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domingo, 6 de noviembre de 2011

Retorno


He conocido las voces
que me llamaban antes de nacer,
por el sobresalto que he sentido
pienso que ya es la hora.

Éste es mi primer viaje
y me ha parecido tan breve.
Guardián de esta miserable estancia
acércate y observa,
árboles, madrugadas y vasijas
todo está en su sitio.

Pero ya el arcángel inalterable
anuncia la partida.

He reconocido las voces
antiquísima letanía que quise olvidar
mientras defendía el territorio
de mis sueños, patrimonio
herencia que no he solicitado.

Envejecieron los amigos
y cada cual se fue con su equipaje
y su sombra.

Ahora comprendo la paciencia,
los gestos, las costumbres.
Enhebrando pasiones, oráculos,
espera y muerte
se nos iba la vida.
Nada era suficiente,
nunca llegaba el definitivo momento
todo era un mientras tanto proyectado.

Y de súbito, tan pronto, el retorno.

Me parece imposible,
me asomo buscando algo
para retener la partida, pero mis cosas no tienen sentido
y ya mi tiempo
es un deshabitado calendario.

El barco del retorno ha llegado.

El mascarón de proa es una figura conocida
y su rostro se parece a mi rostro.




  



sábado, 5 de noviembre de 2011

Bodegón


. En el espejo
los bordados, las sillas,
la inútil chimenea, las naranjas
amarilleando, Ja camomila,
el libro. En la hipérbole del espejo
el extraviado, ella, los dos
marinos, la anciana, Pinemía, el gran gato.
Todo: la miel, el pan y la pimienta,
las baldosas etílicas, los cuchillos, la tarde
que se viene; el espejo así inmovilizado
por la vida y sus innumerables
puntos de fuga, espontáneamente
dispuesto por la mano
meticulosa de la belleza.
Y los aromas, y los rumores
mórbidos.




Amado

Fui agarrándome de ti,
de tus ojos,
campanarios llenos de palomas,
y tu pecho
encendido como un lucero sólo.

Caminé desesperada
en los senderos
trazados por tus venas
y me así
a tus riñones
y testículos,
a tus orejas
y tu lengua.

Golosa
bebí con gratitud
láudano en tu boca
y me detuve
por siglos en tu sexo:
lo exploré
con soles diminutos
nacidos en las puntas de mis dedos
y cárdenos frutos mancillados.

Copié tu mirada,
doblé tu risa,
y lúbrica mordí
tu agonía con los dientes

Canción al hijo primero





Hijo de la tierra,
te arrojó el Jardín.
Aunque veas sombras
no quieras lucir.

Tu madre era bella,
la secan los vientos.
Tu madre era tierna,
se quema en el yermo.

Tu madre mordía
la flor del manzano,
cuando el hombre puso
tu vida en su mano.

Tu madre sembraba
contigo el centeno,
cuando tú bebías
la leche en su cuenco.

Hijo de la ira
de Dios implacable.
No podrá salvarte
del odio tu madre.

No duermas, vigila.
No duermas, despierta.
Te amenaza fría
la heredad desierta.

Te persiguen ojos
sin dulce descanso.
Te aborrece eterna
del Creador la mano.

Las gacelas corren:
correrás tú más.
Los leones saltan:
tú debes saltar.

Los arroyos huyen:
tú tienes que huir.
Aunque yo lo quiera,
¡no puedes dormir!

No duermas, escucha.
No duermas, acecha.
Silbarán las aves
sobre ramas ebrias

para hacerte leve
esta oscura tierra.
Escúchame, hijo:
no duermas, no duermas...

Por todos los siglos,
¡no duermas,
no duermas!








viernes, 4 de noviembre de 2011

Aire solo



Aire sólo, fervor que callo y digo,
palabra que te nombra y te delata,
que te eleva en su vuelo o te maniata:
en mi boca te encierro o te prodigo.

Te dejo a la intemperie o al abrigo,
te guardo en ventisquero o en fogata.
Pródiga, codiciosa catarata,
vas en mi labio como fiel testigo

de todo lo que en él pones y eres,
de todo lo que en él tu sed convoca
y de lo que en su amor beber quisieres.

Silencia esta ebriedad que el labio aloca
y con el agua en que dichoso mueres
cúbreme, amor, el cielo de la boca.



