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viernes, 26 de mayo de 2023

Atardecer mágico y cotidiano


 Hoy un día rutinario como otro cualquiera,

donde el sol en su esplendor se alzaba en el cielo,
el destino me regaló un tesoro singular,
un atardecer sublime que abrazó mi corazón.

El tiempo transcurría sin grandes sorpresas,
las horas se sucedían sin mucho alboroto,
mas cuando la tarde se acercó al ocaso,
un lienzo de colores pintó el horizonte.

El sol se despidió con un último destello,
sus rayos dorados se fundieron en el paisaje,
las nubes, pinceladas de tonos cálidos,
danzaban en el firmamento con gracia y coraje.

El cielo se tiñó de tonos rosados y anaranjados,
como si un pintor celestial hubiera dejado su huella,
los árboles y las aves, testigos privilegiados,
se rindieron al hechizo de esta escena tan bella.

El viento susurraba melodías al oído,
mientras las estrellas tímidas asomaban,
la ciudad se cubría con un manto de quietud,
y mi alma se llenaba de paz, sin más palabras.

En ese instante mágico, mi corazón sonreía,
pues la belleza de la vida se revelaba en el cielo,
un atardecer común se volvía extraordinario,
y mis penas y preocupaciones quedaban en desvelo.

Hoy, al mirar atrás, en este poema encarnado,
me doy cuenta de que la vida es un regalo constante,
cada día, en su sencillez, puede esconder la maravilla,
un atardecer lindo como este, un momento radiante.

Así que celebremos la cotidianidad con gratitud,
y dejemos que los atardeceres nos inspiren a soñar,
porque incluso en los días más simples y rutinarios,
la belleza del mundo nunca dejará de asombrar.


jueves, 25 de mayo de 2023

Tristeza


En un día de tristeza, el sol se esconde en mi alma,
las nubes grises cubren mi cielo con su manto de calma.
Las lágrimas brotan como ríos desbordados,
y mi corazón susurra sus penas en silencio guardadas.

Los suspiros se entrelazan con el viento frío,
miro al horizonte y solo veo un vacío.
Las risas y alegrías se han ido sin avisar,
y en este día de tristeza, no puedo dejar de llorar.

Mis ojos se empañan con cada recuerdo perdido,
los sueños desvanecidos, los momentos vividos.
La melancolía abraza mi ser sin piedad,
y en cada latido, siento cómo se desvanece la felicidad.

Pero en medio de esta oscuridad que me envuelve,
encuentro una pequeña chispa, una luz que se atreve.
Es la esperanza que me susurra al oído,
que los días de tristeza son parte del camino.

Así que secaré mis lágrimas y seguiré adelante,
consciente de que esta tristeza es solo un instante.
Pues en cada día oscuro, hay una promesa de luz,
 con fe en mi corazón, encontraré la paz, lo sé, lo intuyo.

Aunque hoy el sol se oculte y las sombras me abracen,
sé que tras la tormenta, el arcoíris nace.
La tristeza es solo un peldaño en mi historia,
 con valentía y amor, construiré mi propia victoria.

Así que permito que la tristeza fluya en mí,
pero no dejaré que se adueñe de lo que soy aquí.
Porque sé que en mi interior hay fuerza y resiliencia,
y en este día de tristeza, encontraré la esencia de mi existencia.