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lunes, 14 de agosto de 2023

Virgen de la Candelaria


 

En la cima de los cielos resplandece,
Virgen de la Candelaria, estrella de amor,
Tu luz guía a las almas con dulce fulgor,
Y en la oscuridad eterna resplandece.

Madre tierna, protectora y fiel,
Tu manto cubre a tus hijos con ternura,
Eres faro en la noche, guía segura,
En los momentos de dolor y miel.

Candelaria, luz de esperanza y fe,
En tu mirada encuentro consuelo,
En tus manos el mundo halla anhelo,
Eres refugio en la tempestad cruda y agreste.

Bajo tu manto, madre de piedad,
Hallamos abrigo y salvación,
En tu divina intercesión,
Encontramos paz y serenidad.

Oh Virgen de la Candelaria, celestial luz,
En tus brazos encontramos amparo,
Eres faro, guía y amparo claro,
En la vida, en la muerte, en la cruz.

Que tu llama divina nunca se apague,
En nuestros corazones, oh Madre amada,
Y en tu amorosa mirada,
Siempre en ti, madrecita confiemos y descansemos.





Quince de Agosto


 

En el quince de agosto, día radiante y festivo,
Nuestros pueblos y ciudades se visten de alegría,
Una celebración que a todos contagia,
Un lazo que nos une, un sentimiento vivo.

Las calles se llenan de música y color,
Fuegos artificiales estallan en el cielo,
La comunidad se une con un mismo anhelo,
En este día especial, lleno de fervor.

Las plazas y las calles se engalanan,
Con flores, banderas y risas en el aire,
La gente se reúne para compartir y celebrar,
Unidos en la fiesta, todos se hermanan.

El quince de agosto, día esperado con ansias,
Honra nuestras raíces y tradiciones queridas,
Bailamos, cantamos, reímos en la medida,
De esta fiesta que en nuestras almas avanza.

Que en este día de unión y algarabía,
Recordemos siempre nuestras raíces profundas,
Que la amistad y el amor sean las rutas,
Que guíen nuestras vidas con alegría.

Así, en el quince de agosto, festejamos con pasión,
Nuestra identidad, historia y cultura resplandecen,
Y en cada corazón, los lazos se estrechen,
En esta fiesta que nos llena de emoción.





martes, 25 de julio de 2023

Baile flamenco


 

En un rincón de España, entre sombras y luces,

surge un arte valiente, que al alma seduce.

Es el baile flamenco, pasión desenfrenada,

donde el corazón y el compás se dan la mano apasionada.


La guitarra resuena con alma y sentimiento,

mientras palmas y tacones marcan el firmamento.

La voz quebrada del cantaor, profunda y serena,

narrando historias de amor, dolor y pena.


Un tablao iluminado con duende y misterio,

donde el tiempo se detiene, y todo es necesario.

Los cuerpos se funden en pasión y arrebato,

mientras el alma se libera, danzando con el viento.


La gracia de una bailaora, movimientos de fuego,

latidos en sus pies, su estampa es un sosiego.

Su vestido se alza como llamas en el aire,

y en cada taconeo, su alma quiere escaparse.


Los hombres también bailan, desbordan masculinidad,

con garbo y fuerza, entregan su humildad.

El compás los guía con temple y valentía,

forjando su carácter con esta danza bravía.


El baile flamenco, tesoro de nuestra cultura,

en sus venas lleva sangre de alma pura.

Es la esencia de un pueblo que no teme mostrar,

sus emociones intensas en cada paso al danzar.


¡Oh, baile flamenco, embrujo y sentimiento!

Eres llanto y alegría, todo un sacramento.

En tu arte ancestral, encontramos consuelo,

porque en tu baile eterno, se esconde el cielo.

jueves, 20 de julio de 2023

Pregón de fiesta


 

En las calles de Santander, alegre pregón resuena,

Anunciando la fiesta, la alegría que amanece,

Ciudad de mar y montaña, de historia y cultura plena,

Donde la vida florece, y el corazón agradece.


