En la vastedad de la distancia, en la brecha que nos separa,
late un amor que desafía la frontera que nos amarra.
No importan kilómetros ni tiempo, ni la ausencia que nos hiere,
pues en cada pensamiento, en cada palabra, tú estás presente.
Amar en la distancia es navegar en océanos de añoranza,
es tejer con hilos invisibles una tela de esperanza.
Cada palabra escrita es un beso que viaja sin cesar,
cada verso susurrado es un abrazo que no deja de abrazar.
Los días se vuelven eternos, las noches se llenan de melancolía,
pero nuestros corazones se entrelazan en una danza de poesía.
Las estrellas se convierten en testigos de nuestro amor ardiente,
y la luna nos envuelve en su brillo, manteniéndonos siempre presente.
Nos encontramos en sueños, en las notas de una canción,
en cada rincón del universo, alimentando nuestra pasión.
Cada latido del corazón es un mensaje que se envía,
trayendo consuelo y fortaleza en medio de la distancia fría.
No importa cuán lejos estemos, mi amor por ti es eterno,
y aunque el tiempo nos desafíe, siempre encontraré el camino.
La distancia es solo una prueba de la fuerza que llevamos dentro,
un lazo indestructible, un amor que nunca será vencido.
Así que amemos en la distancia, dejemos que el amor nos guíe,
porque aunque el mundo nos separe, juntos siempre estaremos, sí.
En cada latido, en cada pensamiento, en cada palabra sincera,
encontraremos la manera de amarnos, aún en la distancia más severa.