Oh nube blanca, viajera del viento,
que en tus formas caprichosas te deslizas,
traes consigo un mágico aliento,
que en nuestros corazones resucitas.
Elevas nuestra mirada al firmamento,
y en tu danza suave nos envuelves,
con cada suspiro, cada movimiento,
nuestra memoria al pasado devuelves.
En tus contornos, imágenes se esconden,
formas de animales y castillos de ensueño,
nos llevas lejos, donde los sueños responden,
y olvidamos el presente, como un niño risueño.
Flotas en el cielo, ligera y serena,
cual suspiro de la infancia que se desliza,
nos envuelves con ternura y nos amena,
a revivir momentos de la vida tan precisa.
En tus suaves pinceladas de algodón,
se dibujan juegos, risas y alegría,
en cada instante, nos haces vibrar de emoción,
y por un momento, el tiempo desafías.
Oh nube amiga, portadora de magia,
nos transportas a la tierra de lo eterno,
donde la inocencia es la única vía,
y los recuerdos se vuelven sempiternos.
Que tu danza continúe, oh nube querida,
recordándonos siempre nuestra añoranza,
con tu encanto, nuestra alma renacida,
en la infancia encontramos la esperanza.
Gracias, nube amiga, por recordarnos,
la pureza y la luz de aquellos días,
donde los sueños podíamos abrazar gozosos,
y el presente perdía todas sus agonías.
Hasta que vuelvas, dulce nube en el cielo,
seguiremos soñando con aquella niñez,
porque en tu abrazo, el presente se hace vuelo,
y en la nostalgia, encontramos la vejez.
