Bajo el manto gris del cielo,
la lluvia danza en su regalo,
susurra secretos al suelo,
un poema líquido, un halo.
Gotas danzan, melodía fina,
en el cristal, un río breve,
la mañana, una tela divina,
tejiendo versos que el alma eleva.
El aroma fresco del petricor,
acaricia mis sentidos despiertos,
cada gota, un verso de amor,
en el lienzo del día, soy experto.
Las calles, espejos de charcos,
reflejan el cielo en sus aguas,
pintura efímera, trazos exactos,
en la danza efervescente que embalsama.
El susurro de la lluvia es canto,
una sinfonía que acaricia la tierra,
cada gota, un verso encanto,
una poesía que en el corazón encierra.
Bajo el paraguas de nubes grises,
se abraza la naturaleza en ternura,
la mañana de lluvia, entre matices,
es un poema que en el alma perdura.