En el silencio de la noche oscura,
resuena un eco suave y constante,
un susurro cálido, casi imperceptible,
que guarda secretos en cada instante.
Es el latido de tu corazón,
una melodía que nunca cesa,
un ritmo eterno, una canción,
que en mis sueños siempre besa.
Con cada palpitar, me envuelves,
me hablas de tus miedos y anhelos,
me cuentas historias sin palabras,
de un amor que no tiene celos.
Tus latidos son como estrellas,
brillando en la inmensidad del cielo,
guías de mi alma perdida,
luces que calman mi desvelo.
En el vaivén de tu pecho,
encuentro mi refugio y hogar,
una danza rítmica y serena,
que alivia todo mi pesar.
El latido de tu corazón,
es un mar de paz y esperanza,
un faro en la tormenta,
una promesa que nunca cansa.
Y así, en cada latido,
me pierdo y me encuentro,
en el compás de tu vida,
en el susurro de tu aliento.
Eres la melodía constante,
el latir que da sentido,
a este amor inmenso,
que en tu pecho está esculpido.