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sábado, 30 de junio de 2012

Ojitos de miope




Con esos mismos ojos miras a través
de la ventana, y ves el movimiento
efímero y eterno.
Con esos mismos ojos desnudaste
el cuerpo y sus prodigios,
el paisaje estelar.
Te sirvieron como peces,
te abrieron los caminos.
Mira como miran las distancias,
cómo observan el amor.
Despertaron tu sed,
demudaron tu silencio.
Son expresivos como cuencas de estrellas
y aunque los encierres con cristales
mirarán, mirarán,
mirarán
toda la vida.

viernes, 29 de junio de 2012

Juntar




Junto a Dios en mis manos, oro,
truena el viento, se filtra, anuncia
lluvia torrencial. Junto a Dios.
Reúno en la oración palabra y sueño.
Dejo tenue el vuelo del poema
entre algas reflotadas de un pantano.
Dios me perdona el ansia de imitarlo
y conversa, baja a la montaña,
me da sus Tablas con diamantes
colocados por voz en tablillas áuricas.

El verso palidece en la juntura
del vocablo y el silencio. La tarde
se deja acariciar casi una seda
crujiendo entre mis manos.
Y el poema se extiende hacia la luz
de la Isla, hacia la vida nuestra.

jueves, 28 de junio de 2012

El poeta



Yo soy el jorobado,
me retuerzo en la sábana nocturna
soñándome atleta.
Y soy el paralítico
en una silla dura y giradora,
la muchacha fea, el pederasta
cuando escupe la sal,
el corredor caído que gime
y se levanta y sobre todo
se siente triunfador del mundo.

Soy la asesinada de aquel día
en el primer dolor de la cuchilla,
y el sacerdote muerto
que ya no encuentra a Dios.

Abro los ojos de recién nacido
y lloro por la luz,
la bella luz
que arde como un fuego,
yo soy la anciana con temor del tiempo
y el muchacho con miedo de la vida.

A todos,
yo los prohíjo
y los abrazo:
hermanos,
la tanta luz confunde mis tinieblas.


miércoles, 27 de junio de 2012

El ciervo



Hundirme en tu belleza
tan hondo, tan en ti
que yo perezca en tu caricia,
que ni el agua de mis ojos
o el silencio mismo
sean más que tu piel.

Soledad, milagro de tu frente,
en ti se advierte el ciervo
que dormita en el claro del bosque
y de pronto se pierde entre la yerba.

Qué más quisiera yo: ser ese ciervo,
entrar en tu piel como en un bosque
y escuchar el silencio del amor.

martes, 26 de junio de 2012

Ad infinitum



Una rosa es una mano es una rosa
es una linfa es una isla es una
luna es una nube que viene en la tormenta.

Una tormenta es el otoño es el verano
es la infancia es el desaste es el viento
que arrastra consigo las nubes y las islas.

Una isla es una rosa es una mano
es una patria es una manta voladora
es un cristal hecho del polvo de la arena.

Una rosa es una ciega y soterrada
fantasía hecha al borde histérico
de un sueño al mediodía.

Una mano es una rosa es un silencio
moviéndose en medio de tormentas,
es una rueca es la luna son las nubes
y las islas y el sueño y el cuerpo adolorido
del día, del día radiante, una rosa es una mano
es una nube, es una isla...


lunes, 25 de junio de 2012

Testamento





Como he sido iconoclasta

me niego a que me hagan estatua:

si en la vida he sido carne,

en la muerte no quiero ser mármol.



Como yo soy de un lugar

de demonios y de ángeles,

en ángel y demonio muerto

seguiré por esas calles...



En tal eternidad veré

nuevos demonios y ángeles,

con ellos conversaré

en un lenguaje cifrado.



Y todos entenderán

el yo no lloro, mi hermano....

Así fui, así viví,

así soñé. Pasé el trance.


viernes, 22 de junio de 2012

Isla




Aunque estoy a punto de renacer,
no lo proclamaré a los cuatro vientos
ni me sentiré un elegido:
sólo me tocó en suerte,
y lo acepto porque no está en mi mano
negarme, y sería por otra parte una descortesía
que un hombre distinguido jamás haría.
Se me ha anunciado que mañana,
a las siete y seis minutos de la tarde,
me convertiré en una isla,
isla como suelen ser las islas.
Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,
y poco a poco, igual que un andante chopiniano,
empezarán a salirme árboles en los brazos,
rosas en los ojos y arena en el pecho.
En la boca las palabras morirán
para que el viento a su deseo pueda ulular.
Después, tendido como suelen hacer las islas,
miraré fijamente al horizonte,
veré salir el sol, la luna,
y lejos ya de la inquietud,
diré muy bajito:
¿así que era verdad?


jueves, 21 de junio de 2012

El hechizado




Por un plazo que no pude señalar
me llevas la ventaja de tu muerte:
lo mismo que en la vida, fue tu suerte
llegar primero. Yo, en segundo lugar.

