Hay días
en que salgo a buscarme
y no me encuentro
por ningún lado.
Si acaso logro verme
en alguna fuente clara
o detrás de la fachada
de un escaparate
resulta que es otro
el que me está mirando
como un reflejo.
Es cuando me doy cuenta
de que no me necesito ya.
Cuando las cosas
dejan de tener sentido.
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