Al contemplar la juventud forzada
de este cuerpo flexible y aun ligero,
la inclinación garbosa del sombrero
y el fuego inextinguido en la mirada...
Aun es gallarda la apostura, aun tiene
gentil empaque la real persona
de esta arrogante vieja, esta amazona,
mejor montada de lo que conviene.
Y en vano esta cabeza un poco loca
pierde el cabello, y súmese esta boca,
y de estos ojos el mirar se empaña...
Con su uniforme —rojo y negro—, ella
siempre será la suspirada y bella
María Luisa de Borbón, de España.
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