En los del mar se oye el fragor marino.
En vosotros se oye el pensamiento.
Un unísono canto levantino
son las fuerzas del bien cuando el acento
del buen amor dirige su camino.
O cuando por perífrasis su aumento
depende las luchas del destino
que da flores de luz sólo un momento.
Poetas: caracoles en un cuento
que me contó de niño un peregrino.
¡Mi corazón se muere de contento!