Siempre estoy escribiendo a mi mar,
a ti Madre mía, te suelo cantar,
pues recuerdo desde niña mis caminatas,
siempre en grupos, hacia un lugar de Santander
llamado La Virgen del Mar.
Una pequeña ermita, en la ladera de la montaña
cruzando un pequeño puentecillo,
por encima de las aguas,
para llegar a los verdes prados,
donde tu estás anclada,
pues así te llaman los marineros y pescadores,
eres su hada.
Eres su perla marina,
los proteges con tu manto,
ya que desde donde Tu estás
cubres todos los océanos
.
Es el día 16 de Julio cuando más se nota la fe,
ya que es tu fiesta, Señora, y te van a embellecer,
llenándote de hermosas flores, recogidas con ardor,
el más bello arco iris de colores, cuando empieza el atardecer.
Sentados en la fresca hierva
del monte majestuoso,
las almas que son tus siervas,
entonan una canción, alabando Tu rostro hermoso.
Canción bella, única, angelical,
letra dorada, formada por hombres,
navegantes de los mares,
la música con el sonido del Mar.
Ese sonido que forman las aguas al chocar,
contra los acantilados hermosos, que reciben el agitar,
del viento ondulando fuertemente contra el mar,
El mar y el viento con un continuo bailar.
Aquí va mi canción, dulce Virgen del Mar,
te llevo dentro de mi, y te rezo sin cesar,
nunca me abandones en mi largo caminar,
penoso, duro,... pero que nunca me falten las fuerzas
para a Tu lado, Madre Mía,
siempre poder llegar.
Acógeme en tu manto," Madre mía,"
Virgen del Mar de mi ilusión,
donde yo repose algún día,
mi sufrido y cansado corazón!