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viernes, 21 de junio de 2024

Música en el Corazón


 

En el vasto silencio del alma,
donde los sueños reposan en calma,
un susurro de notas se eleva,
como el murmullo de un río que anhela.

Melodías suaves, como el viento en la tarde,
acarician el pecho, su magia no arde.
Un acorde sincero, un latido, una flor,
es la música eterna, del profundo amor.

El violín susurra secretos antiguos,
el piano despliega susurros divinos,
cada cuerda y tecla, en sincera unión,
crean armonías que sanan la razón.

En la penumbra, una voz resuena,
canta historias de amor que nunca son ajenas.
Es el canto del alma, el latido vital,
que en cada compás, hace vibrar lo real.

El tambor marca el ritmo del corazón,
con cada golpe, una nueva emoción.
El eco en el pecho, resonancia pura,
es la vida misma, en su forma más dura.

Un arpegio de esperanza, una fuga de dolor,
en la sinfonía eterna, todo tiene su valor.
La música en el corazón, guía sin razón,
es el lenguaje del alma, la más dulce canción.

En cada nota, una historia escondida,
en cada pausa, una lágrima rendida.
La música nos envuelve, nos lleva sin control,
es el eco divino, de nuestro propio sol.

Así, en la vasta quietud del alma,
donde los sueños nunca se disuelven en calma,
la música reina, inmortal y sincera,
es el latido del corazón, la eterna primavera.






jueves, 20 de junio de 2024

Llegó el verano


 

El sol despierta, brillante y dorado,

un manto de luz sobre el campo sembrado.

Los días se alargan, las noches suspiran,

y el viento caliente susurra y conspira.


Risas de niños, jugando en la plaza,

corren descalzos, libertad en la brasa.

El mar se revuelca en olas de espuma,

la arena dorada, alfombra de pluma.


El verde se viste de tonos ardientes,

flores que estallan en matices rientes.

Los pájaros cantan su eterna canción,

el aire se llena de dulce pasión.


Helados que gotean en manos pequeñas,

refrescos burbujean en tardes risueñas.

Sombrillas se abren, paletas de color,

paisaje de ensueño, suspiro de amor.


El río murmura, secreto guardado,

entre risas y cantos, verano sagrado.

Los días se funden en horas de sol,

y el cielo despejado es un faro de rol.


Llegó el verano, festín de alegría,

donde cada instante es pura armonía.

Bailan los cuerpos, desnudos al viento,

y el corazón late en su propio momento.