Búscame





¿Qué no me encuentras?
¡Si es que no me has buscado!

Búscame tras tu sombra
o en las retinas de tus ojos claros.
Búscame entre tus dedos
o en tu boca de sándalo.

Yo soy un soplo vivo
a tu vida arraigado.

Búscame por tu alcoba
entre tu sueño alado,
o por la senda rosa
de aquel amor lejano.

Por sobre tu orgullo,
en las flores azules de los prados.
Yo estoy dentro de ti
como un amor sellado.

¿Que no me encuentras dices?
Siendo en tu misma vida
que me pierdo...
¡Si es que no me has buscado!


DESEOS



Trópico, para qué me diste
las manos llenas de color.
Todo lo que yo toque
se llenará de sol.
En las tardes sutiles de otras tierras
pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol.
Déjame un solo instante
dejar de ser grito y color.
Déjame un solo instante
cambiar de clima el corazón,
beber la penumbra de una cosa desierta,
inclinarme en silencio sobre un remoto balcón,
ahondarme en el manto de pliegues finos,
dispersarme en la orilla de una suave devoción,
acariciar dulcemente las cabelleras lacias
y escribir con un lápiz muy fino mi meditación.
¡Oh, dejar de ser un solo instante
el Ayudante de Campo del sol!
¡Trópico, para qué me diste
las manos llenas de color!




jueves, 3 de noviembre de 2011

El perro vagabundo




  
Flaco, lanudo y sucio. Con febriles
ansias roe y escarba la basura;
a pesar de sus años juveniles,
despide cierto olor a sepultura.

Cruza siguiendo interminables viajes
los paseos, las plazas y las ferias;
cruza como una sombra los parajes,
recitando un poema de miserias.

Es una larga historia de perezas,
días sin pan y noches sin guarida.
Hay aglomeraciones de tristezas
en sus ojos vidriosos y sin vida.

Y otra visión al pobre no se ofrece
que la que suelen ver sus ojos zarcos;
la estrella compasiva que aparece
en la luz miserable de los charcos.

Cuando a roer mendrugos corrompidos
asoma su miseria, por las casas,
escapa con sus lúgubres aullidos
entre una doble fila de amenazas.

Allá va. Lleva encima algo de abyecto.
Le persigue de insectos un enjambre,
y va su pobre y repugnante aspecto
cantando triste la canción del hambre.

Es frase de dolor. Es una queja
lanzada ha tiempo, pero ya perdida;
es un día de otoño que se aleja
entre la primavera de la vida.

Lleva en su mal la pesadez del plomo.
Nunca la caridad le fue propicia;
no ha sentido jamás sobre su lomo
la suave sensación de una caricia.

Mustio y cansado, sin saber su anhelo,
suele cortar el impensado viaje
y huir despavorido cuando al suelo
caen las hojas secas del ramaje.

Cerca de los lugares donde hay fiestas
suele robar un hueso a otros lebreles,
y gruñir sordamente una protesta
cuando pasa un bull-dog con cascabeles.

En las calles que cruza a paso lento,
buscan sus ojos sin fulgor ni brillo
el rastro de un mendigo macilento
a quien piensa servir de lazarillo.




  




Dios encontrado



Dios está aquí, sobre esta mesa mía
tan revuelta de sueños y papeles;
en esta vieja, azul fotografía
de Grindelwald cuajada de claveles.

Dios está aquí. O allí: sobre la alfombra,
en el hueco sencillo de la almohada;
y lo grande es que apenas si me asombra
mirarlo compartir mi madrugada.

Doy a la luz y Dios se enciende; toco
la silla y todo a Dios; mi diccionario
se abre de golpe en "Dios"; si callo un poco
oigo jugar a Dios en el armario.

Abro la puerta y entra Dios -¡si estaba
ya dentro...!-; cierro, y sale, mas se queda;
voy a lavar mi cara y Dios se lava
también y el agua vuélvese de seda.

Dios está aquí: lo palpo en mi bolsillo,
lo siento en mi reloj y, aunque me empeño,
ni me sorprendo ni me maravillo
de verlo tan enorme y tan pequeño.

Me lo dobla el cristal, me lo devuelve
hecho yo mismo -Dios, perdón- su frío
y no acierto a explicarme por qué envuelve
su cuerpo en este pobre traje mío.