El pregón, dulce melodía, se alza con fuerza y pasión,

Convocando a todos juntos, en unión y hermandad,

En cada rincón de la ciudad, se siente la emoción,

¡Santander, tierra querida, qué bello es tu despertar!


Las plazas se llenan de risas, de música y color,

El aroma a mar y salitre se mezcla con algarabía,

Es la fiesta que nos une, es un sueño encantador,

Un tributo a la vida, una alabanza a la alegría.


En los rostros de los santanderinos, se refleja el amor,

Por su tierra, sus tradiciones, su gastronomía sin par,

En cada paso que damos, se palpa el corazón,

De una ciudad hospitalaria, que nos invita a disfrutar.


Las playas reciben con abrazos, a turistas y locales,

El rumor del Cantábrico acompaña la celebración,

Mientras el pregón nos guía, con versos y madrigales,

Bailamos y cantamos, sintiendo la conexión


¡Oh, Santander querido, hoy te cantamos con pasión!,

Eres faro y horizonte, eres puerto y un latido,

En tu espíritu festivo, encontramos  conexión,

De un pueblo que celebra, con júbilo compartido.


¡Que viva la fiesta en Santander!, compartimos  al unísono,

De norte a sur, de este a oeste, la alegría se despliega,

En este pregón que encanta, y al corazón hace dueño,

¡Santander, ciudad amada, tu fiesta siempre está llena.

martes, 30 de mayo de 2023

Mi amor a Canarias


En este día de celebración,
Mi corazón se llena de emoción,
Para expresar mi amor profundo,
A las hermosas tierras de Canarias en el mundo.

En tus playas de arena dorada,
Bañadas por el mar de azul brillante,
Mi alma encuentra paz y calma,
En cada rincón de tu paisaje fascinante.

Las montañas majestuosas se alzan,
Con orgullo y belleza sin igual,
Y en tus valles verdes y fértiles,
La vida florece en un eterno carnaval.

El sol brilla con intensidad,
Iluminando tus paisajes con esplendor,
Y en el viento suave y cálido,
Se siente el abrazo de tu amor.

Las tradiciones y cultura ancestral,
Dan vida a tus fiestas y canciones,
Y el folklore se entrelaza,
Con las raíces de generaciones.

Canarias, tesoro en el océano,
Con tu gente amable y sonriente,
Has conquistado mi corazón,
Y te llevo siempre en mi mente.

Hoy te celebro con alegría,
En este día especial y glorioso,
Canarias, amor que nunca se olvida,
En cada verso de este poema amoroso.

¡Feliz día, querida Canarias!,
Tierra llena de amor y magia,
Que tu belleza y esencia perduren,
Por siempre, en mi alma encantada.

sábado, 19 de enero de 2019

Pascua


Elevó, adusto, el sacerdote anciano
de ácimo pan la nítida blancura;
trazo el signo de un símbolo su mano
y consumo la mística figura.

Plegose en el altar velo liviano
Y ante el pueblo, en beatifica postura,
Fulguró el sol flamante y soberano
De la enorme custodia, su hermosura.

Un torrente de luz bañó las naves;
Hubo explosión de gloria en el himnario;
Surgieron del armonio notas graves;

Cuando entre el humo undívago del ascua
Del coro voló un ave al campanario,
La campana mayor repicó a pascua.

Abel Alarcón




jueves, 23 de julio de 2015

La última canción de Martín Fierro




Lo más duro de esta vida
Todavía no ha llegado.
Que lo peor ha pasado
Jamás lo podrás decir,
Jamás lo podrás sentir
Aunque te duela lo andado.

Que sólo viniste aquí
Al arte de caminar,
Al juego de deambular
Sin ruta, y sin más destino
Que las piedras del camino.
Cuánto queda por andar.

