En los confines de la noche, mi corazón errante,
busca refugio en la brisa y en el eco distante.
Navega por mares inciertos, sin puerto ni destino,
anhelando hallar la paz en cada paso clandestino.
Sus latidos resuenan en el silencio abrumador,
como el canto de un ave en busca del amor.
Se pierde entre las sombras, en laberintos de dolor,
persiguiendo quimeras, soñando con su esplendor.
Un corcel sin riendas, galopa sin cesar,
saltando obstáculos que la vida le hace encontrar.
Tropezando con recuerdos, heridas sin cerrar,
buscando la liberación que le permita sanar.
Y así, mi corazón errante, camina sin cesar,
encontrando destellos de luz en cada lugar.
Puede que se equivoque, puede que se pierda,
pero siempre buscará el amor que lo recuerda.
Errante pero valiente, mi corazón persiste,
con la esperanza intacta, nunca desiste.
Y aunque el camino sea duro y el destino incierto,
seguirá su travesía, en busca del anhelo más cierto.
Porque un corazón errante, en su búsqueda eterna,
es un poema en sí mismo, una historia que se entrelaza.
Y aunque se extravíe en las noches más oscuras,
siempre encontrará el camino hacia la luz más pura.