Hoy he encontrado a Dios en esta estancia
alta y antigua en donde vivo. Hacía
por salvar, escribiendo, la distancia
y se me desbordó en lo que escribía.

Y aquí sigue: tan cerca que me quemo,
que me mojo las manos con su espuma;
tan cerca, que termino, porque temo
estarle haciendo daño con la pluma.




  



El Reloj





Esto de no ser más que tiempo espanta.
La solución bajo el costado izquierdo:
un fiel reloj al que jamás me acuerdo
de darle cuerda y, sin embargo, canta.

Canta con un martillo en la garganta,
mas sé que estoy perdido si lo pierdo.
A martillazos vive su recuerdo.
Sin embargo, ni atrasa ni adelanta.

A veces se le olvida hacer ruido.
A veces hace por salir del nido
y si no lo consigue, humano, llora.

A veces suena a Dios. De todos modos
es un reloj y un día, como todos,
se quedará parado en cualquier hora.




miércoles, 2 de noviembre de 2011

Mi Perla - El Mar



Perla, perla marina
en el juego de tus mareas
embelleces los alrededores montañosos,
las ciudades marineras.

Puerto de Santander,
llenos de barcos pequeños,
navegando por las rías
con los pescadores alcanzando los mares.

Paisajes dulcificados,
con suaves ondulaciones,
formando espacios inmensos,
con densas vegetaciones.
  
Montes majestuosos,
en las orillas de las rías,
pobláis los barrios marineros.

Acantilados, desembocaduras,
donde el Océano golpea con dureza las rocas,
formando cuevas, formando Dunas.

Palmeras que adornáis paisajes rurales,
bellos descensos con tonos verdes oscuros,
contrastando con verdes más suaves.

Manantiales de aguas que curáis enfermos,
valles fluviales, que con un abrazo conjunto
camináis y desembocáis formando rías
acogiéndolos la inmensidad de mis aguas.

Colinas cubiertas de pastizales, pinos, o eucaliptos,
remansos ríos, formando al final serenas rías,
con fondos verdes en las laderas,
formando mí querido litoral Cantábrico.

Praderías, ya en los arrabales,
belleza natural,
bahía de Santander
maltratada por nuevas construcciones,
destruyendo parte de sus marismas.
  
Incuestionable hermosura,
desde mí niñez os contemplo,
playas arenosas, finas, de  color de oro,
Dunas de mí Santander

Lleno dentro de mis pupilas,
las pendientes de los valles con pinos repoblados,
mis bellos desfiladeros con impresionantes cresterías,
pero sobretodo, mí mar bravo, 
que con él sigo soñando.  



Buscando en mi interior. Otoño en Santander

otoñales fotografia

Un toque de magia a la vida cotidiana,
y obtendremos un poder natural para nuestro mundo interior,
miramos alrededor, una brizna de hierba,
el silbido del viento, una rosa, una montaña,
busco la armornia, y deleitándome en las influencias externas,
creo en mi ser una profunda serenidad.

Cuando el viento sopla fuerte,
ondula las aguas del mar en un torbellino fructuoso de las olas que vienen y van,
picado se pone el océano, barquitos ondulantes al sol,
fluir con la vida, es la forma natural, pero al no hacerlo,
 entramos en la melancolía, la falta de confianza e inseguridad.

La furia de los elementos, el tiempo no se ha vuelto loco,
enfoquemos nuestra imaginación, actuando en las cosas hermosas,
y el universo actuará poniendo los medios para hacerlos realidad.

Lo malo, lo doloroso, se anida en nuestro ser,
¡activemos nuestro interior!, 
para que lo malo sea aprovechado,
convirtiéndolo en bueno para nuestra evolución,
que el entusiasmo domine y brille en cada pensamiento.

Los bosques en Otoño, te hacen saborear el encanto,
de una gama de colores, desde el verde, ocre, amarillo,
perdiendo el traje de Verano, ofrece  frondosas  sus montañas,
rodean mi mar, con las fuerzas de su encanto, 
valles de robles, hayas,
castaños, abedules, álamos, alisos,
¡Es un festival de colores! ¡Ay Otoño!

