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martes, 13 de junio de 2023

El despertador


 

Cuando suena el despertador, llega el amanecer,
se despiertan los sueños y el nuevo día a nacer.
Las sábanas se deslizan y el cuerpo se estira,
es hora de dejar la cama y comenzar la rutina.

El sonido es incansable, un recordatorio fiel,
que el tiempo no se detiene, que hay mucho por hacer.
Los ojos aún adormilados se abren con pesar,
pero la vida llama y hay que levantarse sin dudar.

Aunque el sueño persista y el cansancio se sienta,
la alarma nos invita a romper la monotonía lenta.
Es el primer paso hacia un día lleno de aventuras,
un nuevo capítulo en la historia de nuestras travesuras.

El despertador insiste, con su tono incesante,
y aunque queramos ignorarlo, es un deber constante.
Así que nos levantamos con valentía y decisión,
dispuestos a enfrentar el mundo con entereza y pasión.

El reloj sigue corriendo, implacable sin cesar,
mientras nosotros nos preparamos para luchar.
El día se despliega, lleno de desafíos y metas,
y con cada tic-tac del reloj, el tiempo se completa.

Así que cuando suene el despertador, no te lamentes,
recuerda que cada amanecer trae nuevas corrientes.
Levántate con energía, con ganas de conquistar,
porque la vida es un regalo y cada día hay que aprovechar.

lunes, 12 de junio de 2023

Gato callejero



En las sombras de la noche, un misterio se revela,
un gato callejero, con su mirada cautivadora y bella.
Caminando sigiloso, sobre adoquines gastados,
explorando los rincones, donde han quedado atrapados.

Sus ojos brillan con destellos de libertad,
un espíritu indomable que no conoce maldad.
Pisa con garbo las aceras, como un rey en su andar,
testigo de las historias que el viento ha de contar.

Su pelaje oscuro, cual manto de la noche,
resguarda su figura con elegancia y derroche.
En su cuerpo marcado por cicatrices y heridas,
se guarda el coraje de vivir mil vidas.

Es el guardián de las esquinas, de los callejones,
testigo de tantos sueños rotos y desilusiones.
Observa con paciencia y sabiduría en su mirada,
la vida que transcurre sin tregua ni jornada.

Quizás no tenga hogar ni un dueño que lo ampare,
pero su espíritu libre, nadie lo puede encadenar.
Recorre las calles, su reino sin fronteras,
donde encuentra la magia en las noches serenas.

A veces, en la quietud de la madrugada,
se escucha su canto, una melodía abandonada.
Sus maullidos resuenan en la oscuridad,
como un llamado a la esperanza y la verdad.

Oh, gato callejero, enigmático y valiente,
tu presencia en las calles es un regalo inconsciente.
Eres un poema viviente, una musa fugaz,
que nos enseña a encontrar belleza en lo normal.

Así te recuerdo, vagabundo de alma libre,
un símbolo de resiliencia que nunca se doblega ni se rinde.
Que tu camino sea siempre lleno de estrellas y alegría,
oh, gato callejero, inspiración de cada día.