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domingo, 14 de julio de 2024

Nostalgia de Niño


 

En las tardes doradas de la infancia,
cuando el sol se desplomaba en el horizonte,
mi corazón era un pájaro libre,
volando entre sueños y risas resonantes.

Recuerdo los juegos en el parque,
donde la tierra se convertía en reinos mágicos,
y mis amigos eran valientes caballeros,
en batallas de espada con ramas y hojas.

El olor a pan recién horneado,
inundando la casa con su cálida promesa,
mientras mamá cantaba canciones suaves,
tejiendo amor en cada nota y verso.

Las noches eran lienzos de estrellas,
cuyos destellos guiaban mis sueños,
donde monstruos y héroes convivían,
en historias que solo yo conocía.

El tiempo, implacable y silencioso,
ha cubierto esos días con un velo de nostalgia,
pero en mi corazón, siempre viven,
esos momentos de pura e infinita magia.

Hoy, mientras el mundo sigue girando,
cierro los ojos y vuelvo a ser niño,
corriendo descalzo por senderos olvidados,
donde el amor y la risa eran todo lo que necesitaba.

Así, en la calma de mi ser adulto,
me aferro a esos recuerdos tan míos,
y en cada sonrisa, en cada suspiro,
revivo la eterna nostalgia de niño.






viernes, 12 de julio de 2024

Eguzkilore ( Flor del sol )


 

En la quietud del monte,
bajo un cielo azul zafiro,
crece la flor del Eguzkilore,
guardián del hogar y del suspiro.

Brilla como un sol en la tierra,
con pétalos dorados, resplandecientes,
espejo del astro en su cumbre,
vigía de almas, faro de valientes.

Cuenta la leyenda antigua,
de tiempos de hadas y duendes,
que el Eguzkilore en la puerta,
ahuyenta males y envidias hirientes.

Los vascos, pueblo sabio,
la colocan con devoción,
protegiendo su morada,
con esta mágica bendición.

En noches de luna llena,
cuando los lobos aúllan al cielo,
el Eguzkilore vigila,
como un centinela en su suelo.

Flor de los montes y campos,
refugio de sueños y miedos,
tu luz es un canto eterno,
en el corazón de nuestros ancestros.

Eguzkilore, flor del sol,
tu esencia es vida y leyenda,
un símbolo de protección,
que en nuestra memoria se extienda.

Y así, en cada pétalo dorado,
resplandece un trozo de historia,
un eco de tiempos pasados,
una flor, un sol, una gloria.