 Otoño en Cantabria,
región poblada de castañares, hayedos en Barcena,
Robledales en Valle de Cabuérniga,
que sugestivos y majestuosos los bosques multicolores que forman,
celebra su otoño, con nieblas y tierras mojadas.

El Otoño se viste de fiesta y luz
seducen los maravillosos paisajes,
¡Pintor, pintad la maravilla
que el Ser Supremo nos dejó!


Mi Madre y Virgen del Mar


Siempre estoy escribiendo a mi mar,
a ti Madre mía, te suelo cantar,
pues recuerdo desde niña mis caminatas,
siempre en grupos, hacia un lugar de Santander
llamado La Virgen del Mar. 

Una pequeña ermita, en la ladera de la montaña
cruzando un pequeño puentecillo,
por encima de las aguas,
para llegar a los verdes prados,
donde tu estás anclada,
pues así te llaman los marineros y pescadores,
eres su hada. 

Eres su perla marina,
los proteges con tu manto,
ya que desde donde Tu estás
cubres todos los océanos
.  
Es el día 16 de Julio cuando más se nota la fe,
ya que es tu fiesta, Señora, y te van a embellecer,
llenándote de hermosas flores, recogidas con ardor,
el más bello arco iris de colores, cuando empieza el atardecer.
  
Sentados en la fresca hierva
del monte majestuoso,
las almas que son tus siervas,
entonan una canción, alabando Tu rostro hermoso.
  
Canción bella, única, angelical,
letra dorada, formada por hombres,
navegantes de los mares,
la  música con el sonido del Mar.
  
Ese sonido que forman las aguas al chocar,
contra los acantilados hermosos, que reciben el agitar,
del viento ondulando fuertemente contra el mar,
El  mar y  el viento con  un continuo bailar.
  
Aquí va mi canción, dulce Virgen del Mar,
te llevo dentro de mi, y te rezo sin cesar,
nunca me abandones en mi largo caminar,
penoso, duro,... pero que nunca me falten las fuerzas
para a Tu lado, Madre Mía, 
siempre poder llegar. 

Acógeme en tu manto," Madre  mía,"
Virgen del Mar de mi ilusión,
donde yo repose algún día,
mi sufrido y cansado corazón!

             
              





martes, 1 de noviembre de 2011

De la lucha


Arenal terrero de bregadores
dispuestos en sus vinculadas manos
a medir nervios, salvar honores
Recios músculos de hombres bravos,
galantes en la acometida, rudos
obreros del coraje. ¿Acaso
Madretierra aquellos varones mudos,
altivos luchadores que definen
con brío su raza y su terruño...
Acaso no tendrán Tierramadre
en cada gotal del viril rocío
esencias antiguas tuyas...?



De la ermita perdida





De la ermita perdida
en la falda del monte solitario,
imagen de mi vida
entre ruinas se eleva el campanario.

Mi vida fracasó: desvanecidos
contemplé mis anhelos; y mis hombros
siento que ya vacilan doloridos
de sostener escombros.

Pero en mi pecho se conserva sana
como en mi fuerte juventud lejana,
la recóndita fibra,
donde cual entre ruinas la campana,
el ideal aún vibra.

Como todas las cosas

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Como riega la planta el jardinero.
Como forma el tipógrafo la masa.
Como conduce el carro el carretero.
Como elabora el pan el panadero.
Como construye el albañil la casa.

Como alimenta el surco el campesino.
Como los hijos cada padre engendra.
Como pulsa los mares el marino.
Como la uva se traduce en vino.
Como se pone a madurar la almendra.

Como alumbra el poeta la palabra.
Como se obtiene lana de la oveja.
Como se ordeña el ubre de la cabra.
Como la caja el artesano labra.
Como liba las flores una abeja.

Como viene del sol la golondrina.
Como surgen la col y la algarroba.
Como el carbón se extrae de la mina.
Como se pule en el taller la encina,
el cedro, el palisandro y la caoba.

Como la aguja hilvana los vestidos.
Como se extrae azúcar de la caña.
Como el amor despierta los sentidos.
Como el pájaro vuela y hace nidos.
Como remonta el alba la montaña.

Como escala el cristal la enredadera.
Como alumbra aceitunas el olivo.
Como esparce colores la bandera.
Como crece indomable la palmera.
Como florece el llanto colectivo.

