Oscuro y profundo, en tu esencia encuentro
el abrazo tibio de un instante lento.
Entre el vapor suave que sube y se enreda,
despiertas memorias que el tiempo no olvida.
Amargo, y a veces, un dulce consuelo,
tu aroma me envuelve como un viejo anhelo.
La tarde se acuna en tu cálido abrazo,
y el día, cansado, se apoya en tu paso.
Café, compañero de noches y sueños,
tu presencia calma, tus secretos dueños.
Cada sorbo es vida que corre despacio,
en tus hondas sombras, encuentro mi espacio.