En la senda del tiempo, mi mente se pierde,
susurros del ayer en el viento se vierten.
Añorando el pasado, como hojas que caen,
memorias danzan, en la brisa se enhebran.
En el rincón del recuerdo, sombras se abrazan,
nostalgia que fluye como río que abraza.
Retratos difusos, en la mente se esconden,
instantes perdidos, como sueños se deslizan.
Oh, días dorados, en el calendario yacen,
como estrellas fugaces, destellos que abrazan.
Caminos que antes recorrí con paso ligero,
se desvanecen ahora, como un eco postrero.
Añoro risas compartidas, en noches estrelladas,
historias entrelazadas, en horas pasadas.
El reloj implacable, marca el devenir,
pero en mi corazón, el pasado persiste.
En el álbum de los días, páginas amarillas,
guardan secretos, como joyas sencillas.
Añorando el ayer, con melancolía me abrazo,
como una sombra lejana, que en mi alma traspaso.
¡Oh, dulces recuerdos, como flores marchitas,
perfumes del pasado, en mi ser habitan!
Aunque el presente me abrace con su abrazo fuerte,
en la añoranza del pasado, mi corazón se pierde.