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sábado, 27 de julio de 2024

Juegos Olímpicos


 

En el altar del mundo, la antorcha se alza,
cielo y tierra en un pacto de gloria.
De todos los rincones, el espíritu danza,
en cada latido, en cada historia.

Naciones unidas en noble contienda,
bajo banderas de paz y esperanza.
La llama eterna que el tiempo no ofrenda,
guiando a los sueños en fiel perseverancia.

El estadio vibra con voces y aplausos,
una orquesta de fuerza, valor y pasión.
Atletas en vuelo, en sus sueños descalzos,
dibujan victorias en su gran actuación.

El nadador en el agua, el corredor en la pista,
la gimnasta que vuela con gracia sin par.
Cada esfuerzo y sudor en la meta conquista,
la esencia del juego: competir y soñar.

Los aros se enlazan, sus colores relucen,
un símbolo vivo de unión y de honor.
En cada jornada, nuevos héroes inducen
la llama del triunfo, el oro, el ardor.

No es solo el vencer, es el alma valiente,
el abrazo fraterno en la justa rivalidad.
La medalla es un brillo, mas el ser persistente,
es la verdadera gloria, la gran dignidad.

Los Juegos Olímpicos, un faro en la noche,
donde el mundo se encuentra y se reconoce.
En la arena, en la pista, el humano broche,
que eternamente en la historia se cose.



miércoles, 17 de julio de 2024

La Peonza


 

Gira y gira sin cesar,

pequeña peonza en el suelo,

con colores que al bailar,

dibujan un arco de anhelo.


El niño la mira atento,

con ojos llenos de asombro,

en su mente un pensamiento,

de un mundo que no es tan romo.


Un giro más, la peonza canta,

una canción sin palabras,

en su danza se levanta,

y las penas descalabra.


El tiempo parece parar,

en el vaivén de su juego,

y el niño empieza a soñar,

con un universo entero.


La peonza es el reflejo,

de la vida en movimiento,

de los sueños y el festejo,

y del más puro momento.


Gira y gira sin cesar,

pequeña peonza querida,

que en tu danza va a brotar,

la esperanza de la vida.







jueves, 14 de diciembre de 2023

Mirada de niño



 

En el rincón risueño de la infancia,

donde los sueños bailan con esperanza,

se despierta un mundo de magia y luz,

en los ojos curiosos de un niño, la cruz.


Su mirada, un lienzo de pureza,

reflejo de un alma en plena naturaleza.

Explora el día con ojos de asombro,

cual mariposas danzando en diciembre.


En su mundo, los colores son poesía,

cada matiz, una nota de alegría.

Los juguetes son tesoros, secretos del viento,

y el sol, un amigo en su firmamento.


Descubre la lluvia como danza divina,

cada gota, una risa que se inclina.

Los charcos son espejos de cielos bajos,

y las nubes, algodones de sueños abrazados.


En su risa, resuena la sinfonía del alma,

un eco puro que a la tristeza embalsama.

Sus pasos son danzas de mariposas en vuelo,

y su voz, la melodía que arranca un destello.


En el jardín de su inocencia, germinan flores,

cuentos tejidos con hilos de amores.

Las lágrimas son perlas de compasión,

y la tierra, su refugio, su canción.


Oh, mirada de niño, faro de luz,

que iluminas senderos en la penumbra de cruz.

Que tu esencia nos guíe con candor,

a redescubrir la maravilla del amor.


En tus ojos, el universo danza,

un poema eterno, una esperanza.

Que nunca se apague tu fulgor divino,

oh niño, con la mirada de destino.







sábado, 9 de mayo de 2015

As de oro


Soplo, tiro los cuadraditos sobre el paño de la mesa y soy
feliz. Generala. Mujer déspota y sumisa
de la arbitrariedad.
Observo los tres ases. Son míos. Poderosa canto
aplasto sombreros con mi pierna corta, sonrío a la nuca
de los demás concursantes. Apuesto al doce
pago por el rojo y colorado! ¡Colorado el doce! Cobro.
Sí, cobro, recibo, aguanto la mortaja del papel
comprador. Camino sola, seria.
Entro a un negocio y pregunto -¿podría darme
la hora?- El vendedor me la envuelve
llena de moños, la llevo.
Si bien en el juego, mal en el amor -dijo
un borracho sobre la vereda y yo pensé
que el amor solo era juego, justamente
el azar defendió sus tierras
y castigó a quienes intentaron
construir ciudades verdaderas.
Voy al casino. Necesito luz blanca,
ahogarme en brillos. Si no, caigo.
Casi no veo de noche. El día es negro. Y otra
otra vez casi no, casi
suculenta me rozo algún labio.