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martes, 30 de octubre de 2012

ROSAS URGENTES PARA UN AMOR FUTURO



Un niño va a nacer. Y es una pena
que estén oliendo a llanto sus pañales,
que no haya ni un clavel ni una azucena
para aromar sus besos iniciales.

Un niño va a nacer, un universo
de amor brotando, apenas, de un gemido,
una canción inacabable, un verso
que vencerá a la muerte y al olvido.

Un niño va a nacer y nadie sabe
qué hacer para que el mundo se sonría,
porque entre tantas lágrimas no cabe
que pueda florecer tanta alegría.

Un niño va a nacer... Necesitamos
rosas urgentes, besos infantiles,
palmas alegres y olorosos ramos
para enterrar un mundo de fusiles.

Hagamos una tregua en la batalla.
Convirtamos en cántico la arenga.
Que un niño va a nacer... ¡no sea que vaya
a mancharse de sangre cuando venga...!

Que un niño va a nacer y todavía
ni pañales ni sábanas tenemos,
que está nevando el odio y si se enfría
¿con qué ropa de amor le envolveremos?

Pongamos rosas y claveles rojos
en el quicio de todas las ventanas,
inundemos de pájaros los ojos
y volteemos todas las campanas.

Cantemos la esperanza que aprendimos
de memoria cuando éramos pequeños
y vendimiemos todos los racimos
que aún quedan en la viña de los sueños.

Que un niño va a nacer y ¡qué sería
de nosotros, amor, si descubriera
que para recibir tanta alegría
nos queda ya tan poca primavera!

lunes, 22 de octubre de 2012

UN RAMO DE ESPERANZAS




Poema para una hija que va a ser madre

Cuando llegue el milagro
en que tu carne cante y te sonría
un nuevo corazón,
en que tu alma
la eternidad escriba,
entonces,
como si te doliera la alegría
de ser, como si dieras
a luz el mar,
entonces,
hija mía,
entenderás el paraíso,
el júbilo
de ser más que tú misma.

Será como si el tiempo
te inaugurara nuevamente viva
y tú,
madre estrenada
búcaro de caricias,
aumentarás la Creación, sumando
un verso más de amor al gran poema
de la vida.

Cuando llegue el milagro
y con el oro de tu sangre escribas
un nuevo ser sobre la nada
y nadie
sepa explicarse cómo
y te bendiga
Dios porque has contestado a su llamada,
entonces,
hija mía,
cuando llegue
ese momento en el que tu sonrisa
se cuaje en carne tuya,
en beso tuyo
y el mundo arda en tu gozo,
madre niña,
y todo el orbe
gire a tu alrededor como una noria
de rosas,
entonces
comprenderás la eternidad que estaba
en tu entraña dormida,
te sentirás pequeña como un beso,
llena como una espiga.

Y sólo entonces
entenderás que en una gota minima
puede caber el mar.

¡Y la alegría
de Dios que está esperando ese momento
para añadir tu gozo a su sonrisa...!