No pienses que es solución
Lo de quitarse de en medio.
Frente al dolor, frente al tedio,
Procura quedarte en pie,
Que al menos quede la fe
Cuando termine el asedio.

Que aunque a veces a la vida
Con razón la llaman perra
Y aunque todo es una guerra
Sin vencedor ni vencido,
Por algo habremos venido
A recorrer esta tierra.

Y no digas que es venir
Al torturado con cuentos.
A veces, los sufrimientos
Los quita cambiarlo todo.
Vivir, pero de otro modo,
Sin arrancar los cimientos.

Estar con gente distinta
En otro tiempo y lugar,
Y sentir que, al despertar,
Alguien quiere estar contigo
Y que el mundo es un amigo
Con quien vas a conversar.




lunes, 20 de julio de 2015

In memoriam




A mi padre,
Porque la muerte no interrumpe nada

Gente que tú querías y que pierdes,
Gente que tú querías y se pierde
En medio de la noche.

Otros ocuparán su lugar en el mundo.
Otras hojas tendrán que brotar en la rama.

Pero no te consuela.

Cuántas cosas pudiste
Haber hecho por ellos.
Sabes que no podrás hacerlas nunca.

Sombras que vienen, sombras que se van,
mientras buscas la luz en medio de la noche.




miércoles, 14 de enero de 2015

ENTIERRO DE UN MONJE



Dejando la quietud de los sitiales,
en procesión de lívida gordura,
surgen del claustro, en la humedad oscura,
las blancas estameñas monacales.

Campanudos acentos funerales
estremecen la vieja arquitectura,
y el blanco vaho del alba se aventura
por las altas ventanas ojivales.

Despojos son no más, miseria inerte,
polvo que torna, en brazos de la muerte,
a devolver sus átomos al suelo:

que el blanco monje, de virtudes muestra,
rodeado de Santos, a la diestra
de Dios Nuestro Señor, está en el Cielo.

                Manuel Machado

martes, 13 de enero de 2015

CANTARES



Vino, sentimiento, guitarra y poesía, 
hacen los cantares de la patria mía... 
Cantares... 
Quien dice cantares, dice Andalucía.

A la sombra fresca de la vieja parra, 
un mozo moreno rasguea la guitarra... 
Cantares... 
Algo que acaricia y algo que desgarra.

La prima que canta y el bordón que llora... 
Y el tiempo callado se va hora tras hora. 
Cantares... 
Son dejos fatales de la raza mora.

No importa la vida, que ya está perdida. 
Y, después de todo, ¿qué es eso, la vida?...

Cantares... 
Cantando la pena, la pena se olvida.

Madre, pena, suerte; pena, madre, muerte; 
ojos negros, negros, y negra la suerte. 
Cantares... 
En ellos, el alma del alma se vierte.

Cantares.  Cantares de la patria mía... 
Cantares son sólo los de Andalucía. 
Cantares... 
No tiene más notas la guitarra mía.
           
                         Manuel Machado

viernes, 9 de enero de 2015

LA INFANTA MARGARITA



Como una flor clorótica el semblante,
que hábil pincel tiñó de leche y fresa,
emerge del pomposo guardainfante,
entre sus galas cortesanas presa.

La mano —ámbar de ensueño—, entre los tules
de la falda desmáyase y sostiene
el pañuelo riquísimo, que viene
de los ojos atónitos y azules.

Italia, Flandes, Portugal..., Poniente
sol de la gloria el último destello
en sus mejillas infantiles posa...

Y corona no más su augusta frente
la dorada ceniza del cabello,
que apenas prende el leve lazo rosa.

                            Manuel Machado


jueves, 8 de enero de 2015

CASTILLA



El ciego sol se estrella 
en las duras aristas de las armas, 
llaga de luz los petos y espaldares 
y flamea en las puntas de las lanzas.

