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lunes, 27 de febrero de 2012

Mi buen amigo



Recordando a mi querido esposo en el 18 aniversario de su muerte.


Fernando ... mi buen amigo,
tus sueños viajan contigo
cuando la muerte te lleva
en noche de luna llena.


Maldito sea mil veces,
por no poder detener
el tiempo, que ha necesitado
tu enfermedad en vencer.


Segaron su vida intensa,
cuando todo dentro de él
reclamaba las vivencias
que empezaban a nacer.


Momento que el hombre siente
amar la vida otra vez,
al ver los seres queridos
que vuelan juntos con él.


Tiempos en que el corazón,
los sentidos, la pasión,
los comparte todos ellos
con la mujer que eligió.


Alma, sensibilidad y amor
repartido en esta vida
con su mujer y sus hijos
sin pedir compensación.


Hijos que no olvidarán
las caricias de niñez
y el orgullo que sintió
contemplándoles crecer.


Tengo en mi pecho recuerdos,
y también conversación,
cuando juntos nos contábamos
muchos días de ilusión.


Sábados de suave música
y ritmo en el corazón,
cuando tus brazos se cierran 
sobre tu único amor.


Luego toda la semana,
encontrábamos los dos,
la solución a problemas
afrontados con tesón.


Café, un vino, el cigarro
compartíamos los dos,
recordando que hace años
quizás fué un poco mejor.


Fernando... solo te pido, 
que me dejes compartir
un poco de la alegría
¡que yo he sentido...  en tí 1.


A Fernando  en el día de su muerte.


Fernando Vidiella. Castro






Por fortuna




Si perdiera la vista
¿Qué haría?

¿Será posible verlo todo
a través del recuerdo?

Tus gestos
esos mohines
coquetos y amorosos
que todavía me cautivan
¿Podré reproducirlos
recrearme con ellos
aun sin mis ojos?

¿Qué pasará con tu risa?
esa que además de labios y dientes
canto y melodía
es comisura irrepetible
rictus seductor

Por fortuna
para el sabor de tu cuerpo
para el gusto de tus humores
no necesito de mis ojos

La vida prenatal



Era el corazón de mi madre
Aquel tam tam de las tinieblas
Aquel temblor sobre mi cráneo
En las membranas de la tierra

(La lenta piragua materna
Un ritmo de espumas en viaje
Una seda de grandes aguas
Donde un suave trópico late)

Día y noche su ceremonia
-No había día ni había noche-
Sólo un hondo país de esponjas
Toda una tribu de tambores

El corazón de un solo orgánico
Un ronco sueño de tejidos
Yo era la magia y era el ídolo
En el fondo de las montañas

Aquel tambor donde golpeaban
Las galaxias y las mareas
Aquella sangre germinada
Por el vino de la Odisea

Vivir en un huevo de llamas
Mezclando la tierra y el cielo
Vivir en el centro del mundo
Sin rostro ni odio ni tiempo

Crecía antiguo en la dulzura
Con astrales ojos de musgo
Yo era un germen lleno de estrellas
Un poder oscuro y terrible

Tu corazón -¡oh madre mía!-
Resonaba como el océano
Batía sus alas salvajes
Su insaciable tambor de fuego

Yo te besaba en las entrañas
Yo me dormía entre tus sueños
En un país de rojas plumas
Era tu carne y tu destierro

El paraíso de tu sangre
La gran promesa de tus brazos
Oía al sol en su corriente:
Tu corazón lleno de pájaros

Aquel tambor de la aventura
Aquel tambor de luna viva
La tierra ardiendo con su grito
Una vida desconocida

Afuera todo era enemigo:
Las uñas las voces el frío
Los días las rosas las uvas
El viento la luz el olvido