En la playa del Sardinero, acariciada por el mar,
se despiertan memorias de un siglo singular.
Un viaje en el tiempo, hacia el siglo XIX,
donde el esplendor y la elegancia se hacen raíz.
Las olas danzan al compás de la nostalgia,
mientras los visitantes admiran con algarabía
los trajes típicos que en el pasado brillaron,
en la época dorada que tanto nos emocionaron.
Las damas ataviadas con vestidos vaporosos,
sedas y encajes envuelven sus cuerpos hermosos.
Sus sombreros de amplias alas, elegantes y finos,
cubren sus rostros con misterios y destinos.
Los caballeros galantes, con trajes impecables,
pasean por la arena, demostrando ser intachables.
Sus sombreros altivos, su porte distinguido,
hacen suspirar a las damas en un eterno olvido.
El Sardinero se llena de magia y esplendor,
un remanso de historia que nos invita a soñar.
En cada ola que rompe en la orilla arenosa,
se escucha el eco de un tiempo que siempre se añora.
Los susurros del pasado se alzan en el viento,
y nos transportan a un tiempo sin sufrimiento.
Nos maravillamos ante aquellos tiempos idos,
donde el glamour y la belleza ya eran olvido.
Así, en la playa del Sardinero, la historia revive,
en un baño de ola que el tiempo no esquiva.
Rememoramos con asombro y deleite sin igual,
la época dorada que el siglo XIX nos legó en su caudal.
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