El ciego sol, la sed y la fatiga. 
Por la terrible estepa castellana, 
al destierro, con doce de los suyos, 
—polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga.

Cerrado está el mesón a piedra y lodo... 
Nadie responde.  Al pomo de la espada 
y al cuento de las picas, el postigo 
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!

A los terribles golpes, 
de eco ronco, una voz pura, de plata 
y de cristal, responde... Hay una niña 
muy débil y muy blanca, 
en el umbral.  Es toda 
ojos azules; y en los ojos, lágrimas. 
Oro pálido nimba 
su carita curiosa y asustada.

«¡Buen Cid!  Pasad... El rey nos dará muerte, 
arruinará la casa 
y sembrará de sal el pobre campo 
que mi padre trabaja... 
Idos.  El Cielo os colme de venturas... 
En nuestro mal, ioh Cid!, no ganáis nada».

Calla la niña y llora sin gemido... 
Un sollozo infantil cruza la escuadra 
de feroces guerreros, 
y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»

El ciego sol, la sed y la fatiga. 
Por la terrible estepa castellana, 
al destierro, con doce de los suyos 
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.

                                                                               Manuel Machado


domingo, 28 de diciembre de 2014

LA MUJER SEVILLANA



                I
              CARMEN

Cuando al caer la tarde, como un suspiro, orea
los rumorosos patios del barrio de Triana,
y el cabello de Carmen, que de negro azulea,
y sus ojos, en donde amor florece y grana...

Envuelto en ese halo de gracia, que defiende
al hombre que es amado de una mujer hermosa,
pasa Antonio; y, en una larga mirada, enciende
el alma y las mejillas de Carmen, ruborosa.

Ella lo ve alejarse, sintiendo confundido
al latir de su pecho el paso conocido.

Y al rezar el Rosario, y al regar las macetas,
un nombre la perturba con delicias secretas...

Y sola ante el espejo -confesará mañana-,
prende en su negro pelo una rosa temprana.

                  II
              ROSARIO

«Los hombres son los hombres». Y hay cosas en la vida...
Ante tales razones, Rosario, convencida,
inclina a la costura la gallarda cabeza,
donde luce una rosa que envidia su belleza.

Y a pensar en su hogar, limpio como un espejo,
que ella cuida y encanta sólo con el reflejo
de su gracia... Rosario lo que es el mundo ignora.
Cuando Juan viene, ríe.  Si Juan se tarda, llora.

él, que la quiere mucho, aunque lo diga poco,
vuelve siempre a la sombra del amor verdadero.
Ella espera, y el nido amante y dulce cuida,

donde crece la planta de su cariño loco.
Y Juan no viene acaso aquella noche; pero...
«Los hombres son los hombres».  Y hay cosas en la vida...

                  III
                 ANA

¿Conocéis la leyenda que atribuye a Santa Ana
la invención del puchero?... ¿Y aquella otra, llena
de aroma y gracia, de una hierba que es buena,
en competencia con otra que es mejor, Ana?

Y en la ruda corteza de los augustos robles
viendo gotas de lluvia resbalar como llanto,
¿pensasteis en los rostros arrugados y nobles
de las abuelas, reinas-madres, que amaron tanto?...

Todo ello se evoca viendo a esta vieja santa,
a quien nimba una lumbre de hogar inextinguida,
bajo la gracia pura del sevillano cielo...

Y aun, con alegres cuentos, al nietecillo encanta;
y aun, heroica, conserva, al final de la vida,
la sonrisa en los labios y la rosa en el pelo.

Manuel Machado


viernes, 26 de diciembre de 2014

ENCAJES


Alma son de mis cantares, 
tus hechizos... 
Besos, besos 
a millares. Y en tus rizos, 
besos, besos a millares. 
¡Siempre amores! ¡Nunca amor!

