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miércoles, 29 de febrero de 2012

Amanecer



El día se levanta
Las cortinas se abren

Se despiertan los objetos
Mi vecina cuelga sus prendas
en el patio trasero de su casa
La ciudad se estira y reaparece.

El tiempo se despierta
La claridad busca su hueco.

Expanden las calles sus cuerpos
Los trabajadores nocturnos bostezan
Las ruedas se multiplican
Las luces declinan inútiles.

El viento mueve ahora las cosas claramente
La noche quedó atrás
Envejecemos
Mientras el sol vuelve
en gloria y majestad.

Al perderte yo a tí

Poemas relacionados

Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.

lunes, 27 de febrero de 2012

Mi buen amigo



Recordando a mi querido esposo en el 18 aniversario de su muerte.


Fernando ... mi buen amigo,
tus sueños viajan contigo
cuando la muerte te lleva
en noche de luna llena.


Maldito sea mil veces,
por no poder detener
el tiempo, que ha necesitado
tu enfermedad en vencer.


Segaron su vida intensa,
cuando todo dentro de él
reclamaba las vivencias
que empezaban a nacer.


Momento que el hombre siente
amar la vida otra vez,
al ver los seres queridos
que vuelan juntos con él.


Tiempos en que el corazón,
los sentidos, la pasión,
los comparte todos ellos
con la mujer que eligió.


Alma, sensibilidad y amor
repartido en esta vida
con su mujer y sus hijos
sin pedir compensación.


Hijos que no olvidarán
las caricias de niñez
y el orgullo que sintió
contemplándoles crecer.


Tengo en mi pecho recuerdos,
y también conversación,
cuando juntos nos contábamos
muchos días de ilusión.


Sábados de suave música
y ritmo en el corazón,
cuando tus brazos se cierran 
sobre tu único amor.


Luego toda la semana,
encontrábamos los dos,
la solución a problemas
afrontados con tesón.


Café, un vino, el cigarro
compartíamos los dos,
recordando que hace años
quizás fué un poco mejor.


Fernando... solo te pido, 
que me dejes compartir
un poco de la alegría
¡que yo he sentido...  en tí 1.


A Fernando  en el día de su muerte.


Fernando Vidiella. Castro






Por fortuna




Si perdiera la vista
¿Qué haría?

¿Será posible verlo todo
a través del recuerdo?

Tus gestos
esos mohines
coquetos y amorosos
que todavía me cautivan
¿Podré reproducirlos
recrearme con ellos
aun sin mis ojos?

¿Qué pasará con tu risa?
esa que además de labios y dientes
canto y melodía
es comisura irrepetible
rictus seductor

Por fortuna
para el sabor de tu cuerpo
para el gusto de tus humores
no necesito de mis ojos

La vida prenatal



Era el corazón de mi madre
Aquel tam tam de las tinieblas
Aquel temblor sobre mi cráneo
En las membranas de la tierra

(La lenta piragua materna
Un ritmo de espumas en viaje
Una seda de grandes aguas
Donde un suave trópico late)

Día y noche su ceremonia
-No había día ni había noche-
Sólo un hondo país de esponjas
Toda una tribu de tambores

El corazón de un solo orgánico
Un ronco sueño de tejidos
Yo era la magia y era el ídolo
En el fondo de las montañas

Aquel tambor donde golpeaban
Las galaxias y las mareas
Aquella sangre germinada
Por el vino de la Odisea

Vivir en un huevo de llamas
Mezclando la tierra y el cielo
Vivir en el centro del mundo
Sin rostro ni odio ni tiempo

Crecía antiguo en la dulzura
Con astrales ojos de musgo
Yo era un germen lleno de estrellas
Un poder oscuro y terrible

Tu corazón -¡oh madre mía!-
Resonaba como el océano
Batía sus alas salvajes
Su insaciable tambor de fuego

Yo te besaba en las entrañas
Yo me dormía entre tus sueños
En un país de rojas plumas
Era tu carne y tu destierro

El paraíso de tu sangre
La gran promesa de tus brazos
Oía al sol en su corriente:
Tu corazón lleno de pájaros

Aquel tambor de la aventura
Aquel tambor de luna viva
La tierra ardiendo con su grito
Una vida desconocida

Afuera todo era enemigo:
Las uñas las voces el frío
Los días las rosas las uvas
El viento la luz el olvido

domingo, 19 de febrero de 2012

Fiesta



Se presentó el río
acompañado de invitados inusuales
desconocidos
no venían en son de paz
bebieron
tragaron
dispusieron de todo lo que había
dejándonos
hambrientos sedientos
temerosos de esas fiestas
a las que arriban
sin aviso sin nuestro consentimiento
convidados
de palo de lodo
de piedra

