En la luz del amanecer, encuentro mi destino,
En la risa pura de un niño, hallaré mi camino.
Un destello de inocencia, un rayo de verdad,
Es la esencia de la vida, la felicidad en realidad.
En su sonrisa sincera, brilla el sol en mi ser,
Es la melodía del alma, un canto que he de tener.
En sus ojos llenos de sueños, veo el mundo sin temor,
Y en cada paso que dan, encuentro mi mejor color.
La alegría que irradian, es un bálsamo para el corazón,
Es la chispa de la vida, es la más pura canción.
En cada juego, en cada risa, en cada abrazo dado,
Encuentro la paz profunda, el sendero iluminado.
Es en la simpleza de su gozo, donde hallamos la verdad,
En la pureza de su amor, en su bondad sin maldad.
En la mirada tierna, en el gesto de ternura,
Descubrimos la magia de vivir con plenitud y dulzura.
Así, en la sonrisa de un niño, hallamos la razón,
La dicha de ser felices, la auténtica bendición.
En su mundo sin complejos, en su amor genuino,
Encontramos la felicidad, en su risa, nuestro camino.
Dedicada a Eiden
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