Los placeres 
van de prisa: 
una risa 
y otra risa, 
y mil nombres de mujeres, 
y mil hojas de jazmín 
desgranadas 
y ligeras... 
Y son copas no apuradas, 
y miradas 
pasajeras, 
que desfloran nada más.

Desnudeces, 
hermosuras, 
carne tibia y morbideces, 
elegancias y locuras...

No me quieras, no me esperes... 
¡No hay amor en los placeres! 
¡No hay placer en el amor!




miércoles, 17 de diciembre de 2014

ABEL



El campo y el crepúsculo. Una hoguera,
cuyo humo lentamente al cielo sube.
En la pálida esfera
no hay una sola nube.

La tristeza infinita
efluye de la humilde
hierba del suelo. Invita
a llorar el rumor de la arboleda...

Se va el día, y se queda
la tristeza infinita.

Junto de la corriente,
desnudo y muerto, yace
Abel... Y la primera
sangre vertida seca el sol poniente.

El humo al cielo sube,
callado, de la hoguera...
Y baja como un duelo soberano
la noche a la pradera...
«¡Caín! ¡Caín! ¿Qué has hecho de tu hermano?»


domingo, 14 de diciembre de 2014

Van-Dick Un Príncipe de la casa de Orange



A este joven señor, tan bellamente
vestido, blanco el traje y la gorguera,
blanca la tez, envuelve en luz poniente
el oro viejo de su cabellera.

De su apostura la elegante gracia
tiene una laxitud de laxitudes,
y en el pecho, podridas, las virtudes
de su clara y fatal aristocracia.

Tedio y desdén en la orgullosa frente,
vago pesar en la mirada infausta....
lujosísima espada en joyas rica.

Cruza una banda el busto indiferente.
Blanca mano espectral, de sangre exhausta,
y en la mano un limón, que significa...


martes, 9 de diciembre de 2014

EL CABALLERO DE LA MANO AL PECHO


Este desconocido es un cristiano
de serio porte y negra vestidura,
donde brilla no más la empuñadura
de su admirable estoque toledano.

Severa faz de palidez de lirio
surge de la golilla escarolado,
por la luz interior iluminada
de un macilento y religioso cirio.

Aunque sólo de Dios temores sabe,
por que el vitando hervor no le apasione,
del mundano placer perecedero,

en un gesto piadoso y noble y grave,
la mano abierta sobre el pecho pone,
como una disciplina, el caballero.






miércoles, 26 de febrero de 2014

Coloquio de los centauros


En la isla en que detiene su esquife el argonauta 
del inmortal Ensueño, donde la eterna pauta 
de las eternas liras se escucha ?isla de oro 
en que el tritón elige su caracol sonoro 
y la sirena blanca va a ver el sol? un día 
se oye el tropel vibrante de fuerza y de harmonía. 

Son los Centauros. Cubren la llanura. Les siente 
la montaña. De lejos, forman són de torrente 
que cae; su galope al aire que reposa 
despierta, y estremece la hoja del laurel-rosa. 

Son los Centauros. Unos enormes, rudos; otros 
alegres y saltantes como jóvenes potros; 
unos con largas barbas como los padres-ríos; 
otros imberbes, ágiles y de piafantes bríos, 
y robustos músculos, brazos y lomos aptos 
para portar las ninfas rosadas en los raptos. 

Van en galope rítmico, Junto a un fresco boscaje, 
frente al gran Océano, se paran. El paisaje 
recibe de la urna matinal luz sagrada 
que el vasto azul suaviza con límpida mirada. 
Y oyen seres terrestres y habitantes marinos 
la voz de los crinados cuadrúpedos divinos. 

QUIRÓN 

Calladas las bocinas a los tritones gratas, 
calladas las sirenas de labios escarlatas, 
los carrillos de Eolo desinflados, digamos 
junto al laurel ilustre de florecidos ramos 
la gloria inmarcesible de las Musas hermosas 
y el triunfo del terrible misterio de las cosas. 
He aquí que renacen los lauros milenarios; 
vuelven a dar su lumbre los viejos lampadarios; 
y anímase en mi cuerpo de Centauro inmortal 
la sangre del celeste caballo paternal. 

