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lunes, 29 de diciembre de 2014

ANTÍFONA



Ven, reina de los besos, flor de la orgía, 
amante sin amores, sonrisa loca... 
Ven, que yo sé la pena de tu alegría 
y el rezo de amargura que hay en tu boca.

Yo no te ofrezco amores que tú no quieres; 
conozco tu secreto, virgen impura; 
Amor es enemigo de los placeres 
en que los dos ahogamos nuestra amargura.

Amarnos... ¡Ya no es tiempo de que me ames! 
A ti y a mí nos llevan olas sin leyes. 
¡Somos, a un mismo tiempo, santos e infames; 
somos, a un tiempo mismo, pobres y reyes!

¡Bah!  Yo sé que los mismos que nos adoran 
en el fondo nos guardan igual desprecio. 
Y justas son las voces que nos desdoran... 
Lo que vendemos ambos no tiene precio.

Así, los dos: tú, amores, yo poesía, 
damos por oro a un mundo que despreciamos... 
¡Tú, tu cuerpo de diosa; yo, el alma mía!... 
Ven y reiremos juntos mientras lloramos.

Joven quiere en nosotros Naturaleza 
hacer, entre poemas y bacanales, 
el imperial regalo de la belleza, 
luz, a la oscura senda de los mortales.

¡Ah! Levanta la frente, flor siempre viva, 
que das encanto, aroma, placer, colores... 
Diles, con esa fresca boca lasciva..., 
¡que no son de este mundo nuestros amores!

Igual camino en suerte nos ha cabido, 
un ansia igual nos lleva que no se agota, 
hasta que se confundan en el olvido, 
tu hermosura podrida, mi lira rota.

Crucemos nuestra calle de la Amargura 
levantadas las frentes, juntas las manos... 
¡Ven tú conmigo, reina de la hermosura! 
¡Hetairas y poetas somos hermanos!




domingo, 28 de diciembre de 2014

LA MUJER SEVILLANA



                I
              CARMEN

Cuando al caer la tarde, como un suspiro, orea
los rumorosos patios del barrio de Triana,
y el cabello de Carmen, que de negro azulea,
y sus ojos, en donde amor florece y grana...

Envuelto en ese halo de gracia, que defiende
al hombre que es amado de una mujer hermosa,
pasa Antonio; y, en una larga mirada, enciende
el alma y las mejillas de Carmen, ruborosa.

Ella lo ve alejarse, sintiendo confundido
al latir de su pecho el paso conocido.

Y al rezar el Rosario, y al regar las macetas,
un nombre la perturba con delicias secretas...

Y sola ante el espejo -confesará mañana-,
prende en su negro pelo una rosa temprana.

                  II
              ROSARIO

«Los hombres son los hombres». Y hay cosas en la vida...
Ante tales razones, Rosario, convencida,
inclina a la costura la gallarda cabeza,
donde luce una rosa que envidia su belleza.

Y a pensar en su hogar, limpio como un espejo,
que ella cuida y encanta sólo con el reflejo
de su gracia... Rosario lo que es el mundo ignora.
Cuando Juan viene, ríe.  Si Juan se tarda, llora.

él, que la quiere mucho, aunque lo diga poco,
vuelve siempre a la sombra del amor verdadero.
Ella espera, y el nido amante y dulce cuida,

donde crece la planta de su cariño loco.
Y Juan no viene acaso aquella noche; pero...
«Los hombres son los hombres».  Y hay cosas en la vida...

                  III
                 ANA

¿Conocéis la leyenda que atribuye a Santa Ana
la invención del puchero?... ¿Y aquella otra, llena
de aroma y gracia, de una hierba que es buena,
en competencia con otra que es mejor, Ana?

Y en la ruda corteza de los augustos robles
viendo gotas de lluvia resbalar como llanto,
¿pensasteis en los rostros arrugados y nobles
de las abuelas, reinas-madres, que amaron tanto?...

Todo ello se evoca viendo a esta vieja santa,
a quien nimba una lumbre de hogar inextinguida,
bajo la gracia pura del sevillano cielo...

Y aun, con alegres cuentos, al nietecillo encanta;
y aun, heroica, conserva, al final de la vida,
la sonrisa en los labios y la rosa en el pelo.

Manuel Machado


viernes, 26 de diciembre de 2014

ENCAJES


Alma son de mis cantares, 
tus hechizos... 
Besos, besos 
a millares. Y en tus rizos, 
besos, besos a millares. 
¡Siempre amores! ¡Nunca amor!

Los placeres 
van de prisa: 
una risa 
y otra risa, 
y mil nombres de mujeres, 
y mil hojas de jazmín 
desgranadas 
y ligeras... 
Y son copas no apuradas, 
y miradas 
pasajeras, 
que desfloran nada más.

Desnudeces, 
hermosuras, 
carne tibia y morbideces, 
elegancias y locuras...

