

QUIRÓN 

La pena de los dioses es no alcanzar la Muerte. 

EURITO 

Si el hombre ?Prometeo? pudo robar la vida, 
la clave de la muerte serále concedida. 

QUIRÓN 

La virgen de las vírgenes es inviolable y pura. 
Nadie su casto cuerpo tendrá en la alcoba obscura, 
ni beberá en sus labios el grito de la victoria, 
ni arrancará a su frente las rosas de su gloria... 

* * * 

Mas he aquí que Apolo se acerca al meridiano. 
Sus truenos prolongados repite el Oceano. 
Bajo el dorado carro del reluciente Apolo 
vuelve a inflar sus carrillos y sus odres Eolo. 
A lo lejos, un templo de mármol se divisa 
entre laureles-rosa que hace cantar la brisa. 
Con sus vibrantes notas de Céfiro desgarra 
la veste transparente la helénica cigarra, 
y por el llano extenso van en tropel sonoro 
los Centauros, y al paso, tiembla la Isla de Oro.


Rubén Darío

Despertar


Dormimos, soñé la Tierra 
del Sur, soñé el Valle entero, 
el pastal, la viña crespa, 
y la gloria de los huertos. 
¿Qué soñaste tú mi Niño 
con cara tan placentera? 

Vamos a buscar chañares 
hasta que los encontremos, 
y los guillaves prendidos 
a unos quioscos del infierno. 
El que más coge convida 
a otros dos que no cogieron. 
Yo no me espino las manos 
de niebla que me nacieron. 
Hambre no tengo, ni sed y 
sin virtud doy o cedo. 
¿A qué agradecerme así 
fruto que tomo y entrego?


Gabriela Mistral

martes, 25 de febrero de 2014

Desolación



La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde 
me ha arrojado la mar en su ola de salmuera. 
La tierra a la que vine no tiene primavera: 
tiene su noche larga que cual madre me esconde. 

El viento hace a mi casa su ronda de sollozos 
y de alarido, y quiebra, como un cristal, mi grito. 
Y en la llanura blanca, de horizonte infinito, 
miro morir intensos ocasos dolorosos. 

¿A quién podrá llamar la que hasta aquí ha venido 
si más lejos que ella sólo fueron los muertos? 
¡Tan sólo ellos contemplan un mar callado y yerto 
crecer entre sus brazos y los brazos queridos! 

Los barcos cuyas velas blanquean en el puerto 
vienen de tierras donde no están los que no son míos; 
sus hombres de ojos claros no conocen mis ríos 
y traen frutos pálidos, sin la luz de mis huertos. 

Y la interrogación que sube a mi garganta 
al mirarlos pasar, me desciende, vencida: 
hablan extrañas lenguas y no la conmovida 
lengua que en tierras de oro mi pobre madre canta. 

Miro bajar la nieve como el polvo en la huesa; 
miro crecer la niebla como el agonizante, 
y por no enloquecer no encuentro los instantes, 
porque la noche larga ahora tan solo empieza. 

Miro el llano extasiado y recojo su duelo, 
que viene para ver los paisajes mortales. 
La nieve es el semblante que asoma a mis cristales: 
¡siempre será su albura bajando de los cielos! 

Siempre ella, silenciosa, como la gran mirada 
de Dios sobre mí; siempre su azahar sobre mi casa; 
siempre, como el destino que ni mengua ni pasa, 
descenderá a cubrirme, terrible y extasiada.


Gabriela Mistral

lunes, 24 de febrero de 2014

Amo, Valparaíso, cuanto encierras...



AMO, Valparaíso, cuanto encierras,
y cuanto irradias, novia del océano,
hasta más lejos de tu nimbo sordo.
Amo la luz violeta con que acudes
al marinero en la noche del mar,
y entonces eres -rosa de azahares-
luminosa y desnuda, fuego y niebla.
Que nadie venga con un martillo turbio
a golpear lo que amo, a defenderte:
nadie sino mi ser por tus secretos:
nadie sino mi voz por tus abiertas
hileras de rocío, por tus escalones
en donde la maternidad salobre
del mar te besa, nadie sino mis labios
en tu corona fría de sirena,
elevada en el aire de la altura,
oceánico amor, Valparaíso,
reina de todas las costas del mundo,
verdadera central de olas y barcos,
eres en mí como la luna o como
la dirección del aire en la arboleda.
Amo tus criminales callejones,
tu luna de puñal sobre los cerros,
y entre tus plazas la marinería
revistiendo de azul la primavera.

Que se entienda, te pido, puerto mío,
que yo tengo derecho
a escribirte lo bueno y lo malvado
y soy como las lámparas amargas
cuando iluminan las botellas rotas.

Pablo Neruda

viernes, 21 de febrero de 2014

Con tal que te duermas




La rosa colorada 
cogida ayer; 
el fuego y la canela 
que llaman clavel; 

el pan horneado 
de anís con miel, 
y el pez de la redoma 
que la hace arder: 

todito tuyo 
hijito de mujer, 
con tal que quieras 
dormirte de una vez. 

La rosa, digo: 
digo el clavel. 
La fruta, digo, 
y digo que la miel; 

y el pez de luces 
y más y más también, 
¡con tal que duermas 
hasta el amanecer!