Estaba escrito. ¿Dónde? En esa mar
encrespada y terrible que es la vida.
A ti primero te cerró la herida:
mortal combate del ser y del estar.

Es tu inmortalidad haber matado
a ese que te hacía respirar
para que el otro respire eternamente.

Lo hiciste con el arma Paradiso.
-Golpe maestro, jaque mate al hado-.
Ahora respira en paz. Viva tu hechizo.





miércoles, 20 de junio de 2012

Voy a apagar la luz





Voy a apagar la luz
para quedarme a oscuras con tu rostro,
para inventar de nuevo aquel instante:
Intimidad etérea y fulminante,
piel en la voz,
voz en el canto,
en la mirada...
Voy a apagar la luz
porque la oscuridad me obliga a dibujarte,
me da la dulce libertad de juntar las ternuras,
de calcar las ansias y borrar las soledades...
Voy a apagar la luz
para pensar en ti.





lunes, 18 de junio de 2012

Post-data






Ferviente
en los inmensos templos de la vida,
en las calles,
bajo los techos,
por encima del sol
-entre los dedos-.
Tierno.
Sobre el alma: dulce y silencioso.

P.D. Así es mi amor.





domingo, 17 de junio de 2012

Himno al desacato





Pienso violar todas las leyes,
los órdenes, los ritos, los sistemas.
Voy a treparme a un árbol
y a patear cientos de piedras,
y caminando boca abajo
quizá le vea el trasero
a este mundo embalsamado
donde todo lo que brilla apesta...
Quiero robarme un manojo de estrellas,
pintar la luna de verde
y al sol ponerle una careta.
Así, cuando me tomen de la mano
y me lleven a una celda,
cantaré un himno al desacato,
me pondré las rejas en los ojos
y entonces quedarán encerrados los de afuera...





viernes, 15 de junio de 2012

Final de un poema




Dejaré las notas en su sitio,
miraré más allá de los objetos,
cantaré hacia adentro, como siempre,
lloraré hacia fuera,
tomaré el peso acostumbrado de mi cuerpo,
giraré los pasos:
el futuro es un enigma...
Sentiré no sé qué cosas
y en las cálidas noches de estas tierras
dormiré como muchos,
con los ojos abiertos,
con el alma despierta
y mis pies sólo cubriendo la cama, en silencio.
Yo no sé conjugar los infinitos verbos
del idioma eterno...
No te conozco, compañero.
Mi vida es agradable comparándola con otras,
pero es escasa frente a mis expectativas.
Por eso te cuento
que cruzaré la vereda
y callaré
como siempre,
para que nadie se ría,
para que nadie cuestione,
para que nadie sepa lo sola que me siento.

jueves, 14 de junio de 2012

Confieso




Siento no tener el equipaje
que exigen todas las absurdas circunstancias.
Me excuso por las cien torpezas diarias,
por los errores grandes y pequeños
por la bella tontería,
por la cuerda voluntad de mi vergüenza.
Soy aldea pequeña, de diminutos espacios,
selvas y llanuras adornadas
con flores que tiemblan silenciosas.
Soy la dulce respuesta de la pregunta que no nace.

miércoles, 13 de junio de 2012

Yo




Este asombro de ser apenas una
parte del universo, y ser sin duda
tan vasto como el orbe, y ser gemido,
e instante, y eco, y dardo sin destino
ni otra cosa que un rumbo me depare.
Este ser una sombra que no sabe
ni puede comprender, que olvida acaso
porque es su condición. Este atareado
afán, que no concibo, del complejo
mundo por explicar las causas, cierto
de que no hay explicación o hay tantas
que es vano todo empeño. Esta insensata
costumbre de mirarte en la secreta
certeza de saber que no hay respuesta...


domingo, 10 de junio de 2012

Tu vida


Un castillo de naipes que se vino
abajo, para siempre; tu pasado:
horas que fueron tristes; el transcurso
de un ebrio atardecer; días fugaces
como guirnaldas súbitas, honrando
las sienes de tus hijas. Qué de errores
al cabo de los años. Qué de errores.
(Pero ella está contigo, con su raro
ademán que tú amaste para siempre,
desde la vez primera.) Hay tantas cosas
que quieres olvidar. Puedes, no obstante,
decir que tú también fuiste dichoso,
pese a todo y a todos, en alguna
ocasión. (Recuerda aquellos íntimos
regalos de la noche, en la cercana
prolijidad del mar: dones perdidos
en la inquietud del tiempo.)
Tu vida.
Una vida cualquiera. Semejante
a la de tantos otros. Tan inútil.



sábado, 9 de junio de 2012

Sábado



Más de una hora inquieto,
tratando de encontrarla por las calles, apostado
en sitios estratégicos —esquinas
en teoría casi inevitables, húmedos
bares de tres al cuarto, paradas
de autobuses… qué se yo—
y ahora,
ahora estaba ahí,
tranquila,
tan campante, guapísima, del otro
lado del cristal.
La había visto
de lejos —de muy lejos
diría,
para estos ojos miopes con que ando—
Ahí está
ahí está, pensé,
y se agitó mi espíritu lo mismo
que se agitan las aguas tristes de los lagos
con la brisa de otoño.
Era el momento,
esa ocasión que ni pintiparada, única: bastaría
con empujar la puerta,
mentir
un simple encuentro fortuito,
entrarle al quite, buenos
días caramba, vaya una
feliz casualidad, y todo hecho,
todo;
y luego, ya se sabe, cada uno
debe tener su arte de enrollarse, su ars
amandi, como ya dijo Ovidio.
Era el momento
sí.
Pero pasé de largo
igual que un apestado, como un perro
con pulgas
y el rabo bien metido entre las patas,
jadeando,
sin osar tan siquiera echarle una mirada de reojo:
apijotado, vamos.
Pasé de largo
como las aves pasan en los cielos
y el sol sobre los días
y las flores
que quieren reposar en sus cabellos
y morirse en sus manos,
y no saben.


viernes, 8 de junio de 2012

Madīnat al-Zahrā (مدينة الزهراء)



Puerta del primer ministro.JPG 

Medina Azahara


Dos miradas se amaron en secreto
durante muchos años. Dos palabras
no dichas. Dos palabras que nadie
habrá de pronunciar. Pobres tesoros
que guardan pobres páginas. (Lo mismo
que este roto jardín, el delicado
amor de Abderrahmán.)





Lluvia








En tus ojos de lluvia
crecen pálidos árboles
de hielo
Entre sus ramas
tiembla
labrada en roca viva
la imagen de un ansioso
dios que sonríe
y mata.





Las rosas de Babilonia



No me preguntes cómo pasa el tiempo.
El caso es que ya estoy un poco sorda
y el pelo me blanquea. Sin embargo,
aún siento un no sé qué, algo muy tenue
(como un temblor de luna en un estanque),
aquí, justo en la boca del estómago,
cada vez que te miro. Qué curioso,
qué curioso, ¿verdad? Qué raro: el tiempo,
que en Babilonia destruyó las rosas,
que terminó con Júpiter y a polvo
redujo los imperios y las caras
(que todo se lo lleva por delante
como un rinoceronte enloquecido),
me parece que hoy se va a dejar
los dientes (por lo menos), en su inútil
empeño de ir borrándote esos ojos
que intactos —yo lo quiero— aquí se quedan.

jueves, 7 de junio de 2012

Amanece en la playa




Como un gigante ciego
levanta el mar sus brazos
cargados de esmeraldas
chorreantes
al cielo indiferente
Círculos
de gaviotas se agitan en el aire
piensan
sin duda huir al interior
El viento
muerde las banderolas
gira
enloquecido en torno a los cordajes
y una luna muy pálida se borra lentamente
sobre un rumor de árboles
Y yo
que voy por este largo paseo de la playa
muy cerca de la arena
con el mar
de tu pelo temible ondeando allá lejos
con
las negras gaviotas de tus ojos
venga y venga a gritar
sin otro pensamiento que irse de mi lado
con
el tono de tu voz
quemándome los tímpanos
y la pálida luna de tu frente
tan remota e impasible como la luna aquella que moría
tranquila entre las copas
de los pinos
Con un poco de bruma
por toda compañía.

Ahora



Una mujer de ojos verdes irá en estos momentos
por Tottenham Court, hacia Oxford Street.
Otra, de negra cabellera, estará ahora mismo cruzando
la Via dei Fori Imperiali, el Coliseo al fondo.
Una tercera, sale seguramente de la boca
del metro de París, justo frente a l’Etoile.
En Madrid, habrá una jovencita que ligue emocionada
mientras toma una caña en algún bar de Rosales,
cerca del templo egipcio:
¿Y tú, my rose, my rose?:
a lo mejor
miras en este instante
el mar y no comprendes
que te lo llevas todo en las pupilas.
Mientras,
yo mato el tiempo tercamente
en este cuarto gris y ante esta hoja.

martes, 5 de junio de 2012

A Paula






Un día me verás, en la distancia
de los años ya idos, como siempre
sentado en mi escritorio o dedicado
a comentarte cosas. A mi lado
también te verás tú, perenne niña
de avizorados ojos sonrientes.
Pero no seré yo, ni tu mirada
tendrá el calor de antaño: serás vieja
y, en torno a ti, otros niños de insondables
miradas jugarán y será alegre,
y habrá melancolía en tu mirada,
y el tiempo habrá borrado estos momentos
en que escribo un poema y me preguntas
¿juegas al ajedrez? —Estoy llorando
porque sé que esto es cierto y, algún día,
querrás jugar —¿con quién?— inútilmente.


Los caracoles



Poetas: caracoles del viento.
En los del mar se oye el fragor marino.
En vosotros se oye el pensamiento.

Un unísono canto levantino
son las fuerzas del bien cuando el acento
del buen amor dirige su camino.

O cuando por perífrasis su aumento
depende las luchas del destino
que da flores de luz sólo un momento.

Poetas: caracoles en un cuento
que me contó de niño un peregrino.
¡Mi corazón se muere de contento!


lunes, 4 de junio de 2012

La vejez




Mienten los que nos dicen que la vida
Es la copa dorada y engañosa
Que si de dulce néctar se rebosa
Ponzoña de dolor guarda escondida.

Que es en la juventud senda florida
Y en la vejez, pendiente que escabrosa
Va recorriendo el alma congojosa,
Sin fe, sin esperanza y desvalida.

¡Mienten! Si a la virtud sus homenajes
el corazón rindió con sus querellas
no contesta del tiempo a los ultrajes;

que tiene la vejez horas tan bellas
como tiene la tarde sus celajes,
como tiene la noche sus estrellas.



La noche del Escorial




La noche envuelve con su sombra fría
El claustro, los salones, la portada,
Y vacila la lámpara agitada
De la iglesia bóveda sombría.

Como triste presagio de agonía
Gime el viento en la lúgubre morada,
Y ondulando la yerba desecada
Vago rumor entre la noche envía.

De Felipe segundo, misterioso
Se alza el espectro del marmóreo suelo
Y vaga en el convento silencioso,

Y se le escucha en infernal desvelo
Crujiendo por el claustro pavoroso
La seda de su negro ferreruelo.


domingo, 3 de junio de 2012

Al viento



Cuando era niño, con pavor te oía
en las puertas gemir de mi aposento;
doloroso, tristísimo lamento
de misteriosos seres te creía.

Cuando era joven, tu rumor decía
frases que adivino mi pensamiento,
y cruzando después el campamento,
"Patria', tu ronca voz me repetía.

Hoy te siento azotando, en las oscuras
noches, de mi prisión las fuertes rejas;
pero hánme dicho ya mis desventuras

que eres viento, no más, cuando te quejas,
eres viento si ruges o murmuras,
viento si llegas, viento si te alejas.

Encuentro con la nieve



Nevó toda la noche y amanece
la tierra inmaculada.
Quién pudiera decir que bajo el manto
prepara su verdor la primavera.
Si la pureza existe,
qué semejante es a la nieve:
hoja blanca cedida por el mundo
para probar que nada permanence.

sábado, 2 de junio de 2012

Inmortalidad









Te amé tanto que, un día, abandonó mi alma

la cárcel de su cuerpo. Errátil, y no hallándote,

regresó a la morada que yo daba por mía.

Mas no estaba mi cuerpo donde allí lo dejara,

sino el tuyo, vastísimo, como un templo de oro.

Y no le diste asilo. Y ya no tendré muerte.



viernes, 1 de junio de 2012

Himno








¿Cómo he dilapidado tanto afán, amor mío?

¿Por qué tejí poemas en días ya lejanos

pudriendo de silencio mi voz? La insomne palia

de Penélope astuta cada vez me alejaba

más y más de lo único que importaba a mi vida.

Y cuando al fin llegaste arrasándolo todo,

verso de carne mío más hondo que el ensueño,

un himno de hermosura nos fundió para siempre

en la doble y perfecta mudez de la armonía.




NOCHE




Sobre la nieve se oye resbalar la noche

La canción caía de los árboles
Y tras la niebla daban voces

De una mirada encendí mi cigarro

Cada vez que abro los labios
Inundo de nubes el vacío

En el puerto
Los mástiles están llenos de nidos

Y el viento
gime entre las alas de los pájaros

LAS OLAS MECEN EL NAVÍO MUERTO

Yo en la orilla silbando
Miro la estrella que humea entre mis dedos