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miércoles, 17 de mayo de 2023

Amor a mis hijos adultos



Hijos amados, frutos del amor,
Vuestras vidas han florecido con esplendor.
Desde pequeños crecieron con ilusión,
Y hoy como adultos llenan mi corazón.

En cada paso que dieron en la vida,
Mi amor y orgullo siempre han sido su guía.
Verlos crecer y madurar fue mi mayor alegría,
Siempre estaré aquí, en cada nuevo día.

Hoy veo en vosotros seres independientes,
Con sueños, metas y anhelos diferentes.
Caminan por senderos que eligen por sí mismos,
Y  cada logro, celebro con amor y entusiasmo.

Recuerdo los días en que eran pequeños,
Donde su risa y juegos eran mis sueños.
Pero ahora son adultos, fuertes y valientes,
Y aunque el tiempo pase, mi amor no tiene límites.

A través de los años hemos compartido risas y llantos,
Hemos superado obstáculos, juntos y en tantos.
Cada momento vivido, grabado en mi memoria,
Un tesoro eterno, una historia de victoria.

Mis amados hijos, siempre serán mi luz,
En mi corazón, en cada amanecer y atardecer azul.
El amor que siento por vosotros  nunca cambiará,
Aunque el tiempo avance, mi amor siempre perdurará.

Así que caminen con fuerza y confianza en su camino,
Siempre estaré aquí para apoyarlos, mi querido destino.
Sean felices, sigan sus sueños con pasión,
Mis hijos adultos, mi eterno amor en canción.


 

lunes, 15 de mayo de 2023

A mi Madre



 


Madre querida, sublime y eterna,
eres el faro que ilumina mi vida tierna.
Tus brazos cálidos me envolvieron al nacer,
y desde entonces, no dejas de florecer.

Eres mi guía, mi cómplice y mi amiga,
siempre dispuesta a escuchar mi fatiga.
Con paciencia infinita me enseñaste a andar,
y en cada paso, tu amor supe encontrar.

Tu ternura me envuelve como un suave abrigo,
y en tus ojos veo un amor sin castigo.
Eres la fuerza que me impulsa a volar,
y en tus manos encuentro paz al descansar.

Tus palabras son dulces melodías al oído,
y en cada consejo, encuentro un sentido.
Eres el refugio en las tormentas de la vida,
y en tus palabras, encuentro calma y salida.

Madre amada, mi corazón te pertenece,
tu amor incondicional nunca desvanece.
Eres el sol que ilumina mis días grises,
y en tus brazos encuentro consuelo en mil matices.

Hoy elevo mi voz en este humilde poema,
para expresar lo que mi alma siempre quema.
Gracias, madre, por ser mi eterna compañera,
tu amor y sacrificio son mi mayor bandera.

En cada latido, en cada paso que doy,
sé que contigo siempre encontraré apoyo.
Eres la razón de mi existencia en este mundo,
y por siempre, serás mi amor más profundo.

Madre querida, mi gratitud no tiene fin,
eres mi inspiración, mi todo sin fin.
En cada verso, te dedico mi amor eterno,
¡Feliz día de las madres, tesoro tierno!


Siempre te llevo conmigo.

domingo, 14 de mayo de 2023

Domingo de primavera



Domingo de primavera,
el sol brilla en el cielo,
las aves cantan alegres,
y el aire es un dulce consuelo.

Las flores florecen radiantes,
en los jardines y praderas,
y el verde intenso de los árboles,
anima todas las esferas.

El mundo parece más vivo,
en esta hermosa estación,
y en mi alma hay una paz,
que viene de la creación.

Domingo de primavera,
todo es bello y placentero,
y mi corazón se llena,
de un amor puro y sincero.

Que este día de primavera,
sea una muestra del amor,
que nos regala la naturaleza,
y nos llena de color.

sábado, 13 de mayo de 2023

En el jardín de mi alma


 

En el jardín de mi alma florece el amor,
un fuego eterno que arde con fervor.
Susurra al viento versos de pasión,
una melodía dulce, una dulce canción.

En tus ojos encuentro el infinito,
un universo de sueños compartidos.
Tu sonrisa ilumina mis días,
en cada latido siento que me guías.

