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martes, 18 de febrero de 2014

A Margarita Debayle



Margarita está linda la mar, 
y el viento, 
lleva esencia sutil de azahar; 
yo siento 
en el alma una alondra cantar; 
tu acento: 
Margarita, te voy a contar 
un cuento: 

Esto era un rey que tenía 
un palacio de diamantes, 
una tienda hecha de día 
y un rebaño de elefantes, 
un kiosko de malaquita, 
un gran manto de tisú, 
y una gentil princesita, 
tan bonita, 
Margarita, 
tan bonita, como tú. 

Una tarde, la princesa 
vio una estrella aparecer; 
la princesa era traviesa 
y la quiso ir a coger. 

La quería para hacerla 
decorar un prendedor, 
con un verso y una perla 
y una pluma y una flor. 

Las princesas primorosas 
se parecen mucho a ti: 
cortan lirios, cortan rosas, 
cortan astros. Son así. 

Pues se fue la niña bella, 
bajo el cielo y sobre el mar, 
a cortar la blanca estrella 
que la hacía suspirar. 

Y siguió camino arriba, 
por la luna y más allá; 
más lo malo es que ella iba 
sin permiso de papá. 

Cuando estuvo ya de vuelta 
de los parques del Señor, 
se miraba toda envuelta 
en un dulce resplandor. 

Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho? 
te he buscado y no te hallé; 
y ¿qué tienes en el pecho 
que encendido se te ve?». 

La princesa no mentía. 
Y así, dijo la verdad: 
«Fui a cortar la estrella mía 
a la azul inmensidad». 

Y el rey clama: «¿No te he dicho 
que el azul no hay que cortar?. 
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!... 
El Señor se va a enojar». 

Y ella dice: «No hubo intento; 
yo me fui no sé por qué. 
Por las olas por el viento 
fui a la estrella y la corté». 

Y el papá dice enojado: 
«Un castigo has de tener: 
vuelve al cielo y lo robado 
vas ahora a devolver». 

La princesa se entristece 
por su dulce flor de luz, 
cuando entonces aparece 
sonriendo el Buen Jesús. 

Y así dice: «En mis campiñas 
esa rosa le ofrecí; 
son mis flores de las niñas 
que al soñar piensan en mí». 

Viste el rey pompas brillantes, 
y luego hace desfilar 
cuatrocientos elefantes 
a la orilla de la mar. 

La princesita está bella, 
pues ya tiene el prendedor 
en que lucen, con la estrella, 
verso, perla, pluma y flor. 

* * * 

Margarita, está linda la mar, 
y el viento 
lleva esencia sutil de azahar: 
tu aliento. 

Ya que lejos de mí vas a estar, 
guarda, niña, un gentil pensamiento 
al que un día te quiso contar 
un cuento.


Rubén Darío

Apegado a mí



Velloncito de mi carne, 
que en mis entrañas tejí, 
velloncito friolento, 
¡duérmete apegado a mí! 

La perdiz duerme en el trébol 
escuchándole latir: 
no te turben mis alientos, 
¡duérmete apegado a mí! 

Hierbecita temblorosa 
asombrada de vivir, 
no te sueltes de mi pecho: 
¡duérmete apegado a mí! 

Yo que todo lo he perdido 
ahora tiemblo hasta al dormir. 
No resbales de mi brazo: 
¡duérmete apegado a mí!


Gabriela Mistral

Amo amor

Anda libre en el surco, bate el ala en el viento, 
late vivo en el sol y se prende al pinar. 
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento: 
¡le tendrás que escuchar! 

Habla lengua de bronce y habla lengua de ave, 
ruegos tímidos, imperativos de mar. 
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave: 
¡lo tendrás que hospedar! 

Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas. 
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar. 
No te vale decirle que albergarlo rehúsas: 
¡lo tendrás que hospedar! 

Tiene argucias sutiles en la réplica fina, 
argumentos de sabio, pero en voz de mujer. 
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina: 
¡le tendrás que creer! 

Te echa venda de lino; tú la venda toleras. 
Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir. 
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras 
¡que eso para en morir!



Gabriela Mistral

lunes, 17 de febrero de 2014

A Juan Ramón Jiménez



¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza 
para empezar, valiente, la divina pelea? 
¿Has visto si resiste el metal de tu idea 
la furia del mandoble y el peso de la maza? 