RETO 

Arquero luminoso, desde el Zodíaco llegas; 
aun presas en las crines tienes abejas griegas; 
aun del dardo herakleo muestras la roja herida 
por do salir no pudo la esencia de tu vida. 
¡Padre y Maestro excelso! Eres la fuente sana 
de la verdad que busca la triste raza humana: 
aun Esculapio sigue la vena de tu ciencia; 
siempre el veloz Aquiles sustenta su existencia 
con el manjar salvaje que le ofreciste un día, 
y Herakles, descuidando su maza, en la harmonía 
de los astros, se eleva bajo el cielo nocturno... 

QUIRÓN 

La ciencia es flor del tiempo: mi padre fue Saturno. 

ABANTES 

Himnos a la sagrada Naturaleza; al vientre 
de la tierra y al germen que entre las rocas y entre 
las carnes de los árboles, y dentro humana forma, 
es un mismo secreto y es una misma norma, 
potente y sutilísimo, universal resumen 
de la suprema fuerza, de la virtud del Numen. 

QUIRÓN 

¡Himnos! Las cosas tienen un ser vital; las cosas 
tienen raros aspectos, miradas misteriosas; 
toda forma es un gesto, una cifra, un enigma; 
en cada átomo existe un incógnito estigma; 
cada hoja de cada árbol canta un propio cantar 
y hay un alma en cada una de las gotas del mar; 
el vate, el sacerdote, suele oír el acento 
desconocido; a veces enuncia el vago viento 
un misterio; y revela una inicial la espuma 
o la flor; y se escuchan palabras de la bruma; 
y el hombre favorito del Numen, en la linfa 
o la ráfaga encuentra mentor ?demonio o ninfa. 

FOLO 

El biforme ixionida comprende de la altura, 
por la materna gracia, la lumbre que fulgura, 
la nube que se anima de luz y que decora 
el pavimento en donde rige su carro Aurora, 
y la banda de Iris que tiene siete rayos 
cual la lira en sus brazos siete cuerdas, los mayos 
en la fragante tierra llenos de ramos bellos, 
y el Polo coronado de cándidos cabellos. 
El ixionida pasa veloz por la montaña 
rompiendo con el pecho de la maleza huraña 
los erizados brazos, las cárceles hostiles; 
escuchan sus orejas los ecos más sutiles: 
sus ojos atraviesan las intrincadas hojas 
mientras sus manos toman para sus bocas rojas 
las frescas bayas altas que el sátiro codicia; 
junto a la oculta fuente su mirada acaricia 
las curvas de las ninfas del séquito de Diana; 
pues en su cuerpo corre también la esencia humana 
unida a la corriente de la savia divina 
y a la salvaje sangre que hay en la bestia equina. 
Tal el hijo robusto de Ixión y de la Nube. 

QUIRÓN 

Sus cuatro patas bajan; su testa erguida sube. 

ORNEO 

Yo comprendo el secreto de la bestia. Malignos 
seres hay y benignos. Entre ellos se hacen signos 
de bien y mal, de odio o de amor, o de pena 
o gozo: el cuervo es malo y la torcaz es buena. 

QUIRÓN 

Ni es la torcaz benigna, ni es el cuervo protervo: 
son formas del Enigma la paloma y el cuervo. 

ASTILO 

El Enigma es el soplo que hace cantar la lira. 

NESO 

¡El Enigma es el rostro fatal de Deyanira! 
MI espalda aun guarda el dulce perfume de la bella; 
aun mis pupilas llaman su claridad de estrella. 
¡Oh aroma de su sexo! ¡O rosas y alabastros! 
¡Oh envidia de las flores y celos de los astros! 