Como siembra la voz al mediodía,
Como en tiempo de paz se esparcen granos,
trabajo por crear un nuevo día,
movilizando el aire y la alegría,
con la lengua, los ojos y las manos.

Creando estoy un mundo donde el hombre
goce la libertad que no se cierra,
vea la luz solar sin que se asombre
y halle el amor, sin pronunciar su nombre,
en un lugar cualquiera de la tierra.




lunes, 31 de octubre de 2011

Canción de la calle



La calle que tú me das
-calle ausente todavía-,
no será tuya ni mía.
Calle de todos será.

Por el momento no es más
que una canción encendida,
una estrella fugitiva
que soñamos alcanzar.

Por de pronto se nos va
de los ojos, como el día;
volando, como la vida,
sobre la tierra y el mar.

La calle que tú me das,
no será tuya ni mía.
Habrá de ser compartida.
Calle de todos será.




Camino de la alegría


Estaba allí, esperando.
La encontré una mañana
en las afueras de mi pueblo,
en la vecina orilla del hermoso camino.
Jugaba ingenuamente con el tiempo
y pude contemplar su rostro espléndido,
jubiloso, radiante,
y los colores vivos de su traje.

Estaba allí, erguida,
brotando
como una espiga nueva.
Cantaba una canción esperanzada.
Corrí de casa en casa,
salté de corazón en corazón,
y expandí la noticia.
Pero ni los mayores me escucharon.

No. Decididamente.
Nadie la recordaba.

Se llamaba alegría.




A los Jardines en que jugué de niño




¿Cómo pude vivir sin recordaros,
ríos de sol, jardines, fuentes mías;
en qué telar amor teje mis días
que no soñé con vuestros vientos claros?

Caminos de niñez, parques avaros
de vuestras rosas y canelas frías,
¿qué me decis ahora, en las vacías
horas que vuelvo mi palabra a daros?

Decidme el verso de la arena fina,
el gozo de los aros corredores
o la melancolía de estos bancos.

Una estatua de pieda en cada esquina
me va volviendo viejos los amores;
¿por qué, jardín de ruiseñores blancos?

jueves, 27 de octubre de 2011

Trova





He nacido en Buenos Aires
¡qué me importan los desaires
con que me trate la suerte!
Argentino hasta la muerte
he nacido en Buenos Aires.

Tierra no hay como la mía;
¡ni Dios otra inventaría
que más bella y noble fuera!
¡Viva el sol de mi bandera!

Tierra no hay como la mía.
Hasta el aire aquí es sabroso;
nace el hombre alegre, brioso,
y las mujeres son lindas
como en el árbol las guindas;
hasta el aire aquí es sabroso.

¡Oh, Buenos Aires, mi cuna!
¡De mi noche amparo y luna!
aunque en placeres desbordes,
oye estos dulces acordes
¡oh, Buenos Aires, mi cuna!

Fanal de amor encendido,
borda el cielo tu vestido
de rosas y rayos de oro:
eres del mundo tesoro,
fanal de amor encendido.

¿Quién al verte no te admira
y al dejarte no suspira
por retornar a tus playas?
Deidad de las fiestas mayas,
¿quién al verte no te admira?

De tus glorias que otros canten,
y a las nubes te levanten
entre palmas y trofeos.
Yo no asisto a esos torneos:
de tus glorias que otros canten.

Tu esplendor diré tan sólo,
si no del ya viejo Apolo
con la lira acorde y fina,
en mi guitarra argentina
tu esplendor diré tan sólo.

Voluptuosa te perfumas
de junquillos y arirumas;
cuando te adornas y encintas,
en las áureas de tus quintas
voluptuosa te perfumas.

Goza del Plata al arrullo
llena de garbo y orgullo,
criolla sin par, blasonante
de tu destino brillante,
goza del Plata al arrullo.

Triunfa, baila, canta, ríe;
la fortuna te sonríe
eres libre, eres hermosa;
entre sueños, color rosa,
triunfa, baila, canta, ríe;

¡Cuántos medran a tu sombra!
Tu campiña es verde alfombra,
tus astros vivos topacios;
habitando tus palacios
¡cuántos medran a tu sombra!

Bajo de un humilde techo
vivo, en tanto, satisfecho
bendiciendo tu hermosura,
que bien cabe la ventura
bajo de un humilde techo.

