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domingo, 2 de marzo de 2014

"Romance del prisionero"


Que por mayo era, por mayo, 
cuando hace la calor, 
cuando los trigos encañan 
y están los campos en flor, 
cuando canta la calandria 
y responde el ruiseñor, 
cuando los enamorados 
van a servir al amor; 
sino yo, triste, cuitado, 
que vivo en esta prisión; 
que ni sé cuándo es de día 
ni cuándo las noches son, 
sino por una avecilla 
que me cantaba el albor. 
Matómela un ballestero; 
déle Dios mal galardón.

"Romance del Conde Olinos"



Madrugaba el Conde Olinos, 
mañanita de San Juan, 
a dar agua a su caballo 
a las orillas del mar. 
Mientras el caballo bebe 
canta un hermoso cantar: 
las aves que iban volando 
se paraban a escuchar;
caminante que camina 
detiene su caminar; 
navegante que navega 
la nave vuelve hacia allá. 
Desde la torre más alta 
la reina le oyó cantar: 
-Mira, hija, cómo canta 
la sirenita del mar. 
-No es la sirenita, madre, 
que esa no tiene cantar; 
es la voz del conde Olinos, 
que por mí penando está. 
-Si por tus amores pena 
yo le mandaré matar, 
que para casar contigo 
le falta sangre real.
-¡No le mande matar, madre;
no le mande usted matar,
que si mata al conde Olinos
juntos nos han de enterrar!
-¡Que lo maten a lanzadas
y su cuerpo echen al mar!
Él murió a la media noche;
ella, a los gallos cantar.
A ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar,
y a él, como hijo de condes,
unos pasos más atrás.
De ella nace un rosal blanco;
de él, un espinar albar.
Crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.
La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.
De ella naciera una garza;
de él, un fuerte gavilán
Juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan par a par.

"Romance del Conde Arnaldos"



Quién hubiera tal ventura
 sobre las aguas del mar,
 como hubo el conde Arnaldos
 la mañana de san Juan

 yendo a buscar la caza
 para su falcón cebar,
 vio venir una galera
 que a tierra quiere llegar

 las velas trae de seda
 jarcias de oro torzal
 áncoras tiene de plata
 tablas de fino coral

 marinero que la guía
 diciendo viene un cantar
 que la mar ponía en calma
 los vientos hace amainar

 las aves que van volando
 al mástil vienen posar
 los peces que andan al fondo
 arriba los hace andar.

 Allí habló el infante Arnaldos
 bien oiréis lo que dirá
 "Por tu vida el marinero
 dígasme ahora ese cantar"

 Respondiole el marinero
 tal respuesta le fue a dar
 "Yo no digo mi canción
 sino a quien conmigo va"

  

"Romance de la buena hija"


Paseábase el buen conde
todo lleno de pesar,
cuentas negras en sus manos 
do suele siempre rezar,
palabras tristes diciendo,
palabras para llorar:
-Véoos, hija, crecida,
y en edad para casar;
el mayor dolor que siento
es no tener que os dar.
-Calledes, padre, calledes,
no debéis tener pesar,
que quien buena hija tiene
rico se debe llamar,
y el que mala la tenía
viva la puede enterrar, 
pues amengua su linaje
que no debiera amenguar,
y yo, si no me casare,
en religión puedo entrar.