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viernes, 14 de julio de 2023

Pobre de mí


 

En las tierras de Pamplona, radiante y festiva,

resuenan las campanas en un grito de alegría.

San Fermín, patrón, con honor y valentía,

concede tu amparo en esta celebración viva.


Corren los encierros, una estampa ancestral,

toros bravos y corredores en su arrebato.

En los adoquines, el rastro de un desafío,

una carrera salvaje, desbordante de pasión.


El chupinazo estalla en el cielo azul,

el rojo y blanco ondea en cada rincón.

Los corazones se llenan de emoción,

San Fermín nos abraza en su abrazo ritual.


Gigantes y cabezudos bailan en las calles,

música y risas, colorido despliegue.

Los txistularis entonan su melodía,

mientras los gigantones siguen su travesía.


El río de gente fluye sin cesar,

la plaza de toros espera su bullicio.

El encanto de San Fermín nos envuelve,

en cada callejuela, en cada edificio.


Pero llega el momento de la despedida,

el pobre de mí resuena en el aire.

Las fiestas de San Fermín llegan a su fin,

con añoranza y gratitud por lo vivido.


Hoy se acaban las fiestas, pero en nuestro pecho,

el espíritu festivo nunca se desvanece.

San Fermín, patrón, nos guía con su luz,

y en el recuerdo, las fiestas renacen en la vejez.


¡Oh, San Fermín! Que tu espíritu permanezca,

en nuestros corazones, año tras año.

Las fiestas concluyen, pero el amor perdura,

y en nuestra alma, siempre estarás, oh patrón amado.


Pobre de mí, pobre de mí

ya se acaban las fiestas de 

San Fermín.


Se lo dedico a todos los navarros con mi cariño.

jueves, 13 de julio de 2023

Baños de Ola


 

En la playa del Sardinero, acariciada por el mar,
se despiertan memorias de un siglo singular.
Un viaje en el tiempo, hacia el siglo XIX,
donde el esplendor y la elegancia se hacen raíz.

Las olas danzan al compás de la nostalgia,
mientras los visitantes admiran con algarabía
los trajes típicos que en el pasado brillaron,
en la época dorada que tanto nos emocionaron.

Las damas ataviadas con vestidos vaporosos,
sedas y encajes envuelven sus cuerpos hermosos.
Sus sombreros de amplias alas, elegantes y finos,
cubren sus rostros con misterios y destinos.

Los caballeros galantes, con trajes impecables,
pasean por la arena, demostrando ser intachables.
Sus sombreros altivos, su porte distinguido,
hacen suspirar a las damas en un eterno olvido.

El Sardinero se llena de magia y esplendor,
un remanso de historia que nos invita a soñar.
En cada ola que rompe en la orilla arenosa,
se escucha el eco de un tiempo que siempre se añora.

Los susurros del pasado se alzan en el viento,
y nos transportan a un tiempo sin sufrimiento.
Nos maravillamos ante aquellos tiempos idos,
donde el glamour y la belleza ya eran olvido.

Así, en la playa del Sardinero, la historia revive,
en un baño de ola que el tiempo no esquiva.
Rememoramos con asombro y deleite sin igual,
la época dorada que el siglo XIX nos legó en su caudal.