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viernes, 20 de abril de 2012

Viernes


Viernes, noche maldita,
despierta mi alma escondida
encontrando a mis amigos
en reunión encendida.

Cena, copas, comensales, 
se alejan de aquel café,
se dirigen todos juntos
en un alegre tropel.

El encuentro es un lugar
con calor de gran hogar,
traspasando aquella puerta
se reparte la amistad.

Sentados estamos todos,
las copas se llenan ya,
los corazones se alegran,
se siente la noche ya.

Canciones llaman a voces
sentimientos de verdad
repartidos entre gentes
que comparten libertad.

¡Silencio! voces que cantan,
gargantas en coro van,
expresan las alegrías
de esta noche especial.

'Alcohol, melodías, poemas!
recitados con pasión,
mientras la luna corea
las notas de una canción.

Pasan las horas temiendo
se acerque el amanecer,
los sentidos ya no pueden
conversar con nitidez.

Su anfitriona nos relaja
poniéndonos un café,
que tomado sorbo a sorbo
nos calienta nuestra fe.

Fe en la convivencia culta,
fe en la ansiedad de saber,
fe en la reunión de amigos,
fe en la verdad que se ve.

Poco a poco nos marchamos,
¡nos engulle la ciudad!
¡la maldad de sus pasiones
que corrompen la amistad!.

Por eso grito y reclamo,
podernos siempre encontrar
dos amigos que derrochen...
¡cualquier viernes su amistad!.

Fernando Vidiella Castro

jueves, 19 de abril de 2012

Mi pobre poeta


Pobre poeta que siente
sus pensamientos perdidos,
solo encontrados a veces
en las sombras del olvido.

Pobre poeta que siente
su corazón malherido,
por la fuerza de encontrar
los mil sueños aún sentidos.

Pobre poeta que siente
el alma envuelta en suspiros,
recuerdos de juventud
que ha mantenido dormidos.

Pobre poeta que siente
salir de su soledad,
recorriendo los lugares
en su triste caminar.

Pobre poeta que siente
llenar con su propia sangre,
el contenido de un libro
que no ha interesado a nadie.

Pobre poeta que siente
la noche, el día, la aurora,
iluminando su mente
de sueños que  ahora añora.

Pobre poeta que siente
la luna, el anochecer,
mientras quiere recordar
el amor que vio nacer.

Pobre poeta que siente
la amargura que se fué,
dejándole sus vivencias
para que jueguen con él.

Pobre poeta que siente
la pluma sobre el papel,
trazar con ríos de tinta,
para empezar otra vez.

sentir la diosa fortuna
de no poder comprender,
las sensaciones escritas,
al plasmar su desnudez.

Piensa ... ¡que solo es poema!
reflejar su insensatez,
a través de la escritura
sentida en todo su ser.

Piensa... ¡ que si ya no siente!
nunca podrá comprender
el deseo del poeta...
¡ el sentir a través de él!.

Fernando Vidiella Castro