Sin sentido






Hay días
en que salgo a buscarme
y no me encuentro
por ningún lado.
Si acaso logro verme
en alguna fuente clara
o detrás de la fachada
de un escaparate
resulta que es otro
el que me está mirando
como un reflejo.
Es cuando me doy cuenta
de que no me necesito ya.
Cuando las cosas
dejan de tener sentido.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Ideas




Fluyen en la mente
como peces
enfilando
hacia ignota carnada
y no se detienen
a respirar
ni cuando duermes
porque eres una máquina
perfecta
que sólo habrá de suspender
su ritmo
al final
de la última jornada.

Mi esperanza




En una frágil barquilla,
Vacilante mi esperanza,
No ve propicia mudanza,
Ni mira remota orilla,
Roto el mástil y la quilla
Sin remo y vela
Triste recela,
Que a cada paso
Halla un abismo;
Y a un tiempo mismo
Teme y sospecha, y sin consuelo va
Pues un desastre cruel presiente ya.

Desamparada y sin remo
Entre peligros se lanza,
Donde la vista no alcanza
Playa amiga, amigo extremo.
Vagando sin rumbo, temo
Que airado el cielo
Mi pena y duelo
Haga mayor,
Sin que mi amor
Vea propicio;
Y el sacrificio
Que a mi amada yo hiciera sin tardanza
¡Desaparezca también con mi esperanza!

domingo, 5 de febrero de 2012

Mar de la tarde



Lo que antes era fino concierto,
hoy es una sinfonía:
cobre de los intrumentos
en las cuerdas de oro del día.

La marcha heroica de la tarde
los sones del mar armonizan;
mas la batuta del sol desaparece
y la confución se inicia
los sonidos falsos de rocas-oboes
y apresuramiento en las olas flautistas.

Bajo el incendio de las nubes
el desorden se precipita,
y la vanguardia de las sombras
calla los cantos y rompe la lira.



Mar bajo la luna


Bajo la noche, de la nave 
han salido las mismas preguntas:
-¿Acaso sabemos hacia dónde vamos?
-¿Nos habremos equivocado de ruta?

Hace tiempo que dejamos la tierra,
y por el mar de la aventura
arribaremos esta noche
a la capital de la luna...







Vienes a mí



Vienes a mí, te acercas y te anuncias
con tan leve rumor, que mi reposo
no turbas, y es un canto milagroso
cada una de las frases que pronuncias.

Vienes a mí, no tiemblas, no vacilas,
y hay al mirarnos atracción tan fuerte,
que lo olvidamos todo, vida y muerte,
suspensos en la luz de tus pupilas.

Y mi vida penetras y te siento
tan cerca de mi propio pensamiento
y hay en la posesión tan honda calma,

que interrogo al misterio en que me abismo
si somos dos reflejos de un ser mismo,
la doble encarnación de un solo alma.







viernes, 3 de febrero de 2012

El madrigal de los ojos verdes




De verdes varios, tallada
en mil facetas, la huerta,
el bello paisaje amado
que nuestra dicha contempla.

Verde el agua en los regajos,
en el estanque, en la acequia;
verde el río que entre campos,
siempre verdes, zigzaguea.

Verde intenso en los labrados,
verde bronce en la arboleda,
verde el mar que allá, a lo lejos,
suavemente rumorea...

Verde, verde en el paisaje
y en tus ojos que contemplan
con sus vivas esmeraldas
la huerta lozana y bella,
y si es ella no se sabe
la que a tus ojos luz presta
o es la luz de tus pupilas
que en la huerta reverbera.

Mar pagano

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La voz del mar es un clamor de furia,
de paroxismo. En el temblor del agua,
con espasmos de amor y de lujuria,
tal vez un mito divinal se fragua.

Líquidas trallas baten los cantiles;
y es tan tremendo el ímpetu que azota
los peñascos austeros y seniles,
que su masa en esquirlas salta rota.

El sol es como un ascua. Es un glorioso
pastor; desde los cielos deslumbrantes,
guía un blanco rebaño milagroso
de magníficas olas espumantes.

Mar, ¿qué quieres? Acaso en esta ruda
contienda, en este rebramar sonoro,
va a surgir otra vez, blanca y desnuda,
de entre tus olas Afrodita de oro,

y esas torsiones ásperas, supremas,
son del nuevo prodigio las señales?
¿O quieres, de tu azul, fundir dos gemas
para sus claros ojos inmortales?