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domingo, 20 de mayo de 2012

Mujer todos los días



Una madre puede hacer
todo lo que hace,
no por ser mamá
sino por ser mujer.



Mamá es una mujer como las otras:
es alegre, tiene canas, se enoja
trata de adelgazar aunque no de a de veras
está enferma
casi no se cuida

mi madre se equivoca
mi mami alguna vez ha sido injusta
lleva sus cuantos errores a la espalda
sus pecadillos por allí escondidos
o deseados

pero mami crió a sus hijos ella sola
y a tres hijos más como a sus propios hijos ella sola
mas era yo tan joven cuando madre quedó sola
que nunca pregunté cómo comimos siempre
y ahora todavía no lo sé
pero tiene que ver con la multiplicación de los pesares.

Ya que es una mujer como las otras
mi madre quiso más de alguna vez
reflorecer su amor
pero los que idolatran el estéril espejo
no entienden
el prodigio
de la transformación del oro en sueños
y si no derrotó en esta batalla
por lo menos a la rabiosa soledad
ya la tiene enjaulada como la bestia horrenda que es
por el claro milagro de los nietos.

Mi mamá nos recibe cuando estamos cansados y caídos
pero no nos convierte las espinas en flores
porque nos enseñó a quitarlas solos
y no es la más clara imagen de Dios sobre la Tierra
no alcanza requisitos para Santa
ni se parece en algo a la Virgen María

sin embargo

mamá puede reír aunque esté triste
madre puede amar aunque ella no sea retribuida
mami puede ayudar aunque ella esté también necesitada
madre puede trabajar aunque haya trabajado
hasta la madrugada/
mamá puede aguantar aunque ya no aguante más.

por eso
mamá es una mujer como las otras
una mujer, sencillamente un ser humano,
le dan derecho a serlo
sus cuidados su ternura su amor por los demás
su aguante para aguantar que ya me habría muerto
y por tanto que es esa mujer
me asombro
me inclino
me acorazo
y no sé cuánto decir
cómo la quiero.

viernes, 11 de mayo de 2012

La rosa eterna



En la mañana vacía
vestida de su alborada;
en la tarde fenecía
cual la rosa de la nada.

Estaba abierta de día,
de noche estaba cerrada;
cantaba como gemía,
sentía cuanto lloraba,

La flor del mundo ignorada,
que sólo el alma adivina,
de su tallo se alejaba
a ser la rosa divina.

Algo de mi reconozco




Algo de mí reconozco
en esa florecita blanca
algo de mí se sacude ese pájaro
revoloteando
estoy
lo sospecho
en una piedrita
de ese nido de oropéndolas
me levanto
y me convierto en árbol
me recuesto
y soy una yedra sostenida por un sauce
huelo a mí
en este palito
que destrozan mis dientes
voy en mechas de maizales
estoy amanecida como esa cañada
y soy una hoja seca
que soban los venados
algo muy mío
han transparecido esta tarde
las montañas.

martes, 8 de mayo de 2012

Era una tarde



¡Oh, mi amada! ¿te acuerdas? Esa tarde
tenía el cielo una sonrisa azul,
vestía de esmeralda la campiña
y más linda que el sol estabas tú.



Llegamos a las márgenes de un lago.
¡Eran sus aguas transparente azul!
En el lago una barca se mecía,
blanca, ligera y grácil como tú.



Entramos en la barca, abandonándonos,
sin vela y remo, a la corriente azul;
fugaces deslizáronse las horas;
no las vinos pasar ni yo ni tú.



Tendió la noche su cendal de sombras;
no tuvo el cielo una estrellita azul...
Nadie sabrá lo que te dije entonces,
Ni lo que entonces silenciaste tú...



Y al vernos regresar, Sirio en oriente
rasgó una nube con su antorcha azul...
Yo era feliz y saludé una alondra.
Tú... ¡qué pálida y triste estabas tú!

lunes, 7 de mayo de 2012

El silencio de unos ojos




Qué me dicen tus dulces ojos negros,
tan cargados de sombras, ¡oh, adorada!
que en la noche me basta su recuerdo
para llenar mi corazón de lágrimas.



Qué me dicen tus dulces ojos negros,
en su silencio lleno de palabras
tan leves, que el oído nunca advierte
cuando se adentran en mi oscura entraña...



Tal dos aves que buscan su refugio
en un agrio peñón de oculta playa,
y en su áspero nidal, en vez de cánticos
alzan al cielo súplicas calladas.

viernes, 20 de abril de 2012

Viernes


Viernes, noche maldita,
despierta mi alma escondida
encontrando a mis amigos
en reunión encendida.

Cena, copas, comensales, 
se alejan de aquel café,
se dirigen todos juntos
en un alegre tropel.

El encuentro es un lugar
con calor de gran hogar,
traspasando aquella puerta
se reparte la amistad.

Sentados estamos todos,
las copas se llenan ya,
los corazones se alegran,
se siente la noche ya.

Canciones llaman a voces
sentimientos de verdad
repartidos entre gentes
que comparten libertad.

¡Silencio! voces que cantan,
gargantas en coro van,
expresan las alegrías
de esta noche especial.

'Alcohol, melodías, poemas!
recitados con pasión,
mientras la luna corea
las notas de una canción.

Pasan las horas temiendo
se acerque el amanecer,
los sentidos ya no pueden
conversar con nitidez.

Su anfitriona nos relaja
poniéndonos un café,
que tomado sorbo a sorbo
nos calienta nuestra fe.

Fe en la convivencia culta,
fe en la ansiedad de saber,
fe en la reunión de amigos,
fe en la verdad que se ve.

Poco a poco nos marchamos,
¡nos engulle la ciudad!
¡la maldad de sus pasiones
que corrompen la amistad!.

Por eso grito y reclamo,
podernos siempre encontrar
dos amigos que derrochen...
¡cualquier viernes su amistad!.

Fernando Vidiella Castro

jueves, 19 de abril de 2012

Mi pobre poeta


Pobre poeta que siente
sus pensamientos perdidos,
solo encontrados a veces
en las sombras del olvido.

Pobre poeta que siente
su corazón malherido,
por la fuerza de encontrar
los mil sueños aún sentidos.

Pobre poeta que siente
el alma envuelta en suspiros,
recuerdos de juventud
que ha mantenido dormidos.

Pobre poeta que siente
salir de su soledad,
recorriendo los lugares
en su triste caminar.

Pobre poeta que siente
llenar con su propia sangre,
el contenido de un libro
que no ha interesado a nadie.

Pobre poeta que siente
la noche, el día, la aurora,
iluminando su mente
de sueños que  ahora añora.

Pobre poeta que siente
la luna, el anochecer,
mientras quiere recordar
el amor que vio nacer.

Pobre poeta que siente
la amargura que se fué,
dejándole sus vivencias
para que jueguen con él.

Pobre poeta que siente
la pluma sobre el papel,
trazar con ríos de tinta,
para empezar otra vez.

sentir la diosa fortuna
de no poder comprender,
las sensaciones escritas,
al plasmar su desnudez.

Piensa ... ¡que solo es poema!
reflejar su insensatez,
a través de la escritura
sentida en todo su ser.

Piensa... ¡ que si ya no siente!
nunca podrá comprender
el deseo del poeta...
¡ el sentir a través de él!.

Fernando Vidiella Castro