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domingo, 2 de junio de 2024

Perro vagabundo


Por las calles sin nombre y las plazas vacías,
va el perro vagabundo, con su andar sin prisas.
Sus ojos reflejan noches sin abrigo,
buscando en las sombras algún amigo.

No lleva collar, ni hogar, ni dueño,
solo sueños rotos y un destino pequeño.
Su pelaje enmarañado, sucio, sin lustre,
esconde historias de lluvia y polvo en cada buste.

Se detiene a olfatear un rastro perdido,
quizás de un amor, quizás de un amigo.
Su hocico cansado, su corazón errante,
siempre en movimiento, nunca constante.

Entre los murmullos de la ciudad despierta,
él sigue su camino, en soledad, alerta.
Cada esquina es un nuevo desafío,
cada paso, un eco de su brío.

En las noches de luna, su silueta vaga,
una sombra solitaria que nunca se apaga.
Sus huellas se borran con el primer rocío,
pero su espíritu libre se alza bravío.

Oh, perro vagabundo, guardián de la noche,
que en tu andar errante llevas un broche
de libertad y tristeza, de fuerza y quebranto,
eres el testigo mudo del encanto.

Quizás un día encuentres lo que buscas,
un rincón cálido donde tus penas luzcas.
Hasta entonces, sigue tu andar sin rumbo,
perro vagabundo, señor del mundo.








 

viernes, 31 de mayo de 2024

Latido del Corazón


 

En el silencio de la noche oscura,
resuena un eco suave y constante,
un susurro cálido, casi imperceptible,
que guarda secretos en cada instante.

Es el latido de tu corazón,
una melodía que nunca cesa,
un ritmo eterno, una canción,
que en mis sueños siempre besa.

Con cada palpitar, me envuelves,
me hablas de tus miedos y anhelos,
me cuentas historias sin palabras,
de un amor que no tiene celos.

Tus latidos son como estrellas,
brillando en la inmensidad del cielo,
guías de mi alma perdida,
luces que calman mi desvelo.

En el vaivén de tu pecho,
encuentro mi refugio y hogar,
una danza rítmica y serena,
que alivia todo mi pesar.

El latido de tu corazón,
es un mar de paz y esperanza,
un faro en la tormenta,
una promesa que nunca cansa.

Y así, en cada latido,
me pierdo y me encuentro,
en el compás de tu vida,
en el susurro de tu aliento.

Eres la melodía constante,
el latir que da sentido,
a este amor inmenso,
que en tu pecho está esculpido.