La riqueza no es la dicha;
si perdí la última ficha
al azar de la existencia,
saqué en limpio esta sentencia:
la riqueza no es la dicha.

He nacido en Buenos Aires
¡qué me importan los desaires
con que me trate la suerte!
Argentino hasta la muerte
he nacido en Buenos Aires.



  




Soneto at home





¡Hijos queridos! En la paz bendita
del heredado hogar hallad defensa
contra el violento entorno que nos tensa
contra el combate cruel que nos agita.

Como en vuestros abuelos se condensa
reconoced caballeresca cita
con la conciencia que a lo heroico invita
y rechazad vivir en la vergüenza.

Ejemplo es vuestra madre de la entrega.
Servid a los demás. Es su camino.
Intransitado y viejo al cielo llega.

Esto de mi docencia me imagino
que de un padre a sus hijos se trasiega:
que cada cual sea fiel a su destino.


Soledad



¡Oh soledad! ¡Oh murmurante río,
A cuya margen espontáneos crecen
Los árboles frondosos, que el otoño
Despoja ya de su hojarasca verde!

Huésped errante de la selva oscura
Di en estas limpias aguas. ¡Cuántas veces
Me vio la tarde, absorto en mis recuerdos,
Contemplando su plácida corriente!

La gran naturaleza, de mis penas
Oyó el lamento que hacia Dios asciende:
En su templo inmortal a quien la invoca
Seguro asilo y bálsamos ofrece.

Al dejar sin retorno estos lugares
Tan dulces a mi afán, llevo indeleble
Una impresión de gracia, de frescura,
Y hasta el sahumerio del paisaje agreste.

Como esas aves de amoroso instinto
Que en busca de calor el aire hienden,
Así mis pensamientos al amparo
De los afectos íntimos se vuelven.

¿Pero en cuál mejor sitio hallar la calma,
Y este silencio arrobador, solemne,
Que al fatigado espíritu conforta
Mientras las horas se deslizan breves?

Es aquí donde exhausto peregrino
Quisiera alzar mi solitario albergue,
¡Y arrullado del aura y de las ondas
Vivir lejos del mundo, para siempre!






viernes, 21 de octubre de 2011

Nenia


Canción Fúnebre

En idioma guaraní,
una joven paraguaya
tiernas endechas ensaya
cantando en el arpa así,
en idioma guaraní:

¡Llora, llora urutaú
en las ramas del yatay,
ya no existe el Paraguay
donde nací como tú ­
¡llora, llora urutaú!

¡En el dulce Lambaré
feliz era en mi cabaña;
vino la guerra y su saña
no ha dejado nada en pie
en el dulce Lambaré!

¡Padre, madre, hermanos! ¡Ay!
Todo en el mundo he perdido;
en mi corazón partido
sólo amargas penas hay ­
¡Padre, madre, hermanos! ¡Ay!

De un verde ubirapitá
mi novio que combatió
como un héroe en el Timbó,
al pie sepultado está
¡de un verde ubirapitá!

Rasgado el blanco tipoy
tengo en señal de mi duelo,
y en aquel sagrado suelo
de rodillas siempre estoy,
rasgado en blando tipoy.

Lo mataron los cambá
no pudiéndolo rendir;
él fue el último en salir
de Curuzú y Humaitá ­
¡Lo mataron los cambá!

¡Por qué, cielos, no morí
cuando me estrechó triunfante
entre sus brazos mi amante
después de Curupaití!
¡Por qué, cielos, no morí!...

¡Llora, llora, urutaú
en las ramas del yatay;
ya no existe el Paraguay
donde nací como tú-
¡Llora, llora, urutaú!



  


Musgo



Torné a ver la vieja ermita,
se halla todo en su lugar:
la lámpara moribunda,
la flor mustia en el altar.

Doquier quedan las señales
de la dulce, antigua fe:
allí está la Dolorosa,
allí el Cristo que adoré.

¡Cuántas veces, siendo niño,
el santuario a media luz,
me llevó mi tierna madre
a besar juntos la cruz!

¡Tiempos idos! Pero aún guardo
su memoria, y la impresión
de recuerdos inocentes
me penetra el corazón.

