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miércoles, 18 de abril de 2012

Chaval



Calles, penumbra,mil luces,
reflejos que el suelo da,
bordillos de alcantarilla,
faroles de oscuridad.

Solitaria está mi calle,
entreabierto está  el portal,
solo suaves melodías
salen del lejano bar.

Me refugio en mi chaqueta
pues no quiero caminar,
sintiendo sobre mi rostro
la tristeza del lugar.

Silenciosas las esquinas,
¡Sin vida está la ciudad!
sombras sobre escaparates...
¡El borracho traspiés da!.

Paso a paso, por la acera
me encuentro con un chaval,
lleva en su boca un pitillo
que se acaba de encontrar.

Me reclama que le encienda,
¡su rostro lleva ansiedad!
yo le acerco mi cerilla
iluminando su faz.

Su cara emana tristeza,
sus ropas... rotas están,
sus ojos hablan de angustia,
¡no sabe hacia donde va!

Le contemplo... le pregunto...
¿No me quiere contestar!
quiere seguir su camino
sintiendo su soledad.

Me cuenta su aciaga vida
¡que ya sus padres no están!
que vaga por la gran urbe
desde su mas tierna edad.

Le miro de arriba  abajo...
¡mas de quince no tendrá!
le comento que si quiere 
un amigo de verdad.

Luego caminamos juntos,
¡se ilumina la ciudad!
locales abren sus puertas
y nos invitan a entrar.

Churros, chocolate, bollos,
¡es poco para el chaval!
hasta un jersey de marino...
le encuentro en un bazar.

La calle llena de luces
nos saluda al pasar,
él, rebosando de vida,
yo, lleno de su amistad.

Entre el bullicio de gentes
jugamos a contemplar,
la alegría de mi calle,
la luz, sobre mi ciudad.

Mirando estoy las estrellas,
quizás ...¡ mucho mas allá!
bajo de pronto mis ojos...
¡y no me encuentro al chaval!

Mi calle sigue en penumbra,
¡una pareja se va!
de vez en cuando se paran,
se abrazan en la oscuridad.

Yo les contemplo en silencio,
¡quisiera poder hablar!
mi corazón me pregunta:
donde estará mi chaval.

Miro hacia el cielo, no encuentro,
la respuesta a mi gritar,
y lentamente me envuelve...
¡soledad en mi portal!

Fernando Vidiella Castro

jueves, 12 de abril de 2012

Silencio

Mirando estoy con tristeza
senderos de tus mil lágrimas,
cerrados tienes tus ojos
hacia el hombre que tu amas.


Rictus de amargura encuentro
en tus labios que se cierran,
quebrando con su silencio
la voz que grita y reclama.


Has perdido la alegría
que tus ojos reflejaba,
la has cambiado por tristeza
que crispa tu dulce cara.


He sentido en tu silencio
toda la angustia del alma,
no puedes ver el amor
que de mis ojos se escapa.


No puedes ver en mi ser
lo mucho que te reclama,
que olvides tristes pasados
y vivas.. ¡presente en calma!








miércoles, 11 de abril de 2012

A mi nieto Ulises



Manchas, mariposa huida,
inocencia concebida
en los juegos que mi nieto
formó el primer año de vida.


Colores emborronados
por sus manos que alucinan,
mientras sus ojos se alegran
con  pintadas atrevidas.


Asómbrate....cuando el tiempo
se esfuerce por conseguir
que tu alma.... mi esperanza,
puedan al fin conseguir....


Que este mundo ahora ingrato
te enseñe  a convivir
con lo mejor  que tu gente
quiera guardar para ti.

Fernando Vidiella Castro

martes, 10 de abril de 2012

A mi hijo Javier




Reflejo de juventudes,
calmoso en sus inquietudes,
fogoso en sus sentimientos,
buscador de pensamientos.

De mis cuatro primaveras
el segundo que formé
encerrado en su mutismo
alegría en su honradez.

Es como roca que sufre
las grietas que no se ven,
la dureza del granito,
que por dentro frágil es.

Mis sentimientos  no quieren
ni siquiera comprender....
¡Que lo siento como el hijo
que es hombre en su niñez!..

lunes, 9 de abril de 2012

A mi hija Eva




Nobleza en todo su ser,
orgullo en su padecer,
alegría en sus desgracias
¡Es ... su forma de ser!.

De mis cuatro primaveras,
la tercera que formé,
se conforma con lo poco,
me asombra su esplendidez.

La contemplo desde lejos,
gigantesca en su nobleza,
su carácter es de miel.

Es como el sol y la lluvia,
la primavera... al nacer,
la calma tras la tormenta,
¡Toda fuerza en su querer!.



domingo, 8 de abril de 2012

Joven niña



Joven niña, ya mujer,
de mis cuatro primaveras,
entre ilusiones y sueños
la cuarta que yo formé.

Mensajera de grandezas,
enorme su candidez,
recorriendo el firmamento
fugaz, como estrella es.

Con un manojo de estrellas
un día me la encontré
y al sentirla tan perdida
tres deseos formulé.

El primero, es comprenderla,
el segundo, sentirla como mujer,
y el tercero, el deseo de su padre
que viva...feliz en él.

Rincones en mi corazón


Yo se como tu te sientes
en tu pecho de mujer,
tu corazón se desangra
y no se llegar a él.


Quisiera ser dulce bálsamo,
para que entres en mi ser;
juntos curemos heridas
que sangraron una vez.


Compartamos sentimientos
que pronto quisieran ser
la fuerza que nos  trasladen
de aquí hasta la vejez.