En el jardín, entre hojas verdes,
brilla un lirio, altivo y puro,
como estrella en la noche, ardiendo,
silencioso y seguro.
Delicada es tu forma esbelta,
nacida de la tierra, bendita,
y al verte, el alma se aquieta,
en tu paz infinita.
Blanca flor, cual nieve eterna,
tu fragancia al viento entrega,
en tu sencillez, tan tierna,
la pureza se despliega.
Guardas secretos antiguos,
del sol, del agua y del viento,
con tu silencio me indicas
el camino del contento.
En ti veo la esperanza,
el renacer en primavera,
la belleza en la mudanza,
la vida que siempre espera.
Lirio, espejo del cielo,
en tu blancura me hallo,
eres el eco de un anhelo,
la calma en cada paso.
Floreces sin vanidad,
sin alardes, sin presura,
enseñándonos verdad,
en tu humilde hermosura.
Así, en tu sencillo canto,
lirio del campo, amado,
se encuentra el encanto santo
de un amor siempre callado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario