En el Atlántico azul te encuentras,
Lanzarote, tierra de sol y lava,
donde el viento canta historias antiguas
y el mar susurra en sus playas doradas.
Tus paisajes de fuego, de roca y ceniza,
son lienzos pintados por la naturaleza,
con volcanes dormidos que guardan secretos
y viñedos que crecen en arena negra.
Tus cielos nocturnos, llenos de estrellas,
son espejos del alma, reflejo del tiempo,
donde el silencio se vuelve melodía
y el alma se llena de paz y contento.
Jardín de Cactus, obra de arte,
donde la vida florece entre espinas,
y Timanfaya, con su corazón ardiente,
nos recuerda el poder de la tierra viva.
Tus pueblos blancos, como Haría y Teguise,
con sus calles estrechas y sus plazas tranquilas,
guardan la esencia de una vida sencilla,
donde el sol y la calma son la mejor compañía.
Oh, Lanzarote, isla de encanto,
eres un poema escrito en lava y mar,
una joya oculta en el océano inmenso,
un suspiro de belleza que jamás se va.
Que nunca falte tu brisa en mi rostro,
ni tus paisajes en mis sueños presentes,
porque en ti encontré un rincón del paraíso,
mi linda Lanzarote, siempre en mi mente.