¿Te sientes con la sangre de la celeste raza 
que vida con los números pitagóricos crea? 
¿Y, como el fuerte Herakles al león de Nemea, 
a los sangrientos tigres del mal darías caza? 

¿Te enternece el azul de una noche tranquila? 
¿Escuchas pensativo el sonar de la esquila 
cuando el Angelus dice el alma de la tarde?... 

¿Tu corazón las voces ocultas interpreta? 
Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta. 
La belleza te cubra de luz y Dios te guarde.

Rubén Darío

domingo, 16 de febrero de 2014

Adiós


En costa lejana 
y en mar de Pasión, 
dijimos adioses 
sin decir adiós. 
Y no fue verdad 
la alucinación. 
Ni tú la creíste 
ni la creo yo, 
«y es cierto y no es cierto» 
como en la canción. 
Que yendo hacia el Sur 
diciendo iba yo: 
«Vamos hacia el mar 
que devora al Sol». 
Y yendo hacia el Norte 
decía tu voz: 
«Vamos a ver juntos 
donde se hace el Sol». 
Ni por juego digas 
o exageración 
que nos separaron 
tierra y mar, que son 
ella, sueño y el 
alucinación. 
No te digas solo 
ni pida tu voz 
albergue para uno 
al albergador. 
Echarás la sombra 
que siempre se echó, 
morderás la duna 
con paso de dos... 
Para que ninguno, 
ni hombre ni dios, 
nos llame partidos 
como luna y sol; 
para que ni roca 
ni viento errador, 
ni río con vado 
ni árbol sombreador, 
aprendan y digan 
mentira o error 
del Sur y del Norte, 
del uno y del dos!


Gabriela Mistral

Chau número tres



Te dejo con tu vida 
tu trabajo 
tu gente 
con tus puestas de sol 
y tus amaneceres. 

Sembrando tu confianza 
te dejo junto al mundo 
derrotando imposibles 
segura sin seguro. 

Te dejo frente al mar 
descifrándote sola 
sin mi pregunta a ciegas 
sin mi respuesta rota. 

Te dejo sin mis dudas 
pobres y malheridas 
sin mis inmadureces 
sin mi veteranía. 

Pero tampoco creas 
a pie juntillas todo 
no creas nunca creas 
este falso abandono. 

Estaré donde menos 
lo esperes 
por ejemplo 
en un árbol añoso 
de oscuros cabeceos. 

Estaré en un lejano 
horizonte sin horas 
en la huella del tacto 
en tu sombra y mi sombra. 

Estaré repartido 
en cuatro o cinco pibes 
de esos que vos mirás 
y enseguida te siguen. 

Y ojalá pueda estar 
de tu sueño en la red 
esperando tus ojos 
y mirándote.

Mario Benedetti

Canje


Es importante hacerlo

quiero que me relates
tu último optimismo
yo te ofrezco mi última
confianza

aunque sea un trueque
mínimo

debemos cotejarnos
estás sola
estoy solo
por algo somos prójimos

la soledad también
puede ser
una llama.


                                                                         Mario Benedetti

sábado, 15 de febrero de 2014

Bandoneón


me jode confesarlo
pero la vida es también un bandoneón
hay quien sostiene que lo toca dios
pero yo estoy seguro que es troilo
ya que dios apenas toca el arpa
y mal

fuere quien fuere lo cierto es
que nos estira en un solo ademán purísimo
y luego nos reduce de a poco a casi nada
y claro nos arranca confesiones
quejas que son clamores
vértebras de alegría
esperanzas que vuelven
como los hijos pródigos
y sobre todo como los estribillos

me jode confesarlo
porque lo cierto es que hoy en día
pocos
quieren ser tango
la natural tendencia
es a ser rumba o mambo o chachachá
o merengue o bolero o tal vez casino
en último caso valsecito o milonga
pasodoble jamás
pero cuando dios o pichuco o quien sea
toma entre sus manos la vida bandoneón
y le sugiere que llore o regocije
uno siente el tremendo decoro de ser tango
y se deja cantar y ni se acuerda
que allá espera
el estuche.

Mario Benedetti

domingo, 9 de febrero de 2014

Conjugaciones




5 (después)

El futuro no es
una página en blanco
es una fé
de erratas.



8 (previsión)

De vez en cuando es bueno
ser consciente
de que hoy
de que ahora
estamos fabricando
las nostalgias
que descongelarán
algún futuro.



9 (plurales)

Hay
ayeres
y mañanas
pero no hay
hoyes.

Mario Benedetti