No me quieras, no me esperes... 
¡No hay amor en los placeres! 
¡No hay placer en el amor!




martes, 23 de diciembre de 2014

LA REINA MARÍA LUISA



Al contemplar la juventud forzada
de este cuerpo flexible y aun ligero,
la inclinación garbosa del sombrero
y el fuego inextinguido en la mirada...

Aun es gallarda la apostura, aun tiene
gentil empaque la real persona
de esta arrogante vieja, esta amazona,
mejor montada de lo que conviene.

Y en vano esta cabeza un poco loca
pierde el cabello, y súmese esta boca,
y de estos ojos el mirar se empaña...

Con su uniforme —rojo y negro—, ella
siempre será la suspirada y bella
María Luisa de Borbón, de España.


viernes, 19 de diciembre de 2014

EN LA MUERTE DE JULIO RUELAS



Ahora empezó, Ruelas, tu vida... (Fue su vida
un morir de deseos atropellados y un
matarse de embriagueces de mil suertes, según
era su sed... Corrió tras la escondida
agua nunca probada y siempre oída.)

Mientras tú duermes, vela la Humanidad tu sueño
(diría Rueda, un vate campesino, risueño
y panteísta ... ). Yo, religioso, confío
en otro reino fuera de este Mundo. Es el mío
también; es el de todos los que adoran el Arte,
cuyo palacio tiene que estar en otra parte...

Hasta luego, Ruelas.  A pesar de lo feo,
del mal y de la muerte, quiero creer, y creo.


jueves, 18 de diciembre de 2014

ADELFOS



Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron 
—soy de la raza mora, vieja amiga del Sol—, 
que todo lo ganaron y todo lo perdieron. 
Tengo el alma de nardo del árabe español.

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna 
en que era muy hermoso no pensar ni querer... 
Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna... 
De cuando en cuando, un beso y un nombre de mujer.

En mi alma, hermana de la tarde, no hay contornos...; 
y la rosa simbólica de mi única pasión 
es una flor que nace en tierras ignoradas 
y que no tiene aroma, ni forma, ni color.

Besos ¡pero no darlos!  Gloria.... ¡la que me deben! 
¡Que todo como un aura se venga para mí! 
¡Que las olas me traigan y las olas me lleven, 
y que jamás me obliguen el camino a elegir!

¡Ambición! No la tengo. ¡Amor! No lo he sentido. 
No ardí nunca en un fuego de fe ni gratitud. 
Un vago afán de arte tuve... Ya lo he perdido. 
Ni el vicio me seduce ni adoro la virtud.

De mi alta aristocracia dudar jamás se pudo. 
No se ganan, se heredan, elegancia y blasón... 
Pero el lema de casa, el mote del escudo, 
es una nube vaga que eclipsa un vano sol.

Nada os pido. Ni os amo ni os odio. Con dejarme, 
lo que hago por vosotros, hacer podéis por mí... 
¡Que la vida se tome la pena de matarme, 
ya que yo no me tomo la pena de vivir! ...

Mi voluntad se ha muerto una noche de luna 
en que era muy hermoso no pensar ni querer... 
De cuando en cuando un beso, sin ilusión ninguna. 
¡El beso generoso que no he de devolver!

París, 1899

                                   Manuel Machado


miércoles, 17 de diciembre de 2014

ABEL



El campo y el crepúsculo. Una hoguera,
cuyo humo lentamente al cielo sube.
En la pálida esfera
no hay una sola nube.

La tristeza infinita
efluye de la humilde
hierba del suelo. Invita
a llorar el rumor de la arboleda...

Se va el día, y se queda
la tristeza infinita.

Junto de la corriente,
desnudo y muerto, yace
Abel... Y la primera
sangre vertida seca el sol poniente.

El humo al cielo sube,
callado, de la hoguera...
Y baja como un duelo soberano
la noche a la pradera...
«¡Caín! ¡Caín! ¿Qué has hecho de tu hermano?»


martes, 16 de diciembre de 2014

A VILLAESPESA, QUE CORRÍA EL MUNDO



Francisco Villaespesa, compañero
a mar, a viento y luz, osado un día...
En la flota gentil de la Poesía,
conmigo capitán y marinero.

Fija la vista en el polar lucero,
de mar y viento y luz en la armonía
tu nave surca aún, mientras la mía
volvió cansada del afán primero.

¿Qué oro a tus piedras? ¿Qué a tus lienzos marco
tallaré dignos, Villaespesa, a hora
de sombras tibias y de paz discreta?...

Oriflama será para tu barco
este dictado, en la invencible prora,
grato a la luz, al viento, al mar: « ¡Poeta! »


Manuel Machado





lunes, 15 de diciembre de 2014

CANTE HONDO



A todos nos han cantado,
en una noche de juerga,
copias que nos han matado

Corazón, calla tu pena:
a todos nos han cantado
en una noche de juerga.

