En el río del tiempo navegamos,
sin pausa, sin tregua, sin retorno.
La vida, un suspiro, un frágil adorno,
en el vasto universo nos encontramos.
El alba nos trae un nuevo comienzo,
un día más para amar y aprender,
mas no sabemos cuánto hemos de tener,
ni cuándo la luz se apaga en nuestro seno.
La juventud es como una fresca flor,
con sueños y anhelos que nos empujan,
mas pronto llega la vejez, nos escuchan,
susurros del tiempo, la voz del rumor.
Las risas y lágrimas tejen la trama,
de esta vida efímera y sorprendente,
cada momento es único y resonante,
un eco en el vasto cosmos, una llama.
Aprovechemos cada instante vivido,
abrazando la dicha y el dolor,
cultivando amor, siendo el mejor actor
en este efímero y valioso recorrido.
El tiempo se escapa como arena en la mano,
la vida se va, como un viento fugaz,
aprendamos a amar en cada solaz,
y dejemos un legado temprano.
Así se pasa la vida, fugaz y bella,
un poema en la eternidad que deja huella.