Como un gigante ciego
levanta el mar sus brazos
cargados de esmeraldas
chorreantes
al cielo indiferente
Círculos
de gaviotas se agitan en el aire
piensan
sin duda huir al interior
El viento
muerde las banderolas
gira
enloquecido en torno a los cordajes
y una luna muy pálida se borra lentamente
sobre un rumor de árboles
Y yo
que voy por este largo paseo de la playa
muy cerca de la arena
con el mar
de tu pelo temible ondeando allá lejos
con
las negras gaviotas de tus ojos
venga y venga a gritar
sin otro pensamiento que irse de mi lado
con
el tono de tu voz
quemándome los tímpanos
y la pálida luna de tu frente
tan remota e impasible como la luna aquella que moría
tranquila entre las copas
de los pinos
Con un poco de bruma
por toda compañía.
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