En el jardín de la vida,
donde las flores susurran,
un pequeño colibrí danza,
suave brisa, dulce y pura.
Con alas de terciopelo,
que vibran en un suspiro,
se mueve de flor en flor,
como un delicado giro.
El sol besa sus colores,
iridiscente esplendor,
cada pluma es un destello,
en un mágico fulgor.
Sus ojos, dos luceros,
que brillan con alegría,
reflejan el cielo abierto,
y la promesa del día.
El néctar es su tesoro,
dulzura que lo embriaga,
en cada vuelo ligero,
una canción deshilvana.
Danza, colibrí divino,
en tu frenesí de amor,
celebra la vida plena,
en un eterno fervor.
Tu vuelo es un poema,
escrito en el aire azul,
con cada aleteo dices,
que la vida es un festín.
En el jardín de la vida,
donde las flores susurran,
un pequeño colibrí danza,
y su espíritu perdura.