Malagueñas, soleares
y seguiriyas gitanas...
Historia de mis pesares
y de tus horitas malas.

Malagueñas, soleares
y seguiriyas gitanas...

Es el saber popular,
que encierra todo el saber:
que es saber sufrir, amar,
morirse y aborrecer.

Es el saber popular,
que encierra todo el saber.


domingo, 14 de diciembre de 2014

Van-Dick Un Príncipe de la casa de Orange



A este joven señor, tan bellamente
vestido, blanco el traje y la gorguera,
blanca la tez, envuelve en luz poniente
el oro viejo de su cabellera.

De su apostura la elegante gracia
tiene una laxitud de laxitudes,
y en el pecho, podridas, las virtudes
de su clara y fatal aristocracia.

Tedio y desdén en la orgullosa frente,
vago pesar en la mirada infausta....
lujosísima espada en joyas rica.

Cruza una banda el busto indiferente.
Blanca mano espectral, de sangre exhausta,
y en la mano un limón, que significa...


sábado, 13 de diciembre de 2014

PIERROT Y ARLEQUÍN



Pierrot y Arlequín,
mirándose sin
rencores,
después de cenar,
pusiéronse a hablar
de amores.
Y dijo Pierrot:
—¿Qué buscas tú?
          —¿Yo?...
¡Placeres!
—Entonces, no más
disputas por las
mujeres.
Y sepa yo, al fin,
tu novia, Arlequín...
—Ninguna.
Mas dime, a tu vez,
la tuya.
      —¡Pardiez!...
¡La Luna!

viernes, 12 de diciembre de 2014

CARLOS V


El que en Milán nieló de plata y oro
la soberbia armadura; el que ha forjado
en Toledo este arnés; quien ha domado
el negro potro del desierto moro...

El que tiñó de púrpura esta pluma
—que al aire en Mulberg prepotente flota—,
esta tierra que pisa y la remota
playa de oro y de sol de Moctezuma...

Todo es de este hombre gris, barba de acero,
carnoso labio, socarrón y duros
ojos de lobo audaz, que, lanza en mano,

recorre su dominio, el orbe entero,,
con resonantes pasos, y seguros.
En este punto lo pintó el Tiziano.




jueves, 11 de diciembre de 2014

LA ANUNCIAClÓN



La campanada blanca de maitines
al seráfico artista ha despertado,
y, al ponerse a pintar, tiene a su lado
un coro de rosados querubínes.

Y ellos le enseñan cómo se ilumina
la frente y las mejillas ideales
de María, los ojos virginales,
la mano transparente y ambarina.

Y el candor le presentan de sus alas
para que copie su infantil blancura
en las alas del ángel celestial,

que, ataviado de perlinas galas,
fecunda el seno de la Virgen pura,
como el rayo del sol por el cristal.

Manuel Machado


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Los Fusilamientos de la Moncloa



Él lo vio... Noche negra, luz de infierno...
Hedor de sangre y pólvora, gemidos...
Unos brazos abiertos, extendidos
en ese gesto del dolor eterno.

Una farola en tierra, casi alumbra
con un halo amarillo que horripila,
de los fusiles la uniforme fila
monótona y brutal en la penumbra.

Maldiciones, quejidos... Un instante
primero que la voz de mando suene;
un fraile muestra el implacable cielo.

Y en convulso montón agonizante,
a medio rematar, por tandas viene
la eterna carne de cañón al suelo.

Manuel Machado



martes, 9 de diciembre de 2014

EL CABALLERO DE LA MANO AL PECHO


Este desconocido es un cristiano
de serio porte y negra vestidura,
donde brilla no más la empuñadura
de su admirable estoque toledano.

Severa faz de palidez de lirio
surge de la golilla escarolado,
por la luz interior iluminada
de un macilento y religioso cirio.

Aunque sólo de Dios temores sabe,
por que el vitando hervor no le apasione,
del mundano placer perecedero,

en un gesto piadoso y noble y grave,
la mano abierta sobre el pecho pone,
como una disciplina, el caballero.






viernes, 5 de diciembre de 2014

El hombre de la máscara de hierro


Te vuela el alma o esa cosa que decimos:
el alma. Y tienes alas y aprendiste a volar.
Centellas de tus brazos o poemas
alzan al cielo –adiós, adiós la tierra- la blanca catedral.

Un andamiaje de álamos nocturnos;
vas, en una calesa hasta el túnel lunar;
te vuela la camisa con el alma, y tu pecho
es todo el cielo, y una segunda realidad
-a la que se despierta en la vigilia-
te abre sus puertas.
Y cuando vas a entrar
hallas al hombre de la máscara de hierro
hallas al hombre de la máscara de hierro
hallas al hombre de la máscara de hierro
hallas al hombre de la máscara de hierro…


lluvia