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miércoles, 11 de septiembre de 2024

Te añoro


 

Te añoro sin haberte conocido,

como un anhelo susurrado al viento,

como un sueño que se pierde en el olvido,

como un eco que se apaga en el tiempo.


Eres el rostro que nunca he visto,

la voz que aún no ha vibrado en mis oídos,

la caricia suave que no ha rozado mi piel,

y sin embargo, en mi alma ya estás vivo.


Te añoro en cada suspiro perdido,

en cada estrella que se apaga en la noche,

en cada sombra que el sol desvanece,

y en cada silencio que grita tu nombre.


Eres el poema que aún no se ha escrito,

la canción que espera una melodía,

el aroma de un jardín imaginario,

y el susurro de una brisa tibia.


Te añoro sin haberte conocido,

como se añora la luz en la penumbra,

como un navegante añora su puerto,

como un ciego sueña con la luna.


Eres la ausencia que llena mis días,

la esperanza que no ha tenido comienzo,

el latido de un corazón sin dueño,

y el misterio que me envuelve en silencio.


Te añoro sin haberte conocido,

y en este sentir que no tiene final,

eres la promesa de un amor eterno,

que aún sin ser, ya me hace vibrar.







miércoles, 28 de agosto de 2024

Cierro los ojos


 

Cierro los ojos y el mundo se apaga,
desaparece el ruido, la prisa, el caos;
queda solo el latido de un silencio
que habla en susurros,
que dibuja el contorno de mi alma.

Cierro los ojos y se abre el universo,
un infinito sin tiempo ni lugar,
donde los sueños florecen en calma
como estrellas en la noche,
libres de miedo, de sombra y de sal.

Cierro los ojos y navego profundo,
donde el mar es de viento y el cielo es de agua;
y no hay caminos, solo el deseo
de hallar en el misterio
la verdad que aguarda.

Cierro los ojos y siento el latido,
el pulso de la vida que corre en mis venas,
y en la quietud del alma, me vuelvo
una chispa en la noche,
una luz que no cesa.

Cierro los ojos y me encuentro conmigo,
con ese yo que a veces se oculta
entre el bullicio del día y la máscara ajena,
y en esa penumbra me abrazo,
me descubro, me entiendo, me siento.

Cierro los ojos y no hay más distancia
entre lo que soy y lo que anhelo ser;
en la oscuridad, florece la esperanza,
y en el eco del silencio
comienza a renacer.