Eres la luz que alumbra mi sendero,
la razón por la que respiro, espero.
En tus brazos encuentro mi refugio,
un abrazo cálido, sincero y seguro.

Tu voz, un susurro que calma mi mente,
me envuelve en ternura, dulce y ardiente.
Tus palabras, versos que acarician mi ser,
me elevan al cielo, me hacen renacer.

Eres mi musa, mi fuente de inspiración,
la razón por la que escribo con pasión.
En cada verso te nombro, te amo,
en cada estrofa te adoro, te reclamo.

Eres el poema que nunca termina,
una historia de amor que siempre fascina.
En cada palabra encuentro el amor eterno,
un sentimiento puro, sincero y tierno.

En esta poesía te entrego mi corazón,
mi alma desnuda, mi declaración.
Eres mi amor, mi razón de existir,
juntos, en versos, para siempre vivir.

viernes, 12 de mayo de 2023



En un mundo que clama por amabilidad,
donde la indiferencia es la norma,
surgió la generosidad, una virtud singular,
que nos envuelve con su dulce forma.

Es un regalo que fluye del corazón,
un acto desinteresado y sincero,
donde se olvida el egoísmo y la razón,
y se abraza el amor verdadero.

La generosidad no conoce límites ni fronteras,
trasciende culturas y creencias,
es un puente que une a las almas enteras,
y construye puentes en vez de paredes.


En un mundo que clama por amabilidad,
donde la indiferencia es la norma,
surgió la generosidad, una virtud singular,
que nos envuelve con su dulce forma.

Es un regalo que fluye del corazón,
un acto desinteresado y sincero,
donde se olvida el egoísmo y la razón,
y se abraza el amor verdadero.

La generosidad no conoce límites ni fronteras,
trasciende culturas y creencias,
es un puente que une a las almas enteras,
y construye puentes en vez de paredes.

Es tender la mano al que está en necesidad,
compartir sin esperar nada a cambio,
dar un abrazo lleno de calidez y bondad,
y aliviar el dolor con un solo gesto de entrega.

La generosidad es sembrar semillas de esperanza,
cultivar jardines de compasión y empatía,
es brindar apoyo en la adversidad y en la bonanza,
y alegrar el mundo con una sonrisa cada día.

En cada acto generoso, el mundo se transforma,
se ilumina y florece con amor y gratitud,
y en el corazón de quien da y recibe se forma,
un lazo indestructible de plenitud.

Así que abramos nuestros corazones con valentía,
y seamos generosos en cada paso que damos,
porque la verdadera grandeza se encuentra en la entrega,
y en cada acto de generosidad nos encontramos.

lunes, 21 de enero de 2019

Quiero



Quiero el consuelo de tu carne
un beso de amor anhelo de tus labios
una palabra minúscula
que se abrace a las sombras
en el libérame del ensueño
anhelo el yo de las tardes
que se abrazan en tus ojos
quiero tus dedos salados
en esta ausencia flotante
donde los arboles de siempre
se divinizan en el minúsculo tatuaje
de tu sombra que palpita
gozosa en mis brazos
en este simulacro de oraciones
donde tu parecido y el mío
llenan de tibieza el arcén del crepúsculo
luego existimos entre la realidad
y la prueba humedecida de tus ojos.

Abel Sandoval Ormeño

sábado, 19 de enero de 2019

Pascua


Elevó, adusto, el sacerdote anciano
de ácimo pan la nítida blancura;
trazo el signo de un símbolo su mano
y consumo la mística figura.

Plegose en el altar velo liviano
Y ante el pueblo, en beatifica postura,
Fulguró el sol flamante y soberano
De la enorme custodia, su hermosura.

Un torrente de luz bañó las naves;
Hubo explosión de gloria en el himnario;
Surgieron del armonio notas graves;

Cuando entre el humo undívago del ascua
Del coro voló un ave al campanario,
La campana mayor repicó a pascua.

Abel Alarcón




viernes, 18 de enero de 2019

La abadesa



Por el jardín paseaba la Abadesa
Leyendo una oración de su breviario
Sus ojos eran de un azul turquesa,
Su tez como el marfil de su rosario.

Así cruzaba la divina obsesa,
Defendida de un mal imaginario,
Por aquel corazón que su pureza
Bordara en su bendito escapulario.