QUIRÓN 

Cuando del sacro abuelo la sangre luminosa 
con la marina espuma formara nieve y rosa, 
hecha de rosa y nieve nació la Anadiomena. 
Al cielo alzó los brazos la lírica sirena, 
los curvos hipocampos sobre las verdes ondas 
levaron los hocicos; y caderas redondas, 
tritónicas melenas y dorsos de delfines 
junto a la Reina nueva se vieron. Los confines 
del mar llenó el grandioso clamor; el universo 
sintió que un nombre harmónico sonoro como un verso 
llenaba el hondo hueco de la altura; ese nombre 
hizo gemir la tierra de amor: fue para el hombre 
más alto que el de Jove; y los númenes mismos 
lo oyeron asombrados; los lóbregos abismos 
tuvieron una gracia de luz. ¡VENUS impera! 
Ella es entre las reinas celestes la primera, 
pues es quien tiene el fuerte poder de la Hermosura. 
¡Vaso de miel y mirra brotó de la amargura! 
Ella es la más gallarda de las emperatrices; 
princesa de los gérmenes, reina de las matrices, 
señora de las savias y de las atracciones, 
señora de los besos y de los corazones. 

EURITO 

¡No olvidaré los ojos radiantes de Hipodamia! 

HIPEA 

Yo sé de la hembra humana la original infamia. 
Venus anima artera sus máquinas fatales; 
tras sus radiantes ojos ríen traidores males; 
de su floral perfume se exhala sutil daño; 
su cráneo obscuro alberga bestialidad y engaño. 
Tiene las formas puras del ánfora, y la risa 
del agua que la brisa riza y el sol irisa; 
mas la ponzoña ingénita su máscara pregona: 
mejores son el águila, la yegua y la leona. 
De su húmeda impureza brota el calor que enerva 
los mismos sacros dones de la imperial Minerva; 
y entre sus duros pechos, lirios del Aqueronte, 
hay un olor que llena la barca de Caronte. 

ODITES 

Como una miel celeste hay en su lengua fina; 
su piel de flor aun húmeda está de agua marina. 
Yo he visto de Hipodamia la faz encantadora, 
la cabellera espesa, la pierna vencedora; 
ella de la hembra humana fuera ejemplar augusto; 
ante su rostro olímpico no habría rostro adusto; 
las Gracias junto a ella quedarían confusas, 
y las ligeras Horas y las sublimes Musas 
por ella detuvieran sus giros y su canto. 

HIPEA 

Ella la causa fuera de inenarrable espanto: 
por ella el ixionida dobló su cuello fuerte. 
La hembra humana es hermana del Dolor y la Muerte. 

QUIRÓN 

Por suma ley un día llegará el himeneo 
que el soñador aguarda: Cenis será Ceneo; 
claro será el origen del femenino arcano: 
la Esfinge tal secreto dirá a su soberano. 

CLITO 

Naturaleza tiende sus brazos y sus pechos 
a los humanos seres; la clave de los hechos 
conócela el vidente; Homero con su báculo, 
en su gruta Deifobe, la lengua del Oráculo. 

CAUMANTES 

El monstruo expresa un ansia del corazón del Orbe, 
en el Centauro el bruto la vida humana absorbe, 
el sátiro es la selva sagrada y la lujuria, 
une sexuales ímpetus a la harmoniosa furia. 
Pan junta la soberbia de la montaña agreste 
al ritmo de la inmensa mecánica celeste; 
la boca melodiosa que atrae en Sirenusa 
es de la fiera alada y es de la suave musa; 
con la bicorne bestia Pasifae se ayunta, 
Naturaleza sabia formas diversas junta, 
y cuando tiende al hombre la gran Naturaleza, 
el monstruo, siendo el símbolo, se viste de belleza. 

GRINEO 

Yo amo lo inanimado que amó el divino Hesiodo. 