Hoy después de largo viaje,
tras de recia tempestad,
en el sagrado recinto
calma busco y soledad...

¿Quién me llama? ¡Oh voz sentida
que hace el pecho conmover
con rumores de plegaria,
con ternuras de mujer!

«Ven, me dice, al infortunio
da un himno. Lo pide así
la caridad, luz del cielo...»
El laúd a pulsar fui.

¡Ay, el rítmico instrumento
para siempre enmudeció!
Al querer forzar las cuerdas
en mis manos se rompió.

Pues haré de blancas rosas,
pensara, el don fraternal.
Cayó la helada en mi huerto,
agostado hallé el rosal.

De un melancólico sauce
colgué entonces el laúd;
y volví a la vieja ermita
y lloré mi juventud.










Amira





¿Conocéis a la rubia y tierna Amira?
¡Qué belleza, qué flor, qué luz, qué fuego!
Su andar se ajusta al ritmo de la lira,
Hay en su voz la suavidad de un ruego.

El flamenco nadando en la laguna
Entre el verde juncal, no es más gallardo:
Espira un vago resplandor de luna,
Tiene la fresca palidez del nardo.

Hace soñar; la mente se colora
De su candor al virginal destello;
Se sueña con las rosas, con la aurora,
Con las hebras de luz de su cabello.

Parece que un espíritu celeste
Siguiéndola invisible la perfuma,
Y que su blanca y ondulante veste
Por el aire agitada hiciese espuma.

Ayer la vi pasar en lontananza,
E imaginó mi alma entristecida,
Era el ángel de la última esperanza
Que buscaba, el sepulcro de mi vida.

jueves, 20 de octubre de 2011

España en el sueño





Desde aquí yo contemplo, tendido, sin memoria
el campo. Piedra y campo, y cielo, y lejanía.
Mis ojos miran montes donde sembró la historia
el dulce sueño amargo que sueñan todavía.

Pero el amor fundido en piedra, día a día;
pero el amor mezclado con monte, o con escoria,
es duradero y te amo, oh patria, oh serranía
crespa, que te levantas, bajo el cielo, ilusoria.

Campos que yo conozco, cielos donde he existido;
piedras donde he amasado mi corazón pequeño;
bosques donde he cantado; sueños que he padecido.

Os amo, os amo, campos, montañas, terco empeño
de mi vivir, sabiendo que es vano mi latido
de amor. Mas te amo, patria, vapor, fantasma, sueño.



Amor





Íbamos de camino.
Mi cariño en sus brisas te oreaba.
Tu cabello llevado entre los céfiros
era también como brisa del alma.

Eras también como brisa en la brisa.
¡Qué claridad rumorosa mis ansias!
¡Oh transparencia vital que encendía
toda mi vida cual fuego en luz blanca!

De mi alma entonces salía silvestre
el aire fresco de la madrugada.
Allá dentro, por dentro, ¡qué pura
la caricia amorosa del alba!

¡Qué delicadas nubes se encendían
y qué irisadas aguas!
El mundo era el sonido
y en mi interior sonaba.


miércoles, 19 de octubre de 2011

Diamantes y perlas




  
He aquí, lector, la diminuta llave
Que guarda de mis joyas el tesoro;
Privanme la modestia y el decoro
De que yo te las muestre y las alabe.

Quizás tu lente, escrutador, acabe
Por no hallar en mi cofre perlas ni oro
Si tal descubres, por tu honor imploro
Que no lo digas a quien no lo sabe.

Si no hallas en mis versos poesía,
Ni estilo, ni metáforas brillantes,
Mis páginas arroja sin leerlas.

Que otro lector, acaso, encontraría
En los tipos de imprenta - los diamantes,
Y en mis vacías páginas - las perlas.




Acuérdate de mí



¡Oh! cuánto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta
como un péndulo inmóvil: ya no cuenta
las horas que se van!
No siente los minutos cadenciosos
a golpe igual del corazón que adora
aspirando la magia embriagadora
de tu amoroso afán.

Ya no late, ni siente, ni aún respira
petrificada el alma allá en lo interno;
tu cifra en mármol con buril eterno
queda grabada en mí!
Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto,
muerto para el amor y la ventura
esta en tu corazón mi sepultura
y el cadáver aquí!

