En un rincón de la luna,
donde el viento va a dormir,
se esconden dos corazones
que no se dejan decir.
Ella es como el agua clara,
él es fuego de sentir;
ella vuela en sus palabras,
él la escucha sin reír.
Sus miradas se tropiezan,
se deslizan sin vivir,
como dos aves perdidas
que no saben dónde ir.
En el susurro del río,
donde la luna hace reír,
se dicen cosas calladas
que no se atreven a abrir.
Amor que nace en silencio,
amor que aprende a sufrir,
dos almas que se encontraron
sin saber cómo seguir.
Caminan por las estrellas,
por senderos de marfil,
mientras el tiempo se esconde
bajo el manto de un jazmín.
Y aunque no cuenten su historia,
aunque no canten su fin,
el romance de estos sueños
vivirá siempre en abril.