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viernes, 19 de diciembre de 2014

EN LA MUERTE DE JULIO RUELAS



Ahora empezó, Ruelas, tu vida... (Fue su vida
un morir de deseos atropellados y un
matarse de embriagueces de mil suertes, según
era su sed... Corrió tras la escondida
agua nunca probada y siempre oída.)

Mientras tú duermes, vela la Humanidad tu sueño
(diría Rueda, un vate campesino, risueño
y panteísta ... ). Yo, religioso, confío
en otro reino fuera de este Mundo. Es el mío
también; es el de todos los que adoran el Arte,
cuyo palacio tiene que estar en otra parte...

Hasta luego, Ruelas.  A pesar de lo feo,
del mal y de la muerte, quiero creer, y creo.


jueves, 18 de diciembre de 2014

ADELFOS



Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron 
—soy de la raza mora, vieja amiga del Sol—, 
que todo lo ganaron y todo lo perdieron. 
Tengo el alma de nardo del árabe español.

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna 
en que era muy hermoso no pensar ni querer... 
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna... 
De cuando en cuando, un beso y un nombre de mujer.

En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos...; 
y la rosa simbólica de mi única pasión 
es una flor que nace en tierras ignoradas 
y que no tiene aroma, ni forma, ni color.

Besos ¡pero no darlos!  Gloria.... ¡la que me deben! 
¡Que todo como un aura se venga para mí! 
¡Que las olas me traigan y las olas me lleven, 
y que jamás me obliguen el camino a elegir!

¡Ambición! No la tengo. ¡Amor! No lo he sentido. 
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud. 
Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido. 
Ni el vicio me seduce ni adoro la virtud.

De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo. 
No se ganan, se heredan, elegancia y blasón... 
Pero el lema de casa, el mote del escudo, 
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.

Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme, 
lo que hago por vosotros, hacer podéis por mí... 
¡Que la vida se tome la pena de matarme, 
ya que yo no me tomo la pena de vivir! ...

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna 
en que era muy hermoso no pensar ni querer... 
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna. 
¡El beso generoso que no he de devolver!

París, 1899

                                   Manuel Machado