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jueves, 26 de diciembre de 2013

En un trozo de papel




En un trozo de papel 
con un simple lapicero 
yo tracé una escalerita, 
tachonada de luceros. 

Hermosas estrellas de oro. 
De plata no había ninguna. 
Yo quería una escalera 
para subir a la Luna. 

Para a subir a la Luna 
y secarle sus ojitos, 
no me valen los luceros, 
como humildes peldañitos. 

¿Será porque son dorados 
en un cielo azul añil? 
Sólo sé que no me sirven 
para llegar hasta allí. 

Estrellitas y luceros, 
pintados con mucho amor, 
¡quiero subir a la Luna 
y llenarla de color!



miércoles, 25 de diciembre de 2013

Noche de paz y Amor


Un hombre y una mujer llegan a Belén de Judá... 
Sus rostros lucen cansados, en sus ojos se puede ver 
el esfuerzo realizado por llegar. 

Son ellos María y José... 
Han venido desde Nazaret cumpliendo en humildad 
con un edicto que ha sido promulgado, 
y firmado por Augusto César, el emperador romano. 
El ha decidido los tributos aumentar, 
y los judíos viajan cansados -hasta su ciudad natal- 
para ser empadronados. 

María, que está embarazada, de momento es percatada 
que el Hijo de sus entrañas está pidiendo nacer, 
¡Y aún no tienen posada! 
¡No hay lugar en el mesón! 
Mas ella no siente temor -ella está confiada 
en su Señor y su Dios.- 
En ese Dios Onminpotente que le hizo sombra a su 
vientre y en ella un Hijo engendró, 
mediante su Espíritu Santo y no por obra de varón; 
ese Dios Todopoderoso en esta noche Suprema 
también hará provisión. 

Y prosiguen su camino en espera de ese albergue 
que los ha de cobijar. 
Sus pasos van silenciosos... sus mentes en oración, 
suplicándole a su Dios que El haga fuerte lo endeble. 
Y caminando sin rumbo... y cansados de caminar, 
pero con fe y esperanza ardiendo en su corazón, 
de pronto se han detenido ante un humilde pesebre... 
¡Dios ha hecho provisión! 

Y en aquel humilde pesebre, comedero de ganado, 
oliente a naturaleza y pobremente alumbrado; 
en aquella noche fría... 
entre el ruido de animales y unos dolores de parto 
que le causan agonía... 
a las doce de la noche nace el Hijo de María. 

Nace el Hijo de María que nueve meses atrás 
fue anunciado por Gabriel... 
¡Es su Hijo primogénito! 
¡Es Hijo del Dios Altísimo! 
¡El esperado Mesías y Salvador de Israel! 
Y María sonriente, olvidado ya el dolor, 
lo toma entre tus brazos y lo arrulla tiernamente 
con ternura y con amor... 
Los ángeles del cielo han inundado el pesebre 
de alabanzas y loor... 
¡Es una noche de Hosanna, noche de Salvación! 

Lo que el ángel Gabriel a María no le dijo, 
es que perversos jinetes han salido tras su Hijo. 
Cabalgan en pos de El, y no hay nada en este mundo 
que los pueda detener. 
Cabalga un Getsemaní, cabalga un Calvario, 
cabalga una espada, un Judas y una Cruz; 
y en su cabalgar constante, 
en un futuro no distante alcanzarán a Jesús. 

Pero esta noche de Hosanna, en esta noche de Paz, 
el corazón de María no lo pueden perturbar 
ni plañideras, ni endechas, ni jinetes que cabalgan, 
ni espada o lamentación... 
¡No! ¡Todo eso puede esperar! 
En el humilde pesebre el tiempo se ha detenido 
en un éxtasis profundo... 
María contempla a su Niño embelesada de amor. 
Ella lo envuelve en pañales, lo arrulla contra su pecho, 
y sus brazos maternales lo protegen de la Cruz... 
¡Es su Hijo primogénito! 
¡Es Hijo de Dios Altísimo! 
¡Es el Salvador del mundo! 
Y su nombre, su nombre es Jesús...