QUIRÓN 

Grineo, sobre el mundo tiene un ánima todo. 

GRINEO 

He visto, entonces, raros ojos fijos en mí: 
los vivos ojos rojos del alma del rubí; 
los ojos luminosos del alma del topacio 
y los de la esmeralda que del azul espacio 
la maravilla imitan; los ojos de las gemas 
de brillos peregrinos y mágicos emblemas. 
Amo el granito duro que el arquitecto labra 
y el mármol en que duermen la línea y la palabra... 

QUIRÓN 

A Deucalión y a Pirra, varones y mujeres 
las piedras aun intactas dijeron: "¿Qué nos quieres?" 

LÍCIDAS 

Yo he visto los lemures florar, en los nocturnos 
instantes, cuando escuchan los bosques taciturnos 
el loco grito de Atis que su dolor revela 
o la maravillosa canción de Filomela. 
El galope apresuro, si en el boscaje miro 
manes que pasan, y oigo su fúnebre suspiro. 
Pues de la Muerte el hondo, desconocido Imperio, 
guarda el pavor sagrado de su fatal misterio. 

ARNEO 

La Muerte es de la Vida la inseparable hermana. 

QUIRÓN 

La Muerte es la victoria de la progenie humana. 

MEDÓN 

¡La Muerte! Yo la he visto. No es demacrada y mustia 
ni ase corva guadaña, ni tiene faz de angustia. 
Es semejante a Diana, casta y virgen como ella; 
en su rostro hay la gracia de la núbil doncella 
y lleva una guirnalda de rosas siderales. 
En su siniestra tiene verdes palmas triunfales, 
y en su diestra una copa con agua del olvido. 
A sus pies, como un perro, yace un amor dormido. 

AMICO 

Los mismos dioses buscan la dulce paz que vierte. 

QUIRÓN 

La pena de los dioses es no alcanzar la Muerte. 

EURITO 

Si el hombre ?Prometeo? pudo robar la vida, 
la clave de la muerte serále concedida. 

QUIRÓN 

La virgen de las vírgenes es inviolable y pura. 
Nadie su casto cuerpo tendrá en la alcoba obscura, 
ni beberá en sus labios el grito de la victoria, 
ni arrancará a su frente las rosas de su gloria... 

* * * 

Mas he aquí que Apolo se acerca al meridiano. 
Sus truenos prolongados repite el Oceano. 
Bajo el dorado carro del reluciente Apolo 
vuelve a inflar sus carrillos y sus odres Eolo. 
A lo lejos, un templo de mármol se divisa 
entre laureles-rosa que hace cantar la brisa. 
Con sus vibrantes notas de Céfiro desgarra 
la veste transparente la helénica cigarra, 
y por el llano extenso van en tropel sonoro 
los Centauros, y al paso, tiembla la Isla de Oro.


Rubén Darío

Caupolicán



Es algo formidable que vio la vieja raza: 
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón 
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza 
blandiera el brazo de Hércules, o el brazo de Sansón. 

Por casco sus cabellos, su pecho por coraza, 
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región, 
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza, 
desjarretar un toro, o estrangular un león. 

Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día, 
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, 
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán. 

«¡El Toqui, el Toqui!» clama la conmovida casta. 
Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: «Basta», 
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.


Rubén Darío

domingo, 23 de febrero de 2014

La saeta



¡Oh, la saeta, el cantar 
al Cristo de los gitanos, 
siempre con sangre en las manos, 
siempre por desenclavar! 
¡Cantar del pueblo andaluz, 
que todas las primaveras 
anda pidiendo escaleras 
para subir a la cruz! 
¡Cantar de la tierra mía, 
que echa flores 
al Jesús de la agonía, 
y es la fe de mis mayores! 
¡Oh, no eres tú mi cantar! 
¡No puedo cantar, ni quiero 
a ese Jesús del madero, 
sino al que anduvo en el mar!


Antonio Machado