Junto a la hoja sagrada que leía,
Tierna recordación, simbolizada
En una seca flor la entristecía.

Cesó su labio de moverse en rezo,
Su pena se vertió cristalizada,
Y en la cruz y en la flor puso su beso.

Abel Alarcón


miércoles, 18 de enero de 2017

Como el primer poema



Como el primer poema
Quebrando
El blanco de la página y la vida
Tantos años atrás,

Como el primer amor
Que por completo
Fue pasto del olvido y se mantiene
Tan sólo en un rincón de la memoria,

Como el primer amigo,
Como el primer regalo,
Como el primer encuentro
Con el rumor del mar,
Así quisiera
Volver a hallar momentos
De goce inesperado, de esa mágica luz
Que llega al corazón
Y sin remedio,
Cuando menos lo esperas, te deslumbra.

jueves, 1 de diciembre de 2016

El mar



Como invento de la mano divina,
que se parece al cielo sin llegar a serlo,
como bailarín con su danza matutina,
que todos los delfines se gozan de tenerlo...
así es el mar.

Cantando sus hermosas melodías,
que se acompañan del atardecer y sus encantos
y mezclan sus hermosas sinfonías,
envolviéndose en las aguas cual si fueran mantos...
así es el mar.

Pareja de la luna que vive enamorada,
desprendiendo destellos de amor y de esperanza,
hogar de los peces y la sirena adornada
con algas de ternura y de confianza...
así es el mar.

Como espía que no duerme y que vigila
al anochecer que se acerca tiernamente,
como escenario que abre sus cortinas
y que luego las cierra lentamente...
así es el mar.

viernes, 29 de abril de 2016

Tríptico de la noche (I)




Oh noche! ¡Oh noche! Detén a los paseantes 
con el rumor de aurora de tus astros extasiados.

El amor es la razón de tus árboles dormidos, 
del silencio que corre por tus venas aurorales 
porque en ti las bocas son nidos 
y las palabras aves que pronuncian tu mensaje.

¡Oh noche! Detén a los paseantes 
que surgieron como una onda física, 
como un axioma en flor. 
Deténlos en la aurora de sus besos, 
perfílalos de umbral contra el silencio,
que sea eterno el ángulo que dibujan sus deseos. 
¡Oh noche! Tú que tienes el valor del día 
y que escondes en tu índole un sol nuevo.

Tú puedes contra el tiempo revivir en verdes pinos, 
azular el espacio detenido en una huella, 
hacer que el lecho vibre con un ópalo... 
¡Oh noche! Tú que puedes detener a los amantes, 
detén a estos viajeros que han llegado sin aliento. 
Son ellos los viajeros que ayer partieron desde un beso 
y que ahora se pasean por un nimbo sin designios. 
Ahora sus pupilas centellean, cruzan sus espadas 
para quedar impresas en panoplia eternizada. 
Ellos tienen un secreto que compartir contigo, 
un secreto que un pensil de instinto ha levantado. 
¡Oh noche! Detén a los amantes 
con el rumor de aurora de tus astros extasiados.




¡

miércoles, 19 de agosto de 2015

EL ESPEJO DE AGUA



Mi espejo, corriente por las noches,
Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.

Mi espejo, más profundo que el orbe
Donde todos los cisnes se ahogaron.

Es un estanque verde en la muralla
Y en medio duerme tu desnudez anclada.

Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,
Mis ensueños se alejan como barcos.

De pie en la popa siempre me veréis cantando.
Una rosa secreta se hincha en mi pecho
Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.



martes, 21 de julio de 2015

La lluvia






Es esta misma lluvia.
La lluvia de las calles de Calcuta.
La lluvia de Gijón en la distancia.
La lluvia que salpica el Capitolio, la Plaza de San Pedro y los tejados del
Kremlin
Es esta misma lluvia interminable.
La lluvia de después de tantos años.
La lluvia que acompaña a tu recuerdo.
La lluvia que caerá sobre nosotros cuando el mundo no exista.
La lluvia de detrás de los cristales más tristes del otoño.
La lluvia por sorpresa.
La lluvia que he soñado tantas noches.
La lluvia sobre un árbol muy lejano.
La lluvia sobre el mar.
Es esta misma lluvia.



martes, 5 de mayo de 2015

Temerarios


Hay que encerrarse en la caligrafía
atribuirle al nombre un número,
soportar con paciencia la etiqueta
y no inventar el mundo cada tarde.