En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso
sin luz y sin rumor;
Embalsamadas ondas de armonía
se elevaban a un tiempo en sus altares;
y vibraban melódicos cantares
los ecos de tu amor.

Parece ayer! ...De nuestros labios mudos
el suspiro de ¡"Adiós" volaba al cielo,
y escondías la faz en tu pañuelo
para mejor llorar!
Hoy... nos apartan los profundos senos
de dos inmensidades que has querido,
y es más triste y más hondo el de tu olvido
que el abismo del mar!

Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio,
qué la distancia, ni los altos montes?
Ni qué son esos turbios horizontes
que mira desde aquí;
si al través del espacio de las cumbres,
de ese ancho mar y de ese firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a tí:

Si yo tus alas invisibles veo,
te llevo dentro del alma estás conmigo,
tu sombra soy y donde vas te sigo
por tus huellas en pos!
Y en vano intentan que mi nombre olvides;
nacieron, nuestras almas enlazadas,
y en el mismo crisol purificadas
por la mano de Dios.

Tú eres la misma aún;
cual otros días suspenden tus brazos de mi cuello;
veo tu rostro apasionado y bello
mirarme y sonreír;
aspiro de tus labios el aliento
como el perfume de claveles rojos,
y brilla siempre en tus azules ojos
mi sol, ¡mi porvenir!

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas a través de tu sonrisa
lágrimas de dolor; pues mi recuerdo tu memoria asalta,
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite ¡mi amor!

¡Oh! cuando vea en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas,
el vaivén incesante de las olas,
me acordaré de tí;
Cuando veas que una ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo,
buscando un nido entre el mar y el cielo,
¡Acuérdate de mí!



Al niño que vende berros


No tiene padres, claro...Lo sé por tu indecisa
manera de mirar. Lo sé por tu camisa.

Eres pequeño y grande detrás de la canasta.
Respetas los gorriones. Un centavo te basta.

La gente va vestida por adentro de hierro.
No te oyen...Has gritado dos o tres veces: ¡berro!

Pasan indiferentes con bultos y sombrillas,
en pantalones nuevos y en blusas amarillas;

caminan presurosos hacia el Banco y el tedio
o hacia el atardecer por la Calle del Medio.

Y tú no estás vendiendo: tú juegas a vender;
y aunque jamás jugaste te sale sin querer.

Pero no te me acerques; no, niño, no me hables.
No quiero ver el sitio de tus alas probables.

Te encontré esta mañana al doblar de la Audiencia,
y ¡qué golpe me ha dado tu infeliz inocencia!

Mi corazón que era un poco de ilusión
ya es como berro mustio, como no corazón.




martes, 18 de octubre de 2011

MI AMANTE



Siento mis ojos inquietos
Se posan , giran
Siento que mis labios suspiran
Abrasados por la tentación
¡La soledad me cerca!


... La noche eterna me ha cubierto
Todo está desierto....
¿Por que nadie en mi corazón?


Todo es fuego en mi pecho exaltado
Solo amando vive mi vida
Solo cuando  hay otra alma por mi querida
Vuelve mi ilusión
¿Por que nadie en mi corazón?


Ilusión.... ilusión desagradecida
Que la triste verdad no realiza
Ilusión que mi desamor eterniza
En mi cabeza siempre la misma cuestión
¿Por que nadie en mi corazón?


Solo un inmenso vacío
Donde mi alma se agita sedienta
Soledad en mi habitación
En mí, desespero y lloro
Porque no conozco aún a quien añoro
No puedo acallar mi pasión
¿Por que nadie en mi corazón?


Mi sed de amor se acrecienta
Un fantasma se forja en mi mente
Allí donde miro está presente
Noto junto a mí su aroma y su aliento
Huele a vida a amanecer latente
Sensación de luz, sombra y emoción


Es ... ella mi Cantabra
......Mi amante......
Natural y peligrosa
Letal y digna
Cruel y generosa
Es ella cántabra, loba o diosa
¿Quien llama a mi corazón?


Abrirse a la alegría
Sonreír cada día
Llenarnos de horas risueñas
Hacer que brote de nuevo el mágico encanto
Ofrecerte la felicidad que sueñas
Por fin mi niña......
Mi habitación no estará vacía
No mas preguntas
Mi corazón.... estará seco de llanto.....


E. P.L.