En los recovecos de mi mente anhelante,
nace una ilusión, radiante y vibrante,
teje sueños dorados con hilos de esperanza,
pintando un horizonte de luz y bonanza.
Es un fuego suave que arde en el pecho,
un susurro suave, un anhelo satisfecho,
baila en mis pensamientos, ligera como el viento,
una melodía nueva, un etéreo sentimiento.
Como una estrella fugaz en la noche profunda,
destella en mis ojos, promesa jocunda,
me lleva a un mundo de posibilidades infinitas,
donde las dudas y miedos, la realidad limitan.
Oh, ilusión querida, eres mi compañera fiel,
me guías por caminos que mi corazón anhela,
aunque sepamos que en la realidad puedas desvanecer,
tus destellos de alegría en mi ser perduran y renacen.
Quizás no seas tangible, ni sólida en verdad,
pero tu presencia es real en cada paso que doy,
me impulsas a seguir, a luchar por lo que sueño,
a pesar de las tormentas, en tu abrazo encuentro alivio.
Eres un suspiro de esperanza en un mundo incierto,
un refugio en momentos de duda y desconcierto,
mantienes viva la llama de mis anhelos más puros,
convirtiendo cada desafío en un despliegue de futuros.
Así te celebro, ilusión, en versos y palabras,
porque en tu danza de sueños encuentro mis alas,
aunque seas efímera como el rocío en la mañana,
tu influjo perdura, transformando la vida en hazaña.
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