Gabriela Mistral

jueves, 20 de febrero de 2014

Caricia



Madre, madre, tú me besas, 
pero yo te beso más, 
y el enjambre de mis besos 
no te deja ni mirar... 

Si la abeja se entra al lirio, 
no se siente su aletear. 
Cuando escondes a tu hijito 
ni se le oye respirar... 

Yo te miro, yo te miro 
sin cansarme de mirar, 
y qué lindo niño veo 
a tus ojos asomar... 

El estanque copia todo 
lo que tú mirando estás; 
pero tú en las niñas tienes 
a tu hijo y nada más. 

Los ojitos que me diste 
me los tengo de gastar 
en seguirte por los valles, 
por el cielo y por el mar...


Gabriela Mistral

miércoles, 19 de febrero de 2014

Alaba los ojos negros de Julia



¿Eva era rubia? No. Con negros ojos 
vio la manzana del jardín: con labios 
rojos probó su miel; con labios rojos 
que saben hoy más ciencia que los sabios. 

Venus tuvo el azur en sus pupilas, 
pero su hijo no. Negros y fieros, 
encienden a las tórtolas tranquilas 
los dos ojos de Eros. 

Los ojos de las reinas fabulosas, 
de las reinas magníficas y fuertes, 
tenían las pupilas tenebrosas 
que daban los amores y las muertes. 

Pentesilea, reina de amazonas; 
Judith, espada y fuerza de Betulia; 
Cleopatra, encantadora de coronas, 
la luz tuvieron de tus ojos, Julia. 

La negra, que es más luz que la luz blanca 
del sol, y las azules de los cielos. 
Luz que el más rojo resplandor arranca 
al diamante terrible de los celos. 

Luz negra, luz divina, luz que alegra 
la luz meridional, luz de las niñas, 
de las grandes ojeras, ¡oh luz negra 
que hace cantar a Pan bajo las viñas!


Rubén Darío

martes, 18 de febrero de 2014

Autobiografía




¿Versos autobiográficos ? Ahí están mis canciones, 
allí están mis poemas: yo, como las naciones 
venturosas, y a ejemplo de la mujer honrada, 
no tengo historia: nunca me ha sucedido nada, 
¡oh, noble amiga ignota!, que pudiera contarte. 

Allá en mis años mozos adiviné del Arte 
la armonía y el ritmo, caros al musageta, 
y, pudiendo ser rico, preferí ser poeta. 
-¿Y después? 

-He sufrido, como todos, y he amado. 

¿Mucho? 

-Lo suficiente para ser perdonado...


Amado Nervo

A Leonor



Tu cabellera es negra como el ala 
del misterio; tan negra como un lóbrego 
jamás, como un adiós, como un «¡quién sabe!» 
Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos! 

Tus ojos son dos magos pensativos, 
dos esfinges que duermen en la sombra, 
dos enigmas muy bellos... Pero hay algo, 
pero hay algo más bello aún: tu boca. 

Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente 
para el amor, para la cálida 
comunión del amor, tu boca joven; 
pero hay algo mejor aún: ¡tu alma! 

Tu alma recogida, silenciosa, 
de piedades tan hondas como el piélago, 
de ternuras tan hondas... 
Pero hay algo, 
pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño!


Amado Nervo

domingo, 16 de febrero de 2014

Adiós


En costa lejana 
y en mar de Pasión, 
dijimos adioses 
sin decir adiós. 
Y no fue verdad 
la alucinación. 
Ni tú la creíste 
ni la creo yo, 
«y es cierto y no es cierto» 
como en la canción. 
Que yendo hacia el Sur 
diciendo iba yo: 
«Vamos hacia el mar 
que devora al Sol». 
Y yendo hacia el Norte 
decía tu voz: 
«Vamos a ver juntos 
donde se hace el Sol». 
Ni por juego digas 
o exageración 
que nos separaron 
tierra y mar, que son 
ella, sueño y el 
alucinación. 
No te digas solo 
ni pida tu voz 
albergue para uno 
al albergador. 
Echarás la sombra 
que siempre se echó, 
morderás la duna 
con paso de dos... 
Para que ninguno, 
ni hombre ni dios, 
nos llame partidos 
como luna y sol; 
para que ni roca 
ni viento errador, 
ni río con vado 
ni árbol sombreador, 
aprendan y digan 
mentira o error 
del Sur y del Norte, 
del uno y del dos!


Gabriela Mistral

Che 1997


Lo han cubierto de afiches /de pancartas

de voces en los muros

de agravios retroactivos

de honores a destiempo

lo han transformado en pieza de consumo

en memoria trivial

en ayer sin retorno

en rabia embalsamada



han decidido usarlo como epilogo

como última thule de la inocencia vana

como anejo arquetipo de santo o satanás

y quizás han resuelto que la única forma

de desprenderse de él

o dejarlo al garete

es vaciarlo de lumbre

convertirlo en un héroe

de mármol o de yeso

y por lo tanto inmóvil

o mejor como mito

o silueta o fantasma

del pasado pisado

sin embargo los ojos incerrables del che

miran como si no pudieran no mirar

asombrados tal vez de que el mando no entienda

que treinta años después sigue bregando

dulce y tenaz por la dicha del hombre


Mario Benedetti