Hay que aceptar al general en jefe,
hay que encogerse si la cama es corta.
Dormir de lado si la ves estrecha,
estrujarse los pies en los zapatos.

Aunque conozco gente temeraria
que ante la duda, caminó descalza,
asimiló las deudas, perdonó los errores,
le dijo adiós al general en jefe,
dentro de la mejor caligrafía,
y se atrevió a vivir a su manera.


domingo, 5 de abril de 2015

El geólogo


Aquí hubo un mar hace un millón de años.
El hombre no lo sabe, más la piedra se acuerda.
Pártela: hay un cangrejo en sus entrañas,
Todo de piedra ya, forma magnífica
Que se negó a ser polvo.
Ante el peñasco y el guijarro, piensa
Que acaso fueron seres dolorosos,
Sangre y pulmones palpitantes.
Entre la ciega roca
Y el trémolo extasiado de la salamandra
Tan sólo hay tiempo.


lunes, 12 de enero de 2015

ÉGLOGA VESPERTINA


De un sol que brilla y no arde
la última lumbre serena...
Una campana que suena
en el palor de la tarde...
De una ovejuela cobarde
el anheloso balar...
Y una moza del lugar
que oye charlar a la fuente,
con el pensamiento ausente
y el cántaro sin llenar.

La noche viene pausada
las mismas sendas borrando
por donde va dilatando
su fresca sombra callada...
La campiña y la enramada
los marjales y el vergel
cubre ya el negro mantel
que solo el alba les quita...
¡La noche viene, mocita!
¡La noche viene... y no él!

Torna la niña al aldea...
La fuente sigue charlando
y la muchacha escuchando
su corazón que golpea...
En la plaza cuchichea
al verla pasar, la gente.
Y ella cruza indiferente,
sonámbula muda y grave...
Pero ahora la moza sabe
lo que decía la fuente.

             Manuel Machado


viernes, 2 de enero de 2015

ARS MORIENDI


                 I

Morir es... Una flor hay, en el sueño 
—que, al despertar, no está ya en nuestras manos—, 
de aromas y colores imposibles... 
Y un día sin aurora la cortamos.

                        II

      Dichoso es el que olvida 
      el porqué del viaje 
      y, en la estrella, en la flor, en el celaje, 
      deja su alma prendida.

                        III

        Y yo había dicho: «¡Vive!» 
        Es decir: ama y besa, 
        escucha, mira, toca, 
        embriágate y sueña...

        Y ahora suspiro: «¡Muérete!» 
        Es decir: calla, ciega, 
        abstente, para, olvida, 
        resígnate... y espera.

                        IV

        Era un agua que se secó, 
        un aroma que se esfumó, 
        una lumbre que se apagó...

        Y ya es sólo la aridez, 
        la insipidez, 
        la hez...

                        V

La Vida se aparece como un sueño 
en nuestra infancia... Luego despertamos 
a verla, y caminamos 
el encanto buscándole risueño 
que primero soñamos; 
... y, como no lo hallamos, 
buscándolo seguimos, 
hasta que para siempre nos dormimos.

                        VI

¡Y Ella viene siempre!  Desde que nacemos, 
su paso, lejano o próximo, huella 
el mismo sendero por donde corremos 
hasta dar con Ella.

                        VII

Lleno estoy de sospechas de verdades 
que no me sirven ya para la vida, 
pero que me preparan dulcemente 
a bien morir...

                        VIII

Mi pensamiento, como un sol ardiente, 
ha cegado mi espíritu y secado 
mi corazón ...

                        IX

El cuerpo joven, pero el alma helada, 
sé que voy a morir, porque no amo 
ya nada.


jueves, 1 de enero de 2015

SOLEDADES


 Árboles, plantas —¡mi campo!—,
con vuestro secreto inmenso,
de magníficas latencias
y de implicaciones lleno,
acudidme, habladme.  Dadme,
aguas, vuestro limpio espejo
para que yo al fin me vea,
que he vivido siempre huyendo
de mí mismo, y ya no sé
lo que soy ni lo que quiero!...

  Ayudad a que me encuentre,
que me he perdido, disperso
en la vida de los otros,
sin vivir... Dadme mi cuerpo,
que gasté en brazos de tantas
que no amé.  Mis pobres nervios,
al placer y los dolores
de los demás siempre tensos...

  Mis manos, que acariciaron
con afán todo lo bello,
sin hacer jamás su presa...

  Mis pies, que al azar corrieron
por travesías sin rumbo
y callejas de un momento...

  Pero dadme antes mi alma,
que hasta aquí fue sólo un eco
de otras almas, ebria siempre
de músicas y de besos.

  Decidme quién soy, estrellas,
y a cuál de vosotras puedo
llamar mía... Descifrad
vuestra eterna queja, vientos
y tú, luna, a cuya luz
prestada endeché mis versos.

  Decidme, en fin, la verdad;
decidme. Pero ¿qué espero?

  ¡Si por no estar nunca solo
vuestras soledades pueblo,
e, insaciable de palabras,
que habléis aún vosotros sueño!



domingo, 28 de diciembre de 2014

LA MUJER SEVILLANA



                I
              CARMEN

Cuando al caer la tarde, como un suspiro, orea
los rumorosos patios del barrio de Triana,
y el cabello de Carmen, que de negro azulea,
y sus ojos, en donde amor florece y grana...

Envuelto en ese halo de gracia, que defiende
al hombre que es amado de una mujer hermosa,
pasa Antonio; y, en una larga mirada, enciende
el alma y las mejillas de Carmen, ruborosa.

Ella lo ve alejarse, sintiendo confundido
al latir de su pecho el paso conocido.

Y al rezar el Rosario, y al regar las macetas,
un nombre la perturba con delicias secretas...

Y sola ante el espejo -confesará mañana-,
prende en su negro pelo una rosa temprana.

                  II
              ROSARIO

«Los hombres son los hombres». Y hay cosas en la vida...
Ante tales razones, Rosario, convencida,
inclina a la costura la gallarda cabeza,
donde luce una rosa que envidia su belleza.

Y a pensar en su hogar, limpio como un espejo,
que ella cuida y encanta sólo con el reflejo
de su gracia... Rosario lo que es el mundo ignora.
Cuando Juan viene, ríe.  Si Juan se tarda, llora.

él, que la quiere mucho, aunque lo diga poco,
vuelve siempre a la sombra del amor verdadero.
Ella espera, y el nido amante y dulce cuida,

donde crece la planta de su cariño loco.
Y Juan no viene acaso aquella noche; pero...
«Los hombres son los hombres».  Y hay cosas en la vida...

                  III
                 ANA

¿Conocéis la leyenda que atribuye a Santa Ana
la invención del puchero?... ¿Y aquella otra, llena
de aroma y gracia, de una hierba que es buena,
en competencia con otra que es mejor, Ana?

Y en la ruda corteza de los augustos robles
viendo gotas de lluvia resbalar como llanto,
¿pensasteis en los rostros arrugados y nobles
de las abuelas, reinas-madres, que amaron tanto?...

Todo ello se evoca viendo a esta vieja santa,
a quien nimba una lumbre de hogar inextinguida,
bajo la gracia pura del sevillano cielo...

Y aun, con alegres cuentos, al nietecillo encanta;
y aun, heroica, conserva, al final de la vida,
la sonrisa en los labios y la rosa en el pelo.

Manuel Machado


jueves, 14 de agosto de 2014

NOCTURNO DE LA ESTATUA



Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera
y el grito de la estatua desdoblando la esquina.
Correr hacia la estatua y encontrar sólo el grito,
querer tocar el grito y sólo hallar el eco,
querer asir el eco y encontrar sólo el muro
y correr hacia el muro y tocar un espejo.
Hallar en el espejo la estatua asesinada,
sacarla de la sangre de su sombra,
vestirla en un cerrar de ojos,
acariciarla como a una hermana imprevista
y jugar con las flechas de sus dedos
y contar a su oreja cien veces cien cien veces
hasta oírla decir: «estoy muerta de sueño».