Entre las sombras de la noche oscura,
donde el silencio susurra sin cesar,
se alza un sueño, brillante y pura,
que invita a la vida a despertar.
Camino en senderos de estrellas fugaces,
donde los deseos al viento se van,
buscando en el cielo mil y un enlaces,
que unen el alma con el mañana.
Vivir soñando es volar sin alas,
navegar mares sin final ni fin,
abrazar la vida en todas sus galas,
y hallar en cada día un nuevo confín.
En el jardín de los sueños despiertos,
las flores cantan su himno de paz,
y los corazones, libres y ciertos,
danzan al ritmo de un eterno compás.
Que nunca cese el afán de soñar,
ni la esperanza de un mundo mejor,
pues en el sueño se aprende a amar,
y a tejer con hilos de luz y color.
Así, entre susurros y claros reflejos,
vivo soñando en un eterno existir,
pues en cada sueño encuentro espejos
donde se mira mi alma al latir.
Que el sol ilumine cada deseo,
y la luna cobije mi soñar,
pues en cada paso, en cada paseo